El año 2020 estuvo completamente marcado por la pandemia de la Covid-19. El recién estrenado 2021 también lo estará, pero de una forma bien diferente. Si el año pasado fue el de la sorpresa, el miedo, la incertidumbre, el debate sobre el modelo para hacer frente a la epidemia y la acción individual de cada país, el "sálvese quien pueda", el año 2021 va a ser un año de esperanza, de determinación para liquidar la pandemia a través de la vacunación masiva de la población y de una acción coordinada de los países para conseguirlo, al menos a escala europea.
Pero, en todo caso, será un año "dual". En una primera parte del año, será algo parecido a una repetición de lo que hemos vivido desde el verano. Un "más de lo mismo", en el mejor de los casos.
En una segunda parte, se zanjará la pandemia cuando se llegue a un nivel razonable de vacunaciones y la economía se recuperará de forma vigorosa, por los motivos que señalaré más adelante. La fecha que determine el paso de una etapa a la otra no será exógena. Dependerá de lo que hagamos como país, de forma coordinada con nuestros socios europeos, para alcanzar un nivel vacunación compatible con la inmunidad de rebaño.
La primera parte, más de lo mismo
Mientras no llegue ese nivel de vacunación, el virus seguirá campando a sus anchas. Pero ¿en qué escenario? ¿El de la primera ola (marzo-mayo)? ¿El de la etapa dulce de tregua entre las olas (junio-julio)? ¿o el de la segunda ola (julio-diciembre)? Para responder a esa pregunta conviene hacer un balance del final de año.
En lo que se refiere a la economía, es imposible hacer ese balance porque no conoceremos la EPA y el PIB del cuarto trimestre hasta el 28-29 de enero, y los datos de turismo, de comercio minorista o de producción industrial hasta primeros de febrero. Pero, en lo que se refiere a la pandemia, sí podemos hacerlo.
Y dicho balance, recogido en la Tabla1, es bastante negativo. He señalado en rojo los países o áreas económicas que han empeorado en diciembre con respecto al mes de noviembre, que ya había sido el peor mes de la pandemia. En color verde, los que han mejorado y en negro los que no han cambiado sustancialmente en el último mes del año. De la lectura de la tabla 1 podemos sacar las siguientes conclusiones:
- El mundo, en su conjunto, ha empeorado en el mes de diciembre (+20 millones), el peor mes desde que empezó la epidemia, alcanzando casi una cuarta parte de todos los casos registrados en los once meses anteriores, lo que demuestra que la pandemia ésta está lejos de estar controlada;
- En los países que empeoran destaca EEUU que, en clara tercera ola, ha crecido en 2 millones más de casos que en noviembre. También Brasil, Turquía, Rusia, y buena parte de Latinoamérica (Colombia, México, etc.), excepto Argentina, han empeorado significativamente;
- Europa mejora, en general, con la excepción de Alemania, Finlandia y, especialmente Reino Unido, que ya está en tercera ola, con su amenazadora nueva variante. También mejoran la India y Argentina;
- Se ha producido un preocupante empeoramiento de países que habían sido exitosos, como Japón y Corea del Sur, que han multiplicado sus casos en este mes;
- Los países más exitosos y que sólo han tenido una ola (China, Vietnam, Australia y Nueva Zelanda) siguen controlando la situación.
Pese a que Europa ha mejorado en comparación con noviembre, la tendencia dentro del mes, tampoco es buena. Tal y como recogen el gráfico y la tabla 2, los nuevos casos de los cinco grandes países europeos, la última decena ha sido en general peor que la primera o la segunda, excepto en Italia, que ha mostrado una tendencia decreciente a lo largo de todo el mes.
Todo apunta, por tanto, a que en España podemos vivir una tercera ola, parecida a la segunda, en la medida en que se han vuelto a repetir los errores que dieron lugar a aquella:
- Ir por detrás de la curva, con medidas de stop-and-go en función de la evolución de los casos, en vez de unas medidas preventivas para anticiparse a la curva;
- Débil control de fronteras (especialmente en el caso de Baleares y Canarias);
- Mal funcionamiento del rastreo (Radar Covid, rastreadores del Ejército…);
- Insuficiente uso del testeo a partir del análisis de las aguas residuales.
- Mal funcionamiento del testeo, tanto público como privado. En el caso público, porque se hacen fundamentalmente sobre los sintomáticos. En el caso privado, por los costes, tanto monetarios como de accesibilidad, los test privados en España se han convertido en un lujo.
Por ejemplo, una PCR personal cuesta lo mismo que 11-14 kg de gambones, una verdadera mariscada, algo que no está sucediendo en ningún país de nuestro entorno. Y seguimos con barreras para que los test de antígenos se puedan realizar bajo demanda de los ciudadanos, en las farmacias o en otros centros preparados para ello, como ocurre en otros países.
El escenario de la primera parte del año es bastante negativo. Pero puede ser incluso peor, si se confirma la hipótesis de que el Reino Unido se ha convertido en "la Italia de la tercera ola", es decir, en el país adelantado en la propagación de la nueva variante del virus, más contagiosa que la anterior.
El Reino Unido alcanzó los 859.000 casos en el mes de diciembre. Pero en los últimos 5 días ha superado los 270.000 casos, 54.000 de media cada día, saturando el sistema sanitario.
La segunda parte, despegue económico
Si se consigue la ansiada inmunidad de rebaño, el impacto económico será muy positivo. Al margen de que se continuará con la vacunación hasta que prácticamente toda la población esté protegida, alcanzar el 70% de inmunización supondrá un vuelco a la situación económica, tanto la actual como la que viviremos en la primera parte del año 2021, donde muchas empresas podrían situarse en una situación límite en ausencia de un programa temporal de ayudas directas a los sectores más afectados por las medidas de contención.
Pero, una vez se alcance ese nivel de inmunidad, en España (y otros países europeos) se puede dar la conjunción de una serie de factores positivos que podríamos denominar "la fiesta perfecta", en contraposición a las "tormentas perfectas" que hemos vivido en el pasado. Los siete factores que desatarían esa recuperación serían:
1. La reactivación de los proyectos de inversión de las empresas, de creación de nuevas, y de los planes inmobiliarios de las familias;
2. El aumento del consumo de los hogares, desembalsando el ahorro involuntario acumulado durante 2020 (en que se ha alcanzado una tasa de ahorro del 30%, frente al 8% habitual);
3. Una política monetaria que continuará siendo expansiva, en la medida en que no se produzcan tensiones inflacionistas.
4. Una política fiscal nacional expansiva, con un aumento del endeudamiento público apoyado con compras en el mercado secundario por parte del BCE.
5. Una política fiscal expansiva a escala europea, por primera vez, y una mutualización de facto de los riesgos de las deudas soberanas.
6. El final de la incertidumbre sobre un 'brexit' sin acuerdo y con un buen acuerdo que evita el establecimiento de aranceles sobre productos y servicios del Reino Unido y viceversa.
7. La salida de Trump de la Casa Blanca y su sustitución por Joe Biden, que reducirá, no sólo las tensiones geopolíticas, sino que mejorará el clima comercial tras los conflictos de los últimos años.
Conseguir esta reactivación económica requiere, como condición necesaria, aunque no suficiente, alcanzar ese nivel de inmunidad de rebaño a través de la vacunación. El presidente de Gobierno anunció que el 1 de julio se habría inmunizado al 70% de la población, unos 33 millones de españoles. Si, para hacer el objetivo más factible, excluimos a los que ya han pasado la enfermedad (unos 5 millones según el último estudio de seroprevalencia) y a los menores de 16 años (otros 8 millones) habría que vacunar a unos 20 millones de españoles.
Ello requiere 40 millones de dosis en apenas 6 meses, un ritmo de 218.000 dosis diarias, en todos y cada uno de los días, festivos y fines de semana inclusive. Hemos empezado mal. No sabemos cuántas dosis se han inoculado hasta la fecha en nuestro país. Israel ha vacunado a 1 millón de personas, más del 10% de su población. China a unos 4,5 millones, EEUU a 4,2 millones, Reino Unido a 1 millón y Alemania a casi 200.000. Incluso Portugal ya ha reportado 17.000 vacunados. España, una vez más, no ha proporcionado datos. Preocupante.
La vacunación rápida y masiva debe ser la prioridad absoluta de todos los gobiernos, tanto estatal como autonómicos. No se deben escatimar gastos, porque no hay inversión que pueda ser más rentable, tanto desde un punto de vista sanitario como económico. Y si hay que reforzar con contratos temporales, el uso del Ejército o la habilitación de espacios que faciliten la vacunación masiva, debería ponerse ya en marcha. Cada día de retraso supone un día más de pandemia y de crisis económica.