Decía un profesor de contabilidad que "los números convenientemente torturados dicen cualquier cosa". Eso nos pasa con las estadísticas del paro. La EPA y el número de parados registrados en el SEPE no coinciden porque la metodología para medirlos es diferente ¿Cuál es la real? Las dos, porque lo importante es la tendencia, si está subiendo o bajando. Parece que los últimos meses está al alza. De todas formas, ésta distorsión no es la única.
En el paro registrado solo se contabilizan los desocupados que el SEPE tiene anotados como tales: cuatro millones. Muchos. Si profundizamos un poco más veremos que es un dato equivocado. Si a esos 4 millones se le suman 900.000 trabajadores en ERTE (que figuran como afiliados, pero cobran del Estado) y 500.0000 autónomos en cese de actividad el total es de 5,4 millones, que a grosso modo suponen el 23% de la población activa (ocupados más parados). Más de uno por cada cinco activos.
Cualquier otro número es engañarse en el solitario. Es verdad que si se reactiva la economía los ERTEs disminuirán con más rapidez que se colocan los registrados en el SEPE ¿Cuándo empezará eso? Depende de dos factores:
1. El avance de la vacunación; cuanto más se extienda antes cesarán los confinamientos y empezará a moverse el turismo, la hostelería, hoteles y todo lo que rodea este sector (casi el 20% del PIB español).
2. Las medidas de ayuda del Estado a empresas y autónomos que eviten la bancarrota, dando liquidez y solvencia.
El primer factor se despejará hacia el verano. No antes. Cuando se consiga la llamada 'inmunidad de rebaño' con un 70% de la población vacunada. No obstante, aunque se consiguiese no es seguro que los turistas extranjeros vengan en los niveles de años anteriores. Algunos tendrán aún miedo en el cuerpo y no se moverán de sus países; otros habrán gastado sus ahorros para vivir bajo la pandemia y aunque quieran viajar no podrán.
En consecuencia, los efectos económicos de la vacunación se producirán de verdad hacia finales de este año. Es decir, si acaso, para la temporada turística canaria en su temporada alta (otoño/invierno europeo).
Lo de las medidas del Gobierno es como el maná esperado. El presidente Sánchez ha anunciado 11.000 millones de ayudas directas a empresas y autónomos días pasados. Pero pasan los días y no se concretan los procedimientos para obtenerlas. Se sospecha que se está esperando a que lleguen los 23.000 millones de euros de este año del fondo de Reconstrucción Europeo. Sin embargo, la UE es lenta en sus decisiones. Poner de acuerdo a 27 gobiernos no es fácil. Parece que se conseguirá, aunque no antes de unos meses.
En consecuencia, a los 5,4 millones de desempleados de uno u otro signo hay que augurarles dificultades para su reinserción en el mercado laboral durante casi otros seis meses más, como mínimo. Algo que puede desesperarlos. Agotados sus ahorros y con pocas perspectivas de trabajo a corto plazo van a constituir un problema social serio.
A los 5,4 millones de desempleados de uno u otro signo hay que augurarles dificultades durante seis meses más, como mínimo
Mientras, la dinámica política sigue en sus vericuetos. El Gobierno con su oposición interna y externa. La oposición de centro y derecha dividida y mirándose unos a otros de reojo para ver quién encuentra en falta a quién. El PP en la nostalgia de la época en que fue poder. Los aliados del gobierno a lo suyo (la independencia). No es de extrañar que, según el CIS, junto a la Covid y la economía sean los políticos una de las grandes preocupaciones de los españoles.
Todo son promesas de las que no se vive. El Gobierno de coalición fue hábil y rápido en las primeras respuestas a la pandemia. Hay que reconocerlo. Los ERTEs y los créditos ICO pararon en parte el golpe económico. Ahora enredado en sus luchas internas y dependiente de la Comisión Europea parece paralizado.
La AIReF ya anuncia una bajada del PIB del 1,3% para estos dos primeros meses. En marzo con la Semana Santa y menos confinamiento la cifra del paro registrado dará un pequeño respiro. En mayo ya sabremos que el verano está perdido ¿Reaccionarán los políticos?
*** J.R. Pin es profesor del IESE.