La segunda parte de Los intereses creados (Jacinto Benavente) es La ciudad alegre y confiada (1916). En ella, los habitantes de una urbe se enfrentan al dilema de pactar o declarar la guerra a Venecia. Ante esta disyuntiva, sus ciudadanos siguen con su alegre vida cotidiana de siempre, confiando en que sus dirigentes resolverán lo mejor posible el dilema.
España ahora es una ciudad alegre y confiada. Al español, optimista de por sí, no le gustan los agoreros y confía en que acierte nuestro Gobierno. Pero el Gobierno de Sánchez tampoco tiene ningún interés en mostrar la cruda realidad. Por lo menos hasta el 15 de febrero.
Las elecciones catalanas del 14 F han amordazado a los pocos discrepantes dentro de las filas gubernamentales. Al gurú electoral de Moncloa, Iván Redondo, el olfato (que espero que no haya perdido por la covid-19, de la que deseo que se recupere) le dice que la virtud del candidato exministro Illa es su aspecto tranquilo y tranquilizador.
Aspecto tranquilo por su reposado hablar, lejos de la estridencia política actual. Tranquilizador porque los constitucionalistas lo consideran de los suyos y los independentistas, dialogante. Muchos catalanes respirarían si él fuera el nuevo president. Esperan que serene la política catalana.
Por eso, anunciar desastres económicos perturbaría su baza electoral. Así que a pesar de que el FMI rebaje las expectativas de crecimiento español, que aún bajará más en próximas proyecciones, el presidente Sánchez sigue sacando pecho y anuncia en Davos que vamos a ser algo así como "el faro económico de occidente".
España ahora es una ciudad alegre y confiada. Al español, optimista de por sí, no le gustan los agoreros y confía en que acierte nuestro Gobierno
Es posible que yo en sus mismas circunstancias hiciese lo mismo. El momento es delicado y en esas elecciones nos jugamos mucho, no sólo los catalanes, también el resto de los españoles.
Desgraciadamente para el Gobierno las cifras de la EPA (Encuesta de Población Activa) y las del paro registrado, que saldrá el martes, son demoledoras; se dispara el desempleo. Algo que va contra la candidatura de Illa, representante del partido en el Gobierno y, hasta hace poco, ministro.
Observaremos cómo los medios progubernamentales van a intentar silenciar estos indicadores, porque hay que mantener a España como La ciudad alegre y confiada de Benavente.
Cuando todo esto pase, y los intereses electorales se despejen, el Gobierno debería despertar a los españoles de su plácida siesta invernal. Las vacunas no llegan a tiempo, ni en España, ni en nuestros clientes turísticos. Los miedos, incluso en los vacunados, van a disuadir a muchos de sus viajes estivales.
Los ahorros de las familias, si los hay y no se han agotado, seguirán engordando en los bancos por si acaso. Nuestra economía que crece al compás del optimismo y la alegría ciudadana nacional e internacional no se va a recuperar con la presteza que hasta hace sólo un par de meses predecían los expertos.
El 5,9% de crecimiento del PIB que estima el FMI para 2021 en España se va a corregir a la baja. Si supera el 4% será de milagro. Eso quiere decir que el desempleo se mantendrá alto (por encima del 18% de la población activa si se incluyen los ERTEs) y el consumo interno se ralentizará. La inversión, basada en los fondos de recuperación europeos tardará en llegar y más tiempo en materializarse en proyectos y ejecución de los mismos.
El 5,9% de crecimiento del PIB que estima el FMI para 2021 en España se va a corregir a la baja. Si supera el 4% será de milagro
En conclusión: la recuperación que yo mismo predecía para mayo/junio/julio de este año se retrasará. Probablemente hasta la primavera de 2022. Pero eso no le importa al Gobierno del PSOE/UP porque piensa prorrogar los Presupuestos e ir con una sensación de recuperación económica a las elecciones de 2023.
Muchos ciudadanos sufrirán este año y parte del siguiente. La excusa del Gobierno será la pandemia y la ineptitud de Europa. Si hay alguna crítica la desviarán a las comunidades autónomas con el manido recurso de la cogobernanza. A ser posible contra la Comunidad de Madrid. La señora Ayuso será un chivo expiatorio a pesar de que el Hospital Isabel Zendal ha sido un acierto.
Pero antes de las elecciones generales, están las elecciones municipales y autonómicas y en ellas veremos si la ciudad está tan alegre y confiada como pretende mantenerla el Gobierno.
*** J. R. Pin es profesor del IESE.