Cada cierto tiempo es habitual ver imágenes de ciudades en el resto del mundo de estanterías vacías en los supermercados, con motivo de un desastre natural; como un huracán, un seísmo o inundaciones. En esos momentos se pone a prueba la capacidad de reacción de la sociedad, enfocada a la resiliencia de sus sectores productivos y de servicios.
En España, en este caso en Madrid, la crisis de la Covid-19 provocó que, ante la amenaza del desabastecimiento, miles de ciudadanos se dirigieran a comprar de forma compulsiva a supermercados y grandes superficies, en un gesto, que a pesar de ser inusual, se nos hizo comprensible.
En este sentido, es digno de valorar el comportamiento del comercio en general durante ese periodo tan convulso en nuestra ciudad, sin desfallecer a pesar de las dificultades que todos estábamos atravesando.
Pero si hay que destacar alguna conducta en especial, es la de algunas empresas como Mercamadrid, una empresa pública donde conviven más de 850 compañías privadas, o de los mercados municipales así como, en realidad, de todo nuestro zócalo comercial.
En Mercamadrid, ante un intenso aumento de la demanda de productos esenciales, no se produjo ni una sola ruptura de stock, asegurando con ello que nuestros mercados municipales siempre estuvieran plenamente abastecidos, además de garantizar en todo momento el abastecimiento para los 12 millones de personas que dependen de ello.
Nuestros mercadillos municipales, por su parte, una vez abrieron sus puertas, también cumplieron perfectamente su función. Y por último, el comercio local estuvo en primera línea ofreciendo bienes y servicios de calidad, y vendiendo con seguridad, digitalizándose en cuestión de horas muchas veces y llevando la compra a los mayores y enfermos desde el primer día del estado de alarma.
Hablamos de un esfuerzo enorme, que ha supuesto para todos elevar sus costes para continuar ofreciendo sus servicios. Todos han implementado nuevos protocolos de seguridad e higiene, y eso conlleva un extra sobre el beneficio que se tenía en épocas anteriores. El problema es que no se ha elevado ese coste manteniendo el beneficio, sino que se ha elevado mientras las ventas, en algunos casos, han caído. El esfuerzo realizado por el sector comercial, hostelero y de alimentación ha sido enorme.
Todos han implementado nuevos protocolos de seguridad e higiene, y eso conlleva un extra sobre el beneficio que se tenía en épocas anteriores
Mercamadrid duplicó su personal dedicado a la seguridad higiénico-sanitaria, garantizó el material de protección para sus trabajadores y colaboró estrechamente con la Unidad Militar de Emergencia para mantener la unidad alimentaria a pleno rendimiento a pesar de las circunstancias; los mercados municipales instauraron nuevos protocolos, contrataron personal de seguridad para evitar las aglomeraciones y elevaron su capacidad de reparto, o con nuevo personal o elevando el número de horas de sus jornadas de trabajo.
Los comercios se han adaptado para que todos podamos acudir con seguridad, lo mismo que el esfuerzo realizado por los hosteleros reconvirtiendo sus negocios.
Si la crisis de la Covid-19 puede tener alguna lectura positiva, dentro de toda de la desolación que ha generado, es la de poner en valor a nuestros comerciantes y a nuestro comercio de proximidad por su servicio y por la calidad de sus productos. También por vertebrar la ciudad; por ser una enseña de nuestra ciudad; por hacer de Madrid una ciudad más segura; por permitirnos comprar desde la puerta de tu casa sin tener que coger el coche y así contaminar menos y ser medioambientalmente más sostenibles, por vender unos productos frescos de nuestro país que tienen parte de responsabilidad de que tengamos una de las esperanzas de vida más altas del planeta; por el empleo que crean y; no menos importante, por los impuestos que pagan y que hacen que todos podamos disponer de mejores servicios públicos como los sanitarios.
Por ello, en Navidad demostremos nuestro agradecimiento a nuestros comerciantes efectuando nuestras compras en un comercio local. Se lo debemos.
*** Miguel Ángel Redondo es delegado del Área de Gobierno de Economía, Innovación y Empleo del Ayuntamiento de Madrid.