Preocupados por el 'brexit' y por el 'postbrexit', los ciudadanos europeos no están sensibilizados por otros acuerdos comerciales, aunque los hay y se mueven. Entre ellos, el bilateral UE-China que se está negociando desde 2014. Negociación comercial que debería acabar en estos días, pero pocos hablan de ella. Y es que el 'brexit' no es sino un movimiento más en el tablero geoeconómico que se está jugando.
Boris Johnson, el premier británico, confiaba en su primo americano para establecer lazos comerciales potentes al otro lado del Atlántico. Estaba claro con Trump en la presidencia estadounidense. Ahora, con Biden, hay que esperar.
El Gobierno chino que juega al Go, más que al ajedrez, sabe que su partida económico-comercial es a nivel mundial. ¿Es el supra-continente euroasiático el que se enfrenta al americano? Si eso se plantea como hipótesis, el movimiento de cada jugador estaría condicionado a la estrategia de ocupar territorio. La base del juego del Go; gana el jugador que ocupa más territorio.
Los japoneses tienen grandes relaciones con EEUU, pero el mercado euroasiático es demasiado grande para no tenerlo en cuenta
En esta partida EE.UU. intentaría confirmar la doctrina Monroe: “América para los americanos”, además de contar con Australia. Los euroasiáticos, con China y la UE como cabezas, una vez firmados los acuerdos entre ambos, intentarían mantener su influencia a través de relaciones tanto con Rusia como con el extenso territorio que hay entre ellos. Un territorio que en su historia fue persa-helénico-bizantino-indo-mongol-turco-islámico. En parte la Ruta de la seda. También intentarán ocupar económicamente los archipiélagos del sur de Asia hasta Filipinas.
En la frontera de estas dos entidades geoeconómicas, dos archipiélagos: el británico ante las costas de Europa y el japonés frente a China. El primero parece decantado por el bloque americano, aunque no puede prescindir de sus relaciones con Europa. De ahí la complejidad del 'brexit'.
Los japoneses, que también juegan al Go, están expectantes. Tienen grandes relaciones con EE.UU. pero el mercado euroasiático es demasiado grande para no tenerlo en cuenta. Sus relaciones comerciales con esa zona son tan importantes o más que con América.
África, por el momento queda a resultas de la contienda. Si se consolidan los dos bloques tratarán de repartírsela: el norte tendrá la influencia de los euroasiáticos, el sur de los británicos. En el centro influencias francesa, inglesa y portuguesa a decantar en el futuro. China seguirá intentando penetrar en su interior para conseguir las materias primas y energía que necesita, pero eso sólo será una anécdota en la historia económica global.
La pregunta es si la Unión Europea es consciente de su importancia en este juego y es capaz de elegir bien su posición
El Gobierno chino por su estructura política puede pensar a largo plazo. Por eso sus jugadas son de “mirada larga”. El acuerdo con la Unión Europea va en esa dirección. Eso no quiere decir que no intente mantener y aún reforzar sus relaciones económicas con EE. UU. y penetrar en el continente americano como sus relaciones con Venezuela o el envío de su vacuna a Argentina.
Pero ese Gobierno también sabe que son maniobras poco significativas debidas más al juego político, que es ajedrez, qué al económico, que es Go. Para seguir sacando millones de sus ciudadanos de la pobreza y hacer crecer su clase media necesita operaciones de mayor envergadura. De ahí el intento de consolidar la operación euroasiática.
La pregunta es si la Unión Europea es consciente de su importancia en este juego y es capaz de elegir bien su posición. Los ciudadanos europeos que gozan del mejor sistema de bienestar del planeta están instalados en su “ciudad alegre y confiada” ajenos a esta partida mundial... ¿y sus gobiernos?
2021 con sus novedades y la nueva normalidad nos irá despejando estas dudas. Primero con la firma, o no, del acuerdo chino-europeo. Segundo, con la deriva en geoeconomía de la administración Biden. Tercero, con los acuerdos 'postbrexit'.
Pero esos serán sólo movimientos a corto plazo. La corriente de fondo está marcada por la segunda (¿primera ya?) economía: la china. El problema no es su potencia económica, sino su filosofía política. Pero eso es otro juego; es pasar del Go geoeconómico al ajedrez geopolítico. La pregunta es si se pueden separar. El Go y el ajedrez son juegos distintos, pero en los dos son importantes tanto la inteligencia como el carácter y ambos van juntos.
*** José Ramón Pin es profesor del IESE