Banco de España.

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La tribuna

El coste para el consumidor de la concentración bancaria

31 marzo, 2021 02:34

Hace unos días, el Banco de España publicaba en su boletín económico un análisis sobre el tipo de interés que pagaban los españoles por los préstamos personales. El análisis comparaba lo que pagaban los españoles con lo que hacían franceses, alemanes, portugueses e italianos. Los datos eran de 2014, y resultan muy interesantes. Así, mientras en 2014 un español soportaba de media un tipo del 6,5% al solicitar un préstamo personal, un francés pagaba el 4,3%, un italiano el 5,6%, un portugués el 7,4% y un alemán sólo el 3,9%.

Al comenzar la recuperación económica, los españoles soportábamos un coste comparativamente alto, al menos en lo que se refiere a los préstamos personales. Por otra parte, no parece que nos encontremos ante una unión monetaria y un mercado financiero único, cuando hay diferencias tan importantes entre endeudarse en las mismas condiciones en un país o en otro. Claramente, la Unión Bancaria y un mercado financiero único son más un desiderátum que una realidad.

Obviamente, la primera pregunta es por qué. Para los autores del estudio de Banco de España puede haber varias causas: "—por motivos regulatorios, por distinto grado de competencia o por otros factores".

En este análisis, el Banco de España se centra en estos "otros factores" y concluye que una parte del problema, sólo una parte, se debe a que "en la medida en que el tipo de interés de los préstamos personales predice caídas de renta entre los hogares endeudados, y que estas son más intensas en España que en los países de nuestro entorno, se puede concluir que parte de las diferencias en los tipos de interés es atribuible a la mayor inestabilidad de la renta y del empleo en España".

En mi opinión, sin negar que el mercado laboral pueda explicar parte de la diferencia, creo que hay un problema de menor oferta financiera que, a su vez, viene derivado de la concentración bancaria.

Como al hacer pública esta opinión en Twitter me han acusado de "populista", trataré de explicarme. Los datos actuales, en lo que se refiere al coste de financiación son mayores en 2019 o en 2020 de lo que eran en 2014. En concreto, el tipo de interés de los nuevos préstamos personales, según el boletín estadístico del Banco de España era, por ejemplo, del 8,41% en enero de 2020, antes de la pandemia, o del 7,52% en enero de este año.

Sin embargo, la política monetaria es mucho más laxa ahora que en 2014. De hecho, el Euribor está marcando mínimos cercanos al -0.5% desde hace meses. Sin embargo, el tipo de interés de los préstamos personales se ha incrementado desde el 6,5% que un español estaba pagando de media hace siete años.

Pero en 2014, la situación laboral, y también de crecimiento económica, y consecuentemente también, la solvencia de los deudores era inferior a la que había en 2019 o antes de la Pandemia. Por lo tanto, el mercado laboral no explica que las condiciones financieras se hayan endurecido. Lo que sí ha ocurrido desde 2014 es que la oferta financiera ha disminuido.

Parte del problema es que tenemos menos entidades de crédito, en parte por las fusiones. Pero también que las entidades de crédito, en sus planes de negocio, en muchos casos han querido reducir su exposición al mercado español.

Esto pasa necesariamente por dar menos créditos, y por tanto por reducir su oferta. Además, casi todos los bancos han reducido plantilla y han cerrado sucursales. Y recordemos que la anterior crisis financiera, casi la mitad del sistema financiero, las cajas de ahorro prácticamente desaparecieron. Actualmente, sólo quedan las cajas de Ontinyent y Pollença.

El mercado laboral no explica que las condiciones financieras se hayan endurecido. Lo que sí ha ocurrido desde 2014 es que la oferta financiera ha disminuido

Todo este proceso de concentración bancaria lleva a una disminución de la oferta de préstamos. Y como reconoce el Banco de España en su estudio sobre por qué las entidades de crédito española cargan más intereses que sus homólogas europeas: "Sin embargo, las diferencias en estas características de los endeudados solo explican una parte reducida del diferencial entre los tipos de interés de los préstamos personales españoles y los del resto de los países. Por tanto, la mayor parte del diferencial se debe a que las entidades financieras españolas valoran las características de los hogares de forma diferente".

Es decir que una entidad de crédito española considera que un hogar español tiene más riesgo de impago en igualdad de circunstancias que uno alemán, italiano o francés, y por lo tanto, le carga mayores intereses.  

En mi opinión, si una entidad española carga más intereses en igualdad de circunstancias es porque puede, es decir porque está menos expuesta a la competencia. Si hubiese mayor competencia, o se rebaja el diferencial o no se pueden conceder créditos. Esto resulta coherente con el aumento del diferencial en los tipos personales mientras mejoraban la práctica totalidad de los indicadores económicos. Eso sí, en el mismo periodo la concentración bancaria y el cierre de sucursales continuaban.

Por supuesto, la consolidación bancaria mediante fusiones tiene ventajas e inconvenientes. Es cierto también, que unas entidades demasiado pequeñas tienen menos eficiencia y economías de escala. Pero si creamos entidades demasiado grandes tendremos el riesgo de que un problema en esas entidades sea un problema, y muy grave, para España en su conjunto. Eso no es teoría, es simplemente lo que le pasó a Irlanda en la que los problemas financieros de sus dos principales que la arrastraron al rescate europeo.

La insolvencia de las entidades de crédito, incluso aunque no sean sistémicas, genera problemas y graves para la estabilidad financiera. Pero las fusiones también tienen costes laborales, y llegado un punto, también los pueden tener para los consumidores de productos financieros, que al final somos todos.

Simplificando, una entidad financiera puede mejorar su solvencia en una fusión por dos vías, menores costes o mayores ingresos. Los menores costes suelen estar asociados a la reducción de plantillas, y los mayores ingresos, también desgraciadamente, a un mayor precio de los créditos y no a un mayor volumen, al menos en la situación actual.

La crisis derivada de la pandemia ha llegado antes de que hayamos podido cerrar las heridas de la anterior crisis financiera. En consecuencia, seamos conscientes de que hemos heredado un sistema financiero con problemas. Algunos son tan evidentes como el de la Sareb, que ya contamos como nos han obligado a reclasificarla como deuda pública.

Además, la revolución tecnológica y la competencia emergente de compañías tecnológicas también están afectando a la banca. Pero, cerrar los ojos a la realidad nunca es una buena idea. Creo que, aunque se me tache de populista, ya hemos llegado a un punto en que los españoles, cuando vamos a pedir un préstamo, estamos empezando a pagar el coste de la concentración bancaria.

Por supuesto, peor sería no tener acceso al crédito o tener que rescatar entidades, pero seamos conscientes que todas las decisiones económicas tienen un coste, y el tener que apostar por la concentración bancaria no es una excepción.

*** Francisco de la Torre Díaz es economista, inspector de Hacienda y exdiputado en el Congreso.

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