Última oportunidad para digitalizar y transformar el sector público
La digitalización de la Administración es uno de los principales retos que, sin duda, el sector público tiene por delante. Aunque siempre es deseable que este tipo de procesos de transformación se realicen de forma gradual, el momento ha llegado.
La gran cantidad de fondos que se prevé lleguen a nuestro país a través del fondo Next Generation van a generar tal avalancha de trámites y procesos que la estructura actual de la Administración parece difícil que pueda absorber.
Ya lo hemos visto durante la pandemia, por ejemplo, con la tramitación de los ERTE. Algunas administraciones autonómicas han hecho de la necesidad virtud y han implantado procesos de robotización para agilizar los trámites.
Tecnologías como la inteligencia artificial (IA), que en el sector privado empiezan a ser una realidad, se están usando de forma incipiente en el ámbito público. No es extraño que sólo el 33% de las Administraciones hayan implementado este tipo de soluciones, según recoge un estudio elaborado por EY para Microsoft sobre el uso de la IA.
Sin embargo, el 80% de las organizaciones españolas del sector público encuestadas tiene claro que esta tecnología será clave en los próximos meses.
Sí, la pandemia de la Covid 19 nos ha enseñado cómo las tecnologías de automatización inteligente e inteligencia artificial pueden ofrecer resultados visibles y concretos en tiempos muy reducidos, aumentando la flexibilidad de las TIC para dar respuesta a las necesidades de los servicios públicos digitales.
Los resultados a corto plazo que se han obtenido en estos casos deben hacernos mirar más a largo para comprender la importancia de la gestión del cambio.
La Covid-19 nos ha enseñado que las tecnologías de automatización inteligente pueden ofrecer resultados visibles en tiempos reducidos.
Como en todo proceso de transformación, las estructuras organizativas se resienten y se estresan y por eso resulta necesario abordar procesos de reskilling y upskilling que permitan dotar a los empleados públicos de las competencias y capacidades necesarias para realizar sus nuevas funciones.
La aplicación de la IA en el sector público va a suponer una importante revolución. Para ello es imprescindible que cada administración defina su propia hoja de ruta en función de su nivel de madurez digital actual.
Esta estrategia debe estar diseñada con una visión holística. No se trata tan solo de incorporar nuevas tecnologías, la IA supone un nuevo modo de hacer las cosas, donde, por ejemplo, las personas se encargarán de desarrollar tareas de mayor valor añadido (asesorar a los ciudadanos, mejorar los procedimientos, entre otras muchas), dejándolas tareas de “menor valor” a estas tecnologías.
Por lo tanto y en base a todo lo anterior, la visión transformadora en el sector público deberá ser global ineludiblemente, siendo una pieza fundamental la gestión del cambio en todo este proceso.
En este proceso de definición de la estrategia existe un riesgo claro de generar un sector público a dos velocidades. Las tecnologías de IA tienen la característica de poder producir grandes cambios en un corto periodo de tiempo, pero la capacidad de adopción de estas tecnologías es muy diferente en función de los diferentes niveles de la administración.
Pensemos que la Administración General del Estado, las Comunidades Autónomas, los Ayuntamientos o las Diputaciones disponen de diferentes capacidades organizativas, técnicas o económicas, lo que no garantiza que el despliegue de estas tecnologías se pueda efectuar de un modo homogéneo por nuestras administraciones.
Si no queremos generar un sector público a dos velocidades, es imprescindible que diseñemos estrategias que garanticen el acceso a estas tecnologías a todos los niveles.
En este proceso hay un factor que marcará la clave para evitar que, como decíamos anteriormente, las estructuras organizativas se resientan. No es otro que la comunicación, que se alza como pilar fundamental para gestionar la transición del mundo “determinístico”, marcado por las tecnologías actuales, al “probabilístico” (el de las tecnologías basadas en IA) y de la automatización de muchas actuaciones.
Lo bueno de este proceso es que contamos con una estrategia global, la Agenda Digital España 2025, presentada en el mes de julio y, además, en breve dispondremos de los instrumentos que proporcionen el plan de recuperación, transformación y resiliencia.
El tiempo de los proyectos pilotos está terminando, disponemos de un nivel de madurez de estas tecnologías más que suficiente para comenzar a efectuar un uso intensivo de las mismas. Ahora es el momento.
** Manuel Márquez es Socio responsable de Consultoría de Sector Público de EY y Luis María Bautista es Director de Consultoría de Sector Público de EY