En su primera reunión de 2021, la Reserva Federal de Estados Unidos ha mantenido el 'statu quo' sobre los tipos de referencia y las recompras de activos. Esta decisión -que ya se esperaba- ha ido acompañada de un discurso prudente, señalando sobre todo que "el ritmo de recuperación de la actividad económica y el empleo se ha ralentizado en los últimos meses, centrándose las deficiencias en los sectores más gravemente afectados por la pandemia".
Si bien esta cautela puede parecer obvia desde el punto de vista de un inversor europeo, que se enfrenta al marasmo sanitario -confinamientos, retraso en las vacunaciones- y a la lentitud en la aplicación de medidas de estímulo, desde la perspectiva de Estados Unidos, sin duda, no lo es tanto.
Efectivamente, al otro lado del Atlántico, la campaña de vacunación avanza rápidamente. El número de nuevos casos de coronavirus ha disminuido considerablemente desde principios de enero y los datos macroeconómicos están, en su mayoría, muy bien orientados.
Al otro lado del Atlántico, la campaña de vacunación avanza rápidamente y los datos económicos están bien orientados
Es cierto que gran parte del efecto 'rebote' ya ha pasado, indudablemente, y que el ritmo de mejora de la economía será más lento en los próximos trimestres. Pero la dinámica sigue siendo muy sólida. Así lo reflejan las últimas cifras de los PMI (Índice de Producción Manufacturera), sobre solicitudes de prestación por desempleo o la confianza de los consumidores.
En realidad, la prudencia que muestra la Fed, que además ha disipado cualquier preocupación sobre la trayectoria de la inflación, iba principalmente dirigida a cortar de raíz la hipótesis de un tapering (ralentización en el ritmo de las recompras de activos) que llegaría antes de lo previsto, en un contexto de recuperación económica y de aumento de la inflación que serán más rápidos de lo esperado.
Hay que decir que a los mercados no les gustan los anuncios de reajuste monetario. Así lo atestiguan los ejemplos de 2013, fundamentalmente en los tipos de interés, y de 2018. La situación sanitaria a nivel mundial sigue estando muy degradada y claramente faltan aún varias semanas para que se vote un tercer plan de estímulo en Estados Unidos, así que, sin duda, la Fed quería evitar cualquier riesgo de socavar la confianza.
De hecho, Jerome Powell, jefe de la Fed, ha respaldado este mensaje. Desde luego, ha recordado que la Reserva Federal no dudará en subir los tipos de interés cuando sea necesario. Pero, sobre todo, ha indicado que en la última reunión del FOMC (Comité Federal de Mercado Abierto) no se ha debatido sobre ningún endurecimiento monetario y que el banco central comunicará con mucha antelación cualquier decisión que vaya en este sentido.
De manera implícita, se trata de decir a los mercados que, de momento, no tienen que preocuparse por un posible tapering, y que el banco central ha aprendido la lección de 2013 en cuanto a la necesidad de no anunciar una medida de este tipo de forma repentina.
Se trata de decir a los mercados que, de momento, no tienen que preocuparse por un posible 'tapering', y que el banco central ha aprendido la lección de 2013
Los mercados ya habían previsto, de sobra, la mayoría de estos elementos. Así se demuestra en la clara rentabilidad superior del crecimiento y la disminución de los tipos a largo plazo, durante los diez días anteriores a la reunión de la Fed, aunque las publicaciones sobre datos macroeconómicos y resultados empresariales eran buenos.
Y ahora, los mercados ciertamente van a ir en sentido inverso. En otras palabras, se espera que los tipos a largo vuelvan a subir y los valores cíclicos vuelvan a obtener rendimientos superiores. Una tendencia que sin duda se mantendrá en los próximos meses.
Habrá que atender también a la evolución de la brecha de crecimiento entre Europa y Estados Unidos, que se ha acentuado en los últimos tiempos. La vuelta de las restricciones drásticas a Europa en el último trimestre de 2020 -cuando EEUU tendía más bien a atenuar las limitaciones-, ha agrandado esa distancia. En el cuarto trimestre, el PIB cayó un -1,3% en Francia y creció un modesto 0,1% en Alemania, mientras que en Estados Unidos avanzó un 1,5%.
*** Olivier de Berranger es director de Gestión de Activos de La Financière de l'Echiquier.