Cuando Pedro Sánchez y Pablo Iglesias cerraron el 'Pacto del Comedor' que permitió echar a andar su Gobierno de coalición, la banca supo que tendría un enemigo en la vicepresidencia de Unidas Podemos. Quince meses después, los tentáculos de los morados con su discurso 'antifinanzas' están llegando a otros ministerios socialistas y el sector está que trina.

No solo por las quitas con las que amenaza Nadia Calviño, hasta ahora gran aliada en el Ejecutivo del poder económico. También por el ataque gratuito que recibieron de María Jesús Montero la pasada semana por cuenta de la quiebra de Abengoa. Y lo que es peor, por el caldo de cultivo que se está formando en España con la cultura del impago y el modelo argentino que Iglesias e Irene Montero quieren asentar en nuestra economía.

Por partes. El pasado martes a algún banquero se le atragantó la comida cuando escuchó la rueda de prensa del Consejo de Ministros. Con el anuncio del concurso de acreedores de Abengoa todavía caliente, la ministra portavoz socialista aprovechó ese altavoz para culpar a los bancos y a la Junta de Andalucía del desenlace de la empresa que arrastraba 6.000 millones de euros en deuda.

Christine Lagarde y Nadia Calviño.

"Hemos intentado ser parte de la solución pero otros actores [léase bancos, en especial Ana Botín, y Juan Manuel Moreno] que tenían que participar no han cumplido con las expectativas", dijo Montero dando a las entidades donde más les duele: en su reputación.

El miércoles no mejoró la cosa. Esta vez fue el presidente del Gobierno el que acudió al Congreso de los Diputados para abordar su gestión de la pandemia. Empeñado en ofrecer una cifra para dar un golpe de efecto de los que le aconseja Iván Redondo, anunció que el Gobierno aprobará un plan de 11.000 millones de euros para ayudar a las empresas más dañadas por la crisis económica.

Más de un alto ejecutivo de la banca dio un respingo al escuchar el anuncio de que venían ayudas sin concretar. Desde la Asociación Española de Banca (AEB), José María Roldán, lleva semanas haciendo lobby para que el Gobierno ofrezca ayudas directas a todas las empresas viables afectadas por la Covid-19. Pero sin hacer daño al balance de los bancos -un sector que está en reestructuración- forzando a que asuman quitas después de haber arrimado el hombro en estos meses.

"Todos somos conscientes de que una parte de los créditos avalados por el ICO acabará siendo moroso. Pero todavía no. Se puede ganar tiempo con las moratorias para poder aplazar esa mora y dejar que algunas empresas se recuperen", explican desde una entidad financiera.

Lo más sorprendente de todo es que si el ICO, que ha avalado ese crédito, acaba soportando la quita junto con el banco, ese rescate acabará pagándolo también el contribuyente. 

"El Gobierno está anticipando pérdidas que no siempre se iban a producir en el futuro porque hay empresas que podrán acabar pagando si mejora la situación sanitaria", advierte un banco.

En última instancia, con esta medida, Calviño está siguiendo el modelo que le quiere imponer Unidas Podemos de argentinizar la economía española lanzando el mensaje de que no hace falta pagar las deudas.

María Jesús Montero, Ana Botín, Mario Draghi, José María Roldán, Pablo Iglesias y Christine Lagarde.

Un mensaje que puede acabar teniendo efectos muy negativos en la recuperación económica y en la inversión extranjera, más ahora que a España le ha salido un serio competidor en captación de fondos internacionales con Mario Draghi en el Gobierno italiano. 

Un apunte: desde que Mattarella llamó a Draghi a formar Gobierno el 2 de febrero, la prima de riesgo del país transalpino ha bajado nueve puntos y la española ha subido 10 puntos.

"La banca, como el Gobierno, tampoco queremos que las empresas caigan y vamos a hacer todo lo posible para que sobrevivan todas aquellas que tengan un proyecto económico viable. Los bancos hemos sido parte de la solución y queremos seguir siéndolo", señalan en el sector.

El escenario económico es muy complicado y ante la lentitud de la vacunación, ya hay consultoras, como Freemarket, que limitan el rebote económico de 2021 a la horquilla de entre el 3,5 y el 5,5%, muy por debajo del consenso del 6,3%.

Los banqueros no son ajenos a esta realidad. "Adoptaremos las medidas de reestructuración o refinanciación necesarias, tal y como viene haciendo la banca a lo largo de la historia, ya que es parte inherente del negocio bancario", añade esa fuente.

En última instancia, si el Gobierno logra que Bruselas acabe respaldando este modelo de quitas para salvar algunas empresas, tendrá que buscar otro mecanismo para compensar a la parte del 75% de las empresas y al 50% de los autónomos que no pidieron préstamos del ICO en el arranque de la pandemia y que pueda tener problemas.

Además, el Gobierno español estará cargando sobre un segmento del sector privado la concesión de ayudas públicas, un papel que corresponde al Estado y no al sector financiero que está para otras cosas.

Si el plan sigue adelante, pronto sabremos también lo que opina Christine Lagarde. Pero la presidenta del banco central que está comprando la deuda pública de España para que el Gobierno financie la salida de esta crisis podría no sentirse cómoda con este sistema de quitas que puede afectar a la estabilidad financiera. No hace falta ser un lince para adivinarlo.

ATENTOS A...

La jornada de Sostenibilidad que celebró El Corte Inglés la pasada semana para exponer a sus grupos de interés el trabajo que está haciendo para cumplir con los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) de la ONU.

Marta Álvarez, presidenta de El Corte Inglés.

La firma de grandes almacenes organizó una charla entre algunos de sus directivos, con patronales, sindicatos, asociaciones de consumidores e inversores para recoger ideas con las que avanzar en su objetivo de convertirse en una empresa con impacto neutro en carbono.

Que este encuentro se haya producido en un momento en el que se rumorea que la firma de grandes almacenes está analizando dar los primeros pasos para una posible salida a Bolsa no es casual. Ser verde cotiza bien en los mercados y reduce los costes financieros de las emisiones de deuda. Así que Marta Álvarez no camina a ciegas cuando busca aprovechar el color de su logotipo para captar inversión y atraer consumidores comprometidos con el medioambiente y la responsabilidad social.

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