La jaula fiscal, 'youtubers' a la carrera

La jaula fiscal, 'youtubers' a la carrera

La tribuna

La jaula fiscal, 'youtubers' a la carrera

18 febrero, 2021 01:42

Es de sobra conocido que los regímenes totalitarios comunistas, a lo largo de la historia e incluso hoy día, han necesitado construir mecanismos de contención de masas descontentas con su calidad de vida y falta de libertades básicas, muros para evitar que sus ciudadanos huyan libremente hacia otros países más acogedores.

Para muchas de las personas que viven en esos lugares, su país se convierte en un infierno donde se agota la esperanza de una vida mejor y algunos pierden la vida o viven una terrible represión con sólo intentar huir. Debemos recordar que nadie quería saltar el Muro de Berlín para llegar a Alemania del Este, al igual que nadie de Corea del Sur pretende irse al Norte.

De igual forma, estamos asistiendo a un fenómeno en el que la voracidad fiscal de los Estados alcanza límites confiscatorios y muchos ciudadanos comienzan a cuestionarse si los impuestos que pagan se utilizan adecuadamente o se despilfarran. Y en esta línea, una nueva polémica está servida desde que un conocido influencer anunció su decisión de cambiar de residencia para pagar menos impuestos ya que le parece abusivo el esfuerzo fiscal que tiene que soportar.

No es el primero en hacerlo ni será el último, sin embargo, su capacidad de influir en muchos jóvenes puede asentar un relato incómodo que va en contra de algunas ideologías políticas.

La voracidad fiscal de los Estados alcanza límites confiscatorios y muchos ciudadanos comienzan a cuestionarse si los impuestos que pagan se utilizan adecuadamente

De igual forma, cuando se habla de armonización fiscal, muchos lo ven en una sola dirección, la de subir los impuestos de todos para igualarlos, en vez de hacerlo en el sentido contrario. Y quizás, sería bueno para algunos políticos reflexionar por qué otras regiones o países tienen mejor calidad de vida y servicios públicos, pagando menos impuestos, porque subirlos a base de decreto puede ser fácil pero gobernar significa administrar los recursos escasos, no gastar sin límite despilfarrando en cosas que no son prioritarias para los ciudadanos.

Para ello, meten la mano en el bolsillo del contribuyente una y otra vez de forma continuada bajo la manida excusa de que sólo pagan los ricos, algo que todos sabemos que es incierto, porque un Estado se alimenta gracias a los impuestos de las clases medias y medias-altas.

En España, algunos ciudadanos se emocionan más cuando llega el día de la liberación fiscal que viendo ganar a su equipo en la Champions League, incluso lo celebran con lágrimas en los ojos porque es el momento en el que el Estado deja de gastar y se puede disfrutar sin miedo de la renta que queda disponible.

Es evidente que cualquier país desarrollado necesita de un sistema impositivo que permita construir y mantener los pilares del Estado de Bienestar, pues sin impuestos no es posible desarrollar una sociedad que avance. Sin embargo, cuando lo que se percibe es que sólo hay Estado y cada vez menos bienestar y mayores impuestos, muchos ciudadanos empiezan a cuestionar la voracidad del sistema y aquellos que pueden, se marchan a otros países donde la relación calidad-precio fiscal es más beneficiosa.

Cuando lo que se percibe es que sólo hay Estado y cada vez menos bienestar y mayores impuestos, muchos ciudadanos se cuestionan el sistema

Por otra parte, estamos en un mundo global y conectado donde los países compiten no sólo en términos comerciales sino también fiscalmente por los contribuyentes, en especial por la presa más preciada, la persona que genera renta y riqueza, y con ello buenos ingresos para las arcas públicas además de consumo e inversión en la economía.

En este sentido, no hace falta ir muy lejos para ver lo que ocurre en nuestro vecino Portugal, que incentiva fiscalmente a las empresas y a los profesionales no residentes de alto valor añadido para que se instalen en el país.

De igual forma, Grecia acaba de aprobar una rebaja del 50% para quienes se muden allí durante este año. Otros países como Bélgica, Malta, Irlanda, Italia, Países Bajos o Luxemburgo están ofreciendo interesantes incentivos a las empresas para atraerlas en una suerte de dumping fiscal contra sus socios comunitarios, esto también es armonización fiscal para salir de la crisis mediante el estímulo del consumo por el aumento de las bases impositivas y el fomento de la inversión extranjera.

Además, muchos de ellos también están poniendo el foco sobre los pensionistas a los que reducen significativamente sus tipos impositivos si deciden pasar su tiempo de jubilación en dichos países, eso sí que es un retiro dorado.

Se trata de una lucha encubierta que se está lidiando en los últimos tiempos entre los países de la UE y que puede ser encarnizada a la vista de que las costuras de la Unión están al límite tras la pandemia y sus efectos económicos desiguales sobre el norte y el sur de Europa. A todo esto, hay que añadir el elemento catalizador que representan las nuevas tecnologías y el ya extendido fenómeno del teletrabajo.

Cualquier Gobierno debe comprender que tiene que competir con el resto del mundo por los contribuyentes

Lo que cualquier gobierno debe comprender es que tiene que competir con el resto del mundo por los contribuyentes y, en la medida que se vaya digitalizando la economía (una de las palancas del Fondo de Recuperación de Europa), será necesario fijar incentivos fiscales para que la población no se mude a otro país, para lo que es clave una reforma fiscal en sentido amplio, es decir, que contemple las nuevas formas de creación de riqueza de forma deslocalizada y siempre respetando los acuerdos internacionales de doble tributación, así como los derechos de los ciudadanos. Estos no deben sentirse perseguidos sino apoyados, ya que si sienten que están en un infierno fiscal lo que buscarán es salir lo antes posible para no terminar chamuscados. Y por supuesto, una reforma que reparta más equilibradamente el esfuerzo que no la presión fiscal.

Así pues, hay que convencer y no vencer, pues no podemos poner puertas al campo ni levantar nuevos muros de la vergüenza tributaria, persiguiendo a quienes buscan su propio oasis fiscal. Si el ciudadano se siente satisfecho con los servicios que recibe, la lealtad fiscal estará garantizada.

 *** Juan Carlos Higueras es analista económico y profesor de EAE Business School.

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