"Take my money and flush it down the drain". Nikki Sixx.
A cierre de este artículo el precio de Bitcoin, la criptomoneda digital, registraba una subida de más del 350% en los últimos doce meses y la capitalización del mercado de criptomonedas superaba el billón de dólares a nivel global.
Como suele ocurrir con casi todos los activos, los titulares se disparan cuando el precio sube y con ello las declaraciones de los bancos centrales. Las últimas declaraciones de Lagarde del BCE han sido especialmente agresivas, acusando a Bitcoin de “actividades condenables”, uso para blanqueo de dinero y de ser un activo altamente especulativo que debe ser “regulado globalmente”. Ante estas declaraciones e interés mediático conviene recordar una serie de factores:
Las criptomonedas son una respuesta al enorme exceso monetario implementado por los bancos centrales desde hace años. De hecho, el avance de estas criptomonedas está totalmente correlacionado con el aumento sin control de los balances de los bancos centrales.
No nos puede sorprender que, cuando el balance de los principales bancos centrales se ha disparado a más de 20 billones de dólares imponiendo tipos negativos reales y nominales, se dispare un activo que funciona como una start-up de moneda que no controlan dichos bancos centrales.
Una moneda que no está sujeta al proceso de destrucción de poder adquisitivo que llevan a cabo las autoridades monetarias ligadas a los gobiernos y que buscan generar inflación por decreto.
Es, como mínimo, sorprendente que se acuse a las criptomonedas de blanqueo de dinero. La inmensa mayoría del blanqueo de dinero a nivel global se hace con monedas fiduciarias, sobre todo las monedas de reserva, el dólar y el euro. Eso no nos lleva a demonizar dichas monedas.
Si alguien compra droga o armas ilegalmente con dólares n es una razón para prohibir el dólar ¿verdad? Bien, pues de la misma manera no se puede demonizar a Bitcoin o cualquier criptomoneda.
Nos dicen que es un activo altamente especulativo. Nadie lo duda. La enorme diferencia entre el Bitcoin y la expansión monetaria de los bancos centrales es que si Bitcoin cae o sube mucho solo le afecta a aquellos que invierten en dicho activo, muy pocas personas en el mundo. Sin embargo, la represión financiera y exceso monetario de los bancos centrales nos afecta a todos.
La enorme diferencia entre el Bitcoin y la expansión monetaria de los bancos centrales es que si Bitcoin cae o sube mucho solo le afecta a aquellos que invierten
Los bancos centrales del mundo deberían preocuparse por la enorme burbuja de bonos soberanos que han creado, con estados insolventes financiándose a tipos negativos de manera artificial, no por su calidad crediticia o solvencia.
Si mañana Bitcoin o Ethereum caen un 30% a casi nadie le afecta. Cuando se incentiva el endeudamiento, se manipula el coste del dinero y con ello se disfraza el nivel de riesgo real, los afectados son miles de millones de ciudadanos. Es todavía peor.
Cuando estalla una burbuja de exceso de riesgo creada por el aumento masivo de la masa monetaria y los tipos negativos, los millones de ciudadanos más afectados son los que ni invierten en bolsa ni en bonos.
Si Bitcoin fuera una burbuja y explotase no desencadenaría una crisis mundial, solo perderá su dinero aquel que haya invertido. Si explota la burbuja de deuda soberana impulsada por los bancos centrales la crisis va a ser enorme, profunda y, sobre todo, afectará a todos.
Si Bitcoin fuera una burbuja y explotase no desencadenaría una crisis mundial, solo perderá su dinero aquel que haya invertido
Por eso sorprende la virulencia y ataque de algunos bancos centrales a un activo (las criptomonedas) que es, según sus propias palabras, minoritario, especulativo y ridículo. ¿Ha escuchado ustedes a algún miembro de un banco central alertar ante el riesgo de comprar bonos de estados quebrados que tienen rentabilidad negativa? No. ¿Han escuchado a alguno criticar la subida exponencial de las valoraciones bursátiles sin respaldo de beneficios? Solo cuando dejan de trabajar en el banco central.
Si Bitcoin es un activo especulativo ¿Qué es una moneda que se emite sin otro respaldo que el de monopolizar la emisión de dinero? ¿Qué es un bono de un Gobierno en quiebra que cotiza con prima de riesgo negativa por la acción artificial del banco central?
En realidad, las criptomonedas no son nada más que una respuesta a la destrucción del poder adquisitivo de las monedas nacionales a beneficio de los gobiernos, que son los que se benefician de la inflación y la depreciación.
No es una casualidad que Bitcoi y otras criptomonedas hayan visto su demanda dispararse en países donde la acción gubernamental y monetaria busca activamente la destrucción del poder adquisitivo de la moneda.
Un ciudadano argentino, turco, iraní, venezolano sabe que el gobierno seguirá destruyendo su moneda como política nacional y, por lo tanto, se refugia en oro, plata, dólares o bitcoin.
Para un ciudadano europeo o estadounidense la volatilidad de las criptomonedas y su riesgo es algo que debe tenerse en cuenta, porque sus monedas son relativamente estables, pero un ciudadano de los más de 70 países que ven su moneda depreciarse anualmente más de un 10-20% y sus ahorros y salarios reales desaparecer no le preocupa tanto la volatilidad de bitcoin como la certeza de que su gobierno le va a hundir la moneda.
Las criptomonedas no son nada más que una respuesta a la destrucción del poder adquisitivo de las monedas nacionales a beneficio de los gobiernos
El problema es que a los gobiernos y bancos centrales no les gusta la competencia y quieren mantener el monopolio de la creación de dinero. ¿Para qué? Si el gobierno sabe que va a mantener la confianza y la seguridad en el poder adquisitivo y la fortaleza de la moneda no verá una amenaza o un problema en Bitcoin.
Si la política en el euro o el dólar es defender su fortaleza y su confianza, el Bitcoin desaparecerá solo ante la evidencia de que una moneda es más fiable, segura y con más valor. ¿Cuál es el problema? Que queda en evidencia que la política monetaria no busca preservar el poder adquisitivo de la moneda, sin erosionarlo a beneficio de los gobiernos. La inflación, el impuesto escondido. Por eso se ataca a Bitcoin.
Los gobiernos no quieren entender que una moneda no es un activo de reserva porque lo diga un político, sino porque lo deciden los ciudadanos cada día.
El proceso de transición de activo a moneda de uso generalizado no lo decide ni lo impone un gobierno. Lo decidimos todos y cada uno de nosotros cada día. Si Bitcoin no es una moneda lo decidiremos todos con el tiempo, no lo impondrá la represión. Ya veremos.
Si Bitcoin no es una moneda lo decidiremos todos con el tiempo, no lo impondrá la represión
La demanda de una moneda no la puede imponer un Estado, aunque se lo crea. Desde Argentina a Venezuela o la URSS, Iran etc la evidencia es que la represión gubernamental no solo no mantiene la demanda de la moneda, sino que la hunde.
La idea falaz de que un estado puede emitir toda la moneda que desee porque puede imponer su uso y su demanda está tan desmontada por la realidad que parece ridículo tener que debatirlo.
La idea de que prohibir y reprimir el uso de una criptomoneda la va a hacer desaparecer parece muy atractiva para un ente que busca mantener su monopolio, pero olvida que la inmensa mayoría de monedas que han desaparecido en los últimos 70 años eran precisamente monedas que el gobierno pretendía imponer con un valor que los ciudadanos sabían que era falso y sin demanda real.
Bitcoin y las criptomonedas son un activo volátil, arriesgado y complejo, pero no una herramienta de blanqueo de dinero. Son start-ups de moneda y su labor como alternativa se probará con el tiempo.
Su utilización, que se decía iba a desaparecer en poco tiempo, ha aumentado y los que decían hace cuatro años que iban a acabarse se han equivocado diametralmente. Y debemos diferenciar entre activo financiero como inversión (volátil, arriesgado) y como alternativa a las monedas controladas por Estados.
Bitcoin y las criptomonedas son un activo volátil, arriesgado y complejo, pero no una herramienta de blanqueo de dinero
Una moneda, para poder serlo, debe cumplir tres requisitos: Ser generalmente utilizada (aceptada por una mayoría), ser una reserva de valor (que permita preservar su valor, los salarios y ahorros en términos reales) y ser una unidad de medida (que sirva para medir valor pecuniario en transacciones).
Curiosamente, decenas de monedas gubernamentales en los últimos años incumplen los tres requisitos. Desde el peso argentino al bolivar venezolano y tantas otras monedas gubernamentales, hay en el mundo más de 70 monedas que no cumplen ninguno de esos requisitos y sin embargo siguen imprimiéndolas como si sirviera para algo, convirtiéndolas en papel inservible.
Los mismos que le dicen que las criptomonedas van a desaparecer les ocultan a vds que en los últimos veinte años han desaparecido más monedas gubernamentales que criptomonedas.
Me parece curioso leer a tanta gente en los mercados financieros aplaudir la represión, prohibición e intervención de las criptomonedas. Deberían tener cuidado con lo que desean, porque detrás de esa defensa de la represión viene la confiscación de sus ahorros y sus propiedades.
Si los bancos centrales y gobiernos prohíben las criptomonedas independientes, eso no va a fortalecer la confianza de los ciudadanos en su moneda nacional. Lo que hará es que acudan a oro, plata o cualquier reserva de valor antes que aceptar una moneda donde se erosiona el poder adquisitivo diariamente por diseño gubernamental.
Los bancos centrales saben perfectamente lo que acabo de escribir, y las críticas agresivas a Bitcoin vienen precisamente en un momento en el que saben que sus políticas no son eternas y sus herramientas limitadas pero que han creado un monstruo en los gobiernos que se ha acostumbrado a solucionar problemas de alto déficit con más déficit.
Los bancos centrales deben preocuparse menos por las criptomonedas y más por fortalecer su independencia y su moneda como reserva de valor y medio de pago valorado mundialmente. Eso solo se consigue recuperando la cordura monetaria y recordando que el objetivo de un banco central no es hacer que estados insolventes gasten sin control, sino facilitar la liquidez. Que no son el garante de primer recurso, sino el de último recurso.
Los bancos centrales deben preocuparse menos por las criptomonedas y más por fortalecer su independencia y su moneda como reserva de valor
Los bancos centrales deben escuchar más a los que queremos que sobreviva el dólar o el euro porque son monedas fiables y valiosas y escuchar menos a los que dicen hay que aumentar desequilibrios eternamente imponiendo la represión y la destrucción monetaria.
¿Por qué? Porque los que les dicen que pueden aumentar la masa monetaria eternamente y destruir la moneda sin consecuencias son los mismos que cuando defienden en Argentina, Turquía, Irán, Brasil o Venezuela la magia monetaria acuden a dar sus charlas cobrando en dólares.
Destruir el poder adquisitivo de una moneda no es una política social. Si les preocupa Bitcoin porque se fortalece al no aumentar su oferta agresivamente, aprendan que lo que preservará la existencia del euro o el dólar será exactamente eso, defender su poder adquisitivo, no hundirlo.
Bitcoin no es una amenaza, es una advertencia.