"La bolsa es un mecanismo que transfiere dinero de los impacientes a los pacientes". (Warren Buffett).
Hay tres informes/eventos anuales que me parecen imprescindibles para todo buen inversor en los mercados de valores: la carta anual de Berkshire Hathaway (Warren Buffett), la junta anual de accionistas de Fundsmith y el Credit Suisse Global Investment Returns Yearbook.
El anuario del banco suizo es absolutamente imperdible porque actualiza magnitudes muy útiles del largo plazo en los mercados financieros, así que, en la columna de hoy, aprovecharé para resaltar algunos de los gráficos más relevantes del último estudio.
En el periodo de más de 100 años comprendido entre 1900 y 2020, vemos que los pesos de los países en la bolsa mundial han variado significativamente: Estados Unidos ha pasado a suponer más de la mitad del mercado (55,9%), aunque su PIB representa menos de la mitad de esa cifra en relación con el PIB global (24,42%).
Esa diferencia tiene lógica, ya que la todavía primera potencia mundial ostenta sin duda las principales empresas del planeta y las que más valor aportan en casi todos los sectores y, principalmente, en el tecnológico.
El desfase que, sin embargo, no tiene tanto sentido es el del caso chino. Pesa sólo un 5,1% en la bolsa mundial, pero su PIB equivale al 16,34% del global. Este desequilibrio se irá corrigiendo y he aquí precisamente una de las grandes oportunidades que hay en el mercado (y a más largo plazo, la India también). Además, sólo el 3% de la bolsa china está en manos de inversores extranjeros, por lo que el recorrido es enorme.
Ni que decir tiene que España no sale en la tarta ni se nos espera. Encima, en nuestra bolsa, hay muy poca presencia de sectores innovadores. No es de extrañar que nuestro Ibex lleve décadas siendo el patito feo y que los españoles sólo quieran invertir en ladrillo. Aun así, muchos seguirán mirando a nuestro selectivo como si importase demasiado:
La poca presencia de sectores growth como el de la tecnología o el de la salud en el Ibex no es sólo un problema de nuestro país, sino algo común en Europa. A continuación, se comparan los pesos de los diferentes sectores económicos en la bolsa reflejando cómo han variado en más de un siglo. Lástima que no se compare Estados Unidos con Europa, sino con Reino Unido, pero, de alguna forma, la nación británica nos puede servir como proxy del Viejo Continente.
En ambas regiones (hacia el año 1900), el sector líder era el ferroviario, nada extraño en aquel entonces. Pero hoy, el sector comandante en jefe de EE.UU. es el tecnológico. En Reino Unido (y en Europa), el peso de dicho sector es ínfimo:
Invertir en bolsa es un riesgo a corto plazo, no invertir en bolsa es un riesgo a largo plazo. Se dice que una vez le preguntaron a Einstein por la fuerza más poderosa del universo y el físico respondió que “el interés compuesto” (rentabilidad sobre la rentabilidad obtenida el año anterior y así sucesivamente).
Invertir en bolsa es un riesgo a corto plazo, no invertir en bolsa es un riesgo a largo plazo
La bolsa americana es la absoluta referencia mundial y, como podemos comprobar, ha dado una rentabilidad media anual del 9,7% desde el año 1900 (6,6% descontando la inflación). ¿Vas a seguir teniendo eternamente el dinero muerto en la cuenta corriente? Un 9,7% durante muchos años es muchísimo. Ejemplo: Si tienes 30 años y eres capaz de ahorrar 300 euros al mes en bolsa, cuando te jubiles con 67 años habrás acumulado 1.160.000 euros. Después de leer esto, plantéate si vas a seguir despilfarrando el dinero:
Aquí podemos ver a la izquierda cuánto pondera cada país en el pastel de los mercados emergentes (China pesa casi un 40%) y a la derecha observamos el reparto de los llamados mercados frontera, es decir, la próxima hornada de emergentes (Vietnam supone casi el 20% y fue el más beneficiado por las restricciones de Trump a China al tener que desviarse las cadenas de producción):
Cambiando de fuente (en este caso, Financial Times), está sorprendiendo el auge de las hordas minoristas: los inversores aficionados están transformando los mercados moviendo casi la cuarta parte del volumen.
Al igual que los hedge funds generan mucha volatilidad cuando operan agresivamente en corto, las masas también crean turbulencias y se ha puesto de manifiesto recientemente: en la fuerte caída de los sectores más growth, bastantes inversores retail salieron despavoridos. Robinhood puede que ayude a democratizar la inversión financiera, pero muchos inexpertos que se basan en búsquedas en Google y en foros pulsaron el botonazo de venta total en la última catarsis.
Por cierto, en relación con los recientes estímulos del Gobierno de Biden, los inversores minoristas jóvenes planean gastar casi la mitad de sus cheques en acciones según una encuesta de Deutsche Bank.
Por último, quiero destacar que, en mi opinión, no estamos viviendo una rotación hacia el value, sino una reinserción del value en las carteras.
En este interesante gráfico tuiteado esta semana por Morningstar, se ve que el value no tiene que ser antagonista del growth. Lo fue durante la burbuja puntocom y su estallido, pero, en tiempos normales, ambos estilos pueden seguir el mismo camino, al alza o a la baja:
Nunca comprarás en el mínimo exacto ni venderás en el máximo exacto. No es ninguna tragedia. El éxito depende completamente de cuán desapasionado seas con las fluctuaciones a corto plazo. El comportamiento es muy importante.
Peter Lynch decía: "Todo el mundo tiene capacidad intelectual para ganar dinero en bolsa, pero no todo el mundo tiene estómago".