El acuerdo de Nochebuena sobre el 'brexit' entre la Unión Europea y el Reino Unido ha creado un área de cuasi-librecambio económico si, como parece, lo aprueban los parlamentos inglés y europeo y lo ratifican los 27 países de la UE.
Las mercancías de uno y otro lado no tendrán aranceles ni cuotas. Las personas podrán circular entre los dos territorios sin visa para menos de tres meses. Todo ello es importante y bueno, pero no lo mejor. Los controles fitosanitarios, de calidad y burocráticos pueden distorsionar este acuerdo.
El turismo de temporada se puede mantener. Otra cosa son las residencias permanentes de los ciudadanos de un territorio en el otro que quedarán sujetos a las regulaciones locales y a futuros acuerdos.
Pero no es el final. Dos economías como la europea y la del Reino Unido tan entrelazadas no pueden vivir una a espaldas de la otra. Habrá que mejorar sus relaciones. Lo pedirán los empresarios de uno y otro lado y lo impulsarán los consumidores de los dos.
Por ejemplo, en el turismo España e Inglaterra, respetando las reglas comunitarias, tendrán que negociar condiciones favorables para ambas. El turismo no sólo es un negocio español, los turoperadores, los transportistas e inversionistas están a caballo de las dos economías. Hay mucho que perder.
Dos economías como la europea y la del Reino Unido tan entrelazadas no pueden vivir una a espaldas de la otra. Habrá que mejorar sus relaciones
Jubilados ingleses tienen su segunda residencia en España y la Seguridad Social de ésta y la del Reino Unido tienen que acordar cómo se los atiende. Hay muchos profesionales españoles trabajando en la Gran Bretaña y tendrá que aclararse cuáles son sus condiciones. No hay tantos ingleses ejerciendo su profesión en España. Pero también querrán despejar su futuro.
Gibraltar no está en la Unión Europea pero su relación económica con Andalucía es evidente. Habrá que regularla por el bien de todos. Las inversiones españolas en servicios (por ejemplo, aeroportuarios y financieros) en el Reino Unido son altas.
Ferrovial, ACS y el Banco de Santander o el de Sabadell son fuertes allí. El Gobierno español tendrá que asegurar un trato equitativo para ellas. El Reino Unido es el segundo inversor en España después de Suiza. Inversiones en materias diversas como las inmobiliarias. Las compras por particulares y fondos ingleses han sido una constante en estos años.
En términos de empleo, algo que nos interesa mucho, las inversiones británicas en nuestro país suponen unos 250.000 empleos (el 60% directos), nada despreciable.
Las inversiones británicas en nuestro país suponen unos 250.000 empleos (el 60% directos), nada despreciable
La ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, es una experta en Comercio internacional; ha trabajado en la UE en materia de comercio y acuerdos internacionales, en la OMC (Organización Mundial del Comercia) y fue siete años directiva ejecutiva del ITC (Centro de Comercio Internacional).
No es inexperta en materia de negociación comercial entre distintas economías. Debería aplicar su experiencia en los acuerdos 'postbrexit', tanto con sus colegas de Europa conjuntamente, cómo en las relaciones bilaterales España-Reino Unido. Es urgente iniciar los contactos inmediatamente.
El 7% de nuestras ventas van a parar a ese país. En algunos casos como Murcia o la Comunidad Valenciana es mucho más. Este año por causa del Brexit y la pandemia se observa una caída de esas exportaciones. Es urgente frenar esta tendencia. La diplomacia económica (por cierto, objeto de la tesis del Presidente Sánchez) debe desplegarse a toda velocidad.
Siempre se ha dicho que la política exterior es uno de los 'asuntos de Estado' que Gobierno y oposición deben consensuar y dentro de ella la defensa de los intereses económicos nacionales debe basarse en un amplio acuerdo parlamentario. Ahora que Sánchez tiene aprobados sus presupuestos, es el momento de concertar los esfuerzos comunes del PSOE y el PP en este campo.
No estaría de más un acuerdo para actuar conjuntamente en la Unión Europea y en los acuerdos bilaterales. Sería una muestra de sensatez por ambos.
Igualmente, el esfuerzo debe contar con aquellos que conocen mejor que nadie los intereses económicos de sus sectores: las patronales, las Cámaras de Comercio, los inversores, empresas y representantes de personas con intereses en los diversos sectores.
Es necesario un plan estratégico económico postbrexit, lo mismo que lo es el de las inversiones europeas. Quizás es el momento de coordinarlos.
*** José Ramón Pin es profesor del IESE.