Que no ministro, que no. ¡Las pensiones ya no son sostenibles!
Lo cuente como lo cuente, señor ministro, lo venda como lo venda o lo explique en la forma en que lo haga para ser menos impopular, los trabajadores españoles harían bien en asumir más pronto que tarde que, si quieren seguir aspirando a cobrar una pensión de aquí a 20 o a 30 años, no existe otro camino que el de ampliar el período de cálculo. No es una cuestión de "relato", señor ministro, ni siquiera de política… esto, también esto, son matemáticas.
Menos aspavientos y más honradez, aunque le cueste, señor ministro, reconocer en público la realidad. Si va usted bien hombre, si elevar el cómputo de 25 a 35 años es de puro sentido común teniendo delante la foto del presente mercado de trabajo, el actual nivel de los salarios en España y la pirámide demográfica.
Por eso me resultan especialmente patéticos sus equilibrios, señor ministro, para tratar de justificar un argumento sin desdecirse del contrario, negando de manera enfática que de su departamento hayan salido los papeles que, según se ha dicho, han salido.
Si va usted bien hombre, si elevar el cómputo de 25 a 35 años es de puro sentido común teniendo delante la foto del mercado de trabajo
Menos rollos y más sinceridad con quienes le han puesto en el lugar que ocupa, señor ministro. Y ello porque resulta especialmente sangrante el hecho de que estas piruetas argumentales tengan más que ver con los equilibrios con sus socios marxistas a los que está usted obligado, señor ministro, que con el interés general.
Tanta opacidad da mucha pena, señor ministro. Es una lástima, ya disculpará, que la tónica de las últimas semanas entre los que tienen alguna responsabilidad sobre el asunto sea la del silencio, directamente, o una larga cambiada al periodista de forma que cualquier pregunta sobre el particular sea despachada con un: "no exactamente".
Ha llovido ya desde los tiempos, casi pleistocénicos del postfranquismo, en los que se calculaba la pensión tomando como referencia los dos últimos años de vida laboral para ir ampliando después el tiempo a ocho y más tarde a 15.
Hoy son 25 y los últimos documentos que se manejan, que no son más que la plasmación de las exigencias de Bruselas, no dejan resquicio a la duda: "el efecto de calcular la pensión sobre un máximo de 35 años en lugar de hacerlo sobre 25 supondrá una reducción media de un 6,3%, aunque dependerá de las características concretas de cada carrera de cotización”. Cristalino.
El siguiente embrollo será el de la elección de los años y las correspondientes bases de cotización que haya que elegir para el cómputo. ¿Los últimos? Cuando el grueso de la tropa, después de toda una vida de oficina y disimulo que cantara el gran Sabina, llegaba al final del camino cobrando un pastizal, la cosa pintaba bien.
Cuando tras el estallido de 2008 el orbe se llenó de “descarrilados” de más de 50, que tardaron dolorosos años en recobrar la linde, aunque a cambio de cobrar la mitad de lo que percibían, el procedimiento ya no parecía tan atractivo.
Al final se impondrá la lógica y el cómputo acabará por hacerse atendiendo a la totalidad de los años cotizados y una media, ya veremos si aritmética o ponderada, también de la totalidad de las bases de cotización. ¿Injusto? Puede.
Al final se impondrá la lógica y el cómputo acabará por hacerse atendiendo a la totalidad de los años cotizados
Me permito recordar, siempre lo hago, que esto no funciona como el seguro privado de un coche; a mi padre la pensión se la pago yo que, por cierto, albergo aún la lógica aspiración de que mi hijo pueda seguir pagándomela a mí en un futuro ya no tan lejano.
Del urgente y necesario cambio de un sistema de reparto -que ya se ha demostrado periclitado- a uno de capitalización, hablamos otro día. Y también de cómo habrá de "perpetrarse" esa transición, aunque creo no descubrir la pólvora si digo que no quedará más remedio que asumamos que una generación completa deberá "hacer de mochuelo" y efectuar una suerte de doble cotización durante unos cuantos años. ¿Les parece algo descarnado? Ya lo siento, pero es lo que hay, o al menos es lo que veo.
Señor ministro… don José Luis… ¡si usted es un técnico y no un político! Me consta que lo tiene claro, así que sea valiente y diga la verdad. Yo se lo agradecería. Millones de españoles -aunque tal vez no necesariamente quienes han votado a este Gobierno- también.