"Kicked in the teeth again". Bon Scott.
¿Recuerdan la propaganda de"salimos más fuertes"?
El Producto Interior Bruto de España registró una caída histórica del 11% en 2020. Todos recordamos cuando la ministra Calviño nos dijo que el impacto del coronavirus sería "poco significativo", que la economía se recuperaría "en forma de V" y, hace dos semanas, que vivimos una recuperación robusta y espectacular.
El ministro Escrivá avanzaba a bombo y platillo el día 8 de diciembre que el PIB del cuarto trimestre "crecería un 2,4%". Y el PIB del cuarto trimestre se cierra en un rebote insignifcante del 0,4%. A ello se añaden las desastrosas cifras de la EPA (encuesta de población activa) que sitúan a España como el peor país de sus comparables en evolución de empleo en 2020.
No, esto no les está pasando a todo el mundo igual.
España cierra 2020 como el peor país de las economías desarrolladas y de la Unión Europea en caída del PIB y desempeño del empleo. La decisión ideológica y maniquea del Gobierno de mantener y subir impuestos y a la vez ser el país que menos apoyo al tejido productivo ha dado de los líderes de la eurozona ha dejado a España en riesgo de una década perdida.
España cierra 2020 como el peor país de las economías desarrolladas y de la Unión Europea en caída del PIB y desempeño del empleo
Empecemos por el desastre del PIB del cuarto trimestre, tras ocho meses de reapertura.
La Contabilidad Nacional refleja, en el PIB del cuarto trimestre, un desastre absoluto disfrazado con gasto público y deuda.
El PIB rebota solo un 0,4% en el último trimestre del año (Escrivá y Calviño dijeron que subiría un 2%) sostenido fundamentalmente por el gasto público, que se dispara un 4% trimestral a base de endeudarnos a todos. Las exportaciones caen un 1,4% y la inversión un 6,2%.
La economía productiva sigue en debacle en el cuarto trimestre. Todas las variables de confianza económica se encuentran en negativo, algo que ya comentamos la semana pasada con los datos publicados por la OCDE y los indicadores adelantados del propio Ministerio de Economía. Destaca, como importante riesgo, el desplome de la inversión (formación bruta de capital) y la posición de las familias. Hay que remontarse al primer trimestre de 2009 para ver datos tan malos.
La recuperación está muy lejos de ser una 'V' o una "lámpara de Aladino" como decía Escrivá. En el cuarto trimestre muestra estancamiento endeudado y sin empleo, con el gasto público como único indicador en positivo.
Recordemos que la cifra de PIB de la Contabilidad Nacional incorpora un mes estimado de los tres analizados, por lo que el riesgo de revisiones a la baja es importante. Los datos reflejan claramente que el tejido productivo y la economía real no se han recuperado prácticamente nada desde la reapertura, se destruye empleo en casi todos los sectores y se ha enviado a miles de empresas y autónomos a la quiebra.
Las empresas han quedado heridas de muerte por esta crisis y la política miope del Gobierno. La caída de los beneficios casi cuadruplica la de las rentas y, según el Banco de España, casi el 25% de las empresas españolas están al borde de la quiebra. Una dificultad añadida para reabsorber a los 4,7 millones de parados y personas ERTE que hay en España.
Las empresas han quedado heridas de muerte por esta crisis y la política miope del Gobierno
El voluntarismo y propaganda de la "recuperación robusta" no ha servido más que para disfrazar unos meses la realidad. Recordemos que Escrivá anunció a bombo y platillo un rebote del PIB de más del 2% el 8 de diciembre de 2020 y que Calviño avanzaba "crecimiento robusto" hace menos de dos semanas.
La realidad de España es estancamiento con destrucción de empleo dopado con gasto público y endeudamiento masivo. Y se tardarán años en curar las heridas generadas por una política irresponsable y miope que ha destruido casi 100.000 empresas mientras se aumentaban desequilibrios estructurales. En vez de usar el espacio fiscal concedido por la Unión Europea y el BCE para fortalecer y preservar el tejido empresarial y el empleo se ha utilizado para disparar el gasto político.
Es indignante que Sánchez, en entrevista a Europa Press, se apunte los ERTE como un gran éxito suyo. Los ERTE se crearon en 1995 (Real Decreto 24 marzo) Su flexibilización, que permite implementarlos sin pasar por trámite burocrático, es de la Reforma Laboral de 2012 punto VI.
Los ERTE tampoco son un favor del Gobierno a las empresas, sino al revés. Es mucho más barato para el estado tener empleados en ERTE que en paro. El 'coste' es menos de la mitad.
Y ese es el problema. En empleo se apuntan como éxito de su gestión algo que no tiene nada que ver con el Gobierno actual, mientras la EPA nos muestra otro trimestre perdido para el empleo. Es una vergüenza que el Gobierno hable de “creación de empleo” incorporando los ERTE que se han reabsorbido. Si los ERTE no son paro en sus cifras, reabsorberlos no es crear empleo. Es trilerismo barato.
Es una vergüenza que el Gobierno hable de “creación de empleo” incorporando los ERTE que se han reabsorbido
La EPA refleja la peor cifra histórica desde el segundo trimestre de 2018. 622.600 personas han perdido su empleo en el último año, la mayor cifra desde 2012. Y eso que el sector público ha incrementado la ocupación para disfrazar la sangría de empleo tirando de más deuda. En el último año casi 750.000 personas del sector privado han perdido su empleo.
La EPA también muestra en el último trimestre un descenso del paro prácticamente nulo (3.100 personas), la peor cifra de los últimos 3 años, a pesar de la destrucción de empleo sin precedentes del segundo y tercer trimestre del año. España continúa con 16,1% de paro (sin tener en cuenta 750.000 personas en ERTE), la mayor tasa de nuestros países comparables de Europa y la OCDE.
España no había visto una evolución del paro como la de los últimos trimestres desde 2011 y jamás tan mala comparada con socios europeos que han sufrido también el Covid-19 y el desplome del turismo. Con 1,2 millones de hogares con todos sus miembros en el paro, el Gobierno no se puede permitir el voluntarismo. Un desastre de empleo sin comparación en la UE a pesar de que las empresas se han comportado de manera admirable intentando sobrevivir y mantener el empleo.
El aumento sin control de la deuda, engordar la Administración para disfrazar ligeramente las cifras de paro y perpetuar gasto corriente mientras se deja abandonado al tejido productivo nos aboca a una década perdida.
Va a ser muy difícil recuperar la senda de empleo y crecimiento que heredó Sánchez, que ha destruido lo heredado, implementado contrarreformas que harán más difícil la salida y además ha perdido los años de inercia en los que ha tenido crecimiento despilfarrando y aumentando desequilibrios estructurales. Sánchez ha hecho exactamente lo que hizo el Pasok en Grecia antes del desastre económico y que llevó al país -también- a una década perdida.
Ese es el dilema. Que España se enfrenta a 2021 con más escollos para atraer inversión, más dificultades impositivas y burocráticas para crear empleo y empresas y encima con mayores agujeros estructurales para los que no existen soluciones mágicas. Hasta hoy el riesgo lo ha disfrazado el Banco Central Europeo con la política monetaria, pero a medio plazo los problemas tan graves creados en estos años, incluidos los previos al Covid-19, van a ser complicados de solucionar.