Han pasado ya más de 10 meses desde que Pedro Sánchez decretó el primer estado de alarma para contener la Covid-19 y todavía no es posible para cualquier español acudir a la farmacia y hacerse un test que le permita saber si tiene coronavirus y debe confinarse.

Afrontamos la tercera ola de la pandemia sin que se hayan podido solventar los problemas de Radar Covid, una app que se han descargado solo 6,4 millones de españoles, según los últimos datos del Ministerio de Economía, y ha rastreado un número muy limitado de casos. 

Por fin han llegado las vacunas, pero como advertía en este periódico Miguel Sebastián no será fácil alcanzar la meta de que el 1 de julio el 70% de la población de más de 16 años esté inmunizada. De momento, llevamos un retraso de 2,5 millones de dosis en su administración.

El ministro de Sanidad, Salvador Illa.

En una crisis en la que salud y economía van de la mano, el hecho de que tengamos una vacuna nos permite ver por fin la "luz al final del túnel", según dijo el jueves la vicepresidenta Nadia Calviño a los inversores en el Spain Investors Day.

Pero la clave es ahora cómo atajar el camino para salir de ese túnel que tenemos que recorrer. En el Ibex 35 hay preocupación porque la información que se maneja en los despachos de los altos ejecutivos apunta a que el ritmo de vacunación no está siguiendo la velocidad de las entregas de dosis por falta de recursos humanos.

Las grandes empresas creen que acelerar la vacuna es la única vía para salir del escenario desolador que vivimos en el que decenas de miles de personas han perdido su vida en España y alrededor de 1,5 millones han perdido su modo de vida al quedarse sin empleo o tenerlo 'hibernado'.

Gabriel Escarrer (presidente de Meliá y Exceltur) lanzó una alerta el pasado martes en su cuenta de Twitter: "¡España debería vacunar 300.000 personas al día para lograr una mínima normalidad en verano! Pedimos un Plan Nacional de Vacunación y un 'pacto social' público privado para gestionarlo, con un protocolo y recursos compartidos".

No está solo en esta demanda. En el Ibex 35 y en la CEOE hay ejecutivos que confían en que el Gobierno y las comunidades autónomas abran el proceso para que las empresas ayuden a acelerar este complejo proceso y gestionen la vacunación de sus empleados. Tanto es así que Antonio Garamendi viene defendiendo desde hace días que se aprovechen los 10.000 efectivos de las mutuas de trabajo para acelerar la vacunación.

El encargado de bajar esta idea al terreno ha sido José Carlos Lacasa, presidente de AMAT (Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo), que ha trasladado al Gobierno, a través del ministro José Luis Escrivá, su interés por participar en la vacunación de la Covid-19. Salvador Illa lo ha visto con buenos ojos. Y Bruselas también celebra la implicación del mundo de la empresa en la administración de la vacuna.

Salvador Illa, Pablo Isla, José María Álvarez Pallete, Nadia Calviño, José Carlos Lacasa, Gabriel Escarrer y José Luis Escrivá.

Son varias las comunidades autónomas que están valorando su colaboración con las mutuas porque supone incorporar a 6.800 enfermeras más al proceso de vacunación. Y además, contar con sus infraestructuras, puesto que tienen locales céntricos que funcionan como ambulatorios y 23 hospitales acondicionados.

Sin perder de vista que la distribución y administración de las dosis antiCovid-19 es muy compleja, una vez que España tenga inmunizada a su población más vulnerable (ancianos y personas de alto riesgo) y más expuesta al virus (sanitarios), si se logra una colaboración entre empresas y gobiernos se podría ir más allá en acelerar la vacunación.

No sería una idea descabellada después de que en los peores momentos de esta crisis sanitaria fueran las grandes corporaciones españolas, lideradas por Pablo Isla, las que salieron al auxilio del Gobierno para traer mascarillas y material sanitario a España o equipar el hospital del IFEMA con tecnología y mantas.

Sin embargo, sí es un proceso complejo porque hay que dotarlo de la seguridad suficiente para que la administración de la dosis sea correcta, no se vulnere la protección de datos del trabajador vacunado e incluso se establezca un canal para que el sector privado pueda comprar vacunas, si hay suministro suficiente para ello.

No sería descabellado que las empresas ayuden a vacunar después de que salieran al auxilio del Gobierno para traer mascarillas

Por estos motivos, las empresas interesadas en ayudar son conscientes de que es pronto para que se atienda a su solicitud. Pero la anticipación es clave en una buena gestión y ejecutivos como José María Álvarez Pallete van a tender la mano para gestionar la vacuna de sus empleados y llevar a cabo la vacunación en los términos que estipulen las autoridades sanitarias, según reconocen en Telefónica. También hay otras grandes empresas y bancos interesados en colaborar, aunque de momento sus movimientos son discretos.

Es una propuesta que el Gobierno debe tener sobre la mesa, ya que algunos virólogos están alertando del peligro que supone que una vez suministrada la primera dosis pase más tiempo del aconsejado para que el paciente reciba la segunda.

En Bruselas también hay preocupación porque existe el peligro de que las vacunas recibidas acaben perdiéndose por falta de recursos humanos si no se suministran a tiempo. Es decir, no hay tiempo que perder.

España es el quinto país de la Unión Europea con mayor mortalidad por Covid por detrás de Italia, Bélgica, Reino Unido y Rumanía. Pero en términos económicos, es el país que peor parado ha salido de esta crisis.

El responsable de análisis económico de España de BBVA Research, Rafael Doménech, lo dijo muy claro la semana pasada: es imprescindible acelerar la vacunación para no quedarse atrás en la recuperación que nuestros vecinos de la UE ya están iniciando en un trimestre en el que España crecerá un 0%.

Una vez más, la Covid-19 obliga a aparcar la ideología y reforzar la colaboración entre el Gobierno de coalición de izquierdas, las comunidades autónomas de todos los colores políticos y las empresas españolas. Debe ser así para salvar vidas y empleos.

ATENTOS A...

El secretario de Estado de España Global, Manuel Muñiz, ha conseguido encauzar la relación con el sector del turismo en estos últimos meses en los que las empresas de la llamada 'industria de la felicidad' se sienten abandonadas por el Gobierno pese a su interlocución fluida con la ministra Reyes Maroto.

Manuel Muñiz y Reyes Maroto.

Muñiz está impulsando una iniciativa para ir más allá de la ICC AOK Pass, la herramienta que reivindican las empresas turísticas en España para mitigar el riesgo y agilizar los trámites transfronterizos para restablecer el tráfico internacional de pasajeros lo antes posible. En concreto, propone incorporar a este pasaporte la vacunación. Una propuesta lógica que se va a evaluar en la OCDE en París en las próximas semanas.