Europa al frente del mundo: un certificado digital único para la movilidad global
La Unión Europea tiene en sus manos una oportunidad de oro para liderar la conversación sobre la puesta en marcha de un certificado digital único para reactivar la movilidad a nivel global.
Si tras varias y largas deliberaciones la UE fue capaz de concretar un entendimiento entre los 27 para dotarlos de unos fondos de recuperación suficientes como para garantizar la recuperación económica de Europa y potenciar la transformación de los modelos económico-productivos nacionales, ahora podría colaborar en el establecimiento de un certificado estandarizado, reconocido y aprobado para la apertura de las fronteras a nivel interno de la UE y fuera del espacio Schengen.
Que los Estados miembros reconozcan la utilidad de un certificado de este tipo,más allá de su uso médico, y lo aprueben también para viajes, significaría un hito que permitiría a Europa marcar tendencia y, por primera vez en demasiado tiempo, marcar la pauta a seguir por el resto del mundo.
Para poner en marcha soluciones que ayuden a recuperar los niveles de actividad aérea, y por ende turística previos a la pandemia, debemos asumir cuanto antes que la Covid-19 va a estar con nosotros durante algún tiempo más. Por ello, desde los gobiernos y desde el sector privado debemos proponer las soluciones a esta situación de emergencia desde un enfoque marcado por la flexibilidad y en el que, ante todo, prevalezca la seguridad.
El Digital Green Pass como el que se va a proponer desde la Comisión Europea la próxima semana es una oportunidad valiosa para migrar hacia esa digitalización, la estandarización y la interoperabilidad. Esta iniciativa puede contribuir tanto o más que los fondos de recuperación de la actividad europea y mundial, algo en lo que el sector aéreo es fundamental.
El 'Digital Green Pass' puede contribuir tanto o más que los fondos de recuperación de la actividad europea y mundial
Si bien la propuesta de la Comisión Europea es muy positiva, ya que mejoraría la situación actual de incertidumbre en cuanto al contenido y datos necesarios de pruebas, vacunación y seroprevalencia, también debería aprovecharse para resolver el imperante problema de patchwork o asimetrías de requerimientos sanitarios aplicables por cada Estado.
Hasta el momento, la discrecionalidad de los Estados dentro y fuera de la UE continúa limitando los movimientos entre fronteras. Por tanto, puede usarse para alcanzar una armonización entre los Estados miembros de cara a la apertura de las fronteras exteriores de la Unión. Es decir, la digitalización del certificado ayudará a tener un proceso más seguro, sencillo y fiable, pero estos potenciales beneficios podrían caer en saco roto si no se acompañan de lo que se ha comprobado que es crucial desde el inicio de la pandemia: una armonización completa por parte de los Estados (y muy particularmente de los miembros de la UE).
Además de la oportunidad que esta iniciativa supone para armonizar, es importante abordar el debate ético que trae consigo: la información contenida en el Green Pass (certificado de vacunación, de pruebas y de seroprevalencia) no debería dar lugar a ningún tipo de discriminación.
El hecho de que un pasajero no tenga un documento que compruebe su vacunación, bien porque aún no se haya vacunado o porque haya elegido no vacunarse, no debería limitar su movimiento entre países, sino actuar como un elemento complementario a otras medidas exigidas. Es decir, un pasajero que no esté vacunado podrá seguir viajando siempre que cumpla con las medidas sanitarias alternativas del país de destino, como la realización de una prueba adicional o un período de cuarentena. Por el contrario, un pasajero vacunado debería en principio estar exento de esas medidas (pruebas y/o cuarentena.)
En paralelo, la solución que IATA está desarrollando, IATA Travel Pass, busca precisamente integrar certificados digitales como el que propone la Comisión Europea. El uso de la solución de IATA será voluntario tanto para aerolíneas como para los pasajeros, que serán quienes gestionen todos los datos sanitarios necesarios para el viaje dentro de su App.
Como se ha anunciado, será Singapore Airlines la primera compañía aérea que ponga en marcha una prueba piloto del IATA Travel Pass la próxima semana, entre los pasajeros que viajen de Singapur a Londres.
La seguridad y la salud de los pasajeros, las tripulaciones y el personal de tierra sigue siendo el principal objetivo de las aerolíneas, algo que resulta demostrable y fehaciente en los pasos que han ido dando las compañías desde el inicio de la pandemia. No en vano, las aeronaves se han demostrado como vectores ajenos al peligro, con una tasa de contagios prácticamente nula.
En Europa la reactivación del sector turístico es clave para garantizar la recuperación económica del conjunto del continente, especialmente en países como España, líder prepandémico en lo que a destinos turísticos mundiales se refiere. Y dicha recuperación pasa necesariamente por la reapertura segura de las fronteras aéreas.
Pero la reapertura, cuelga de la imperante necesidad de no solo digitalizar, sino también coordinar y armonizar las restricciones impuestas por los Estados. Es fundamental poder alcanzar un consenso en torno a una hoja de ruta que permita levantar las restricciones a la movilidad de manera predecible y con las máximas garantías de seguridad. En este sentido, la predictibilidad es un factor clave tanto para los pasajeros como para las compañías.
Nos jugamos mucho, no sólo la supervivencia de muchas compañías, sino la de todo un sector, el aéreo
Nos jugamos mucho, no sólo la supervivencia de muchas compañías, sino la de todo un sector, el aéreo, del que depende a su vez uno de los principales activos económicos de la UE. Volviendo al ejemplo cercano: sólo en España el sector turístico suponía, antes de la irrupción de la Covid-19, el 12% del PIB nacional y generaba 2,7 millones de empleos.
El impacto de la crisis en el sector ha sido brutal y, para garantizar que se trate de un golpe sólo coyuntural, van a ser necesarias una serie de reformas urgentes y de calado capaces de situar a España y al conjunto de la UE a la vanguardia mundial en lo que a innovación y seguridad sanitaria para la movilidad se refiere. Hoy tenemos esa oportunidad y debemos aprovecharla.
*** Rafael Schvartzman es vicepresidente regional de la International Air Transport Association (IATA).