La moción de censura que sacó a Mariano Rajoy de la política el 1 de junio de 2018 precipitó por la vía de urgencia una suerte de consenso tácito al que se ha prestado poca atención hasta la fecha.
Semanas antes de caer el Gobierno por una estrategia de Iván Redondo que muchos daban por perdida, andaba Luis de Guindos tratando de influir entre bambalinas en las quinielas que tenía sobre la mesa Román Escolano, el efímero último ministro de Economía de Rajoy, para nombrar a un gobernador del Banco de España pactado con el PSOE.
Nombres ligados al PP, como Rosa María Sánchez-Yebra (secretaria general del Tesoro entre 2014 y 2016), Íñigo Fernández de Mesa (su antecesor en ese cargo en los peores años de la crisis financiera) o Pablo Zalba (presidente del ICO y diputado de PP) eran los favoritos para sustituir a Luis María Linde en un momento de profunda crisis para la institución.
Con el Gobierno tambaleándose y con riesgo real de caer, Escolano optó por proponer finalmente a Rajoy a un economista de la institución con perfil técnico, conocedor de los entresijos de la casa y sin signo político. Fue así, con la moción de censura ya registrada, como Pablo Hernández de Cos fue propuesto por el PP como gobernador del Banco de España el 28 de mayo de 2018 y tomó posesión de su cargo con Pedro Sánchez como presidente del Gobierno.
Todo esto, que forma ya parte del pasado reciente, late en los discursos y en la forma de gestionar la institución del gobernador. Un economista que también preside el Comité de Basilea y que con posiciones muy alineadas con el Banco Central Europeo (BCE) viene pidiendo "un amplio consenso" con un discurso en el que caben todos porque tan pronto defiende que hay que combatir mejor la desigualdad, como pide al Gobierno -generando malestar entre algunos- que utilice 8.000 millones de euros de los fondos europeos para implantar en España la 'mochila austriaca'.
Hay en el Gobierno quien conoce muy bien los entresijos del Banco de España. En especial, José Luis Escrivá.
Famoso por su paso por la AIReF, el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones es otro economista que comenzó su trayectoria en la institución de la calle de Alcalá antes de ser nombrado jefe de la división de Política Monetaria del Banco Central Europeo (BCE).
Dicen que Escrivá tiene echado el ojo a los economistas del Banco de España. Un ejército de unos 300 expertos que se dedican a elaborar informes y estudios, en su mayoría, por iniciativa propia sobre asuntos que consideran pertinentes.
En España, la lejanía de esta institución de la Administración es entendida como signo de independencia. ¿Es esto acertado? En el Gobierno, comentan en privado que en tiempos como estos, como mínimo, "es poco eficaz".
"¿Sería menos independiente el Banco de España si elaborara un informe a petición o incluso en colaboración con un Ministerio para aportar información para las decisiones de política económica?", se preguntan. Esto es algo habitual en Alemania, donde el Bundesbank llega a estar presente en comités interministeriales para abordar asuntos clave en las decisiones del Gobierno.
En España, la Ley de autonomía del Banco de España establece que una de las funciones del banco es "asesorar al Gobierno, así como realizar los informes y estudios que resulten procedentes" en materia de política económica. Además, añade, "apoyará la política económica general del Gobierno".
La Ley de autonomía del Banco de España establece que una de las funciones del banco es "asesorar al Gobierno"
Este hecho es poco conocido en el Congreso, donde el gobernador tuvo que explicar a sus señorías el pasado diciembre en la Comisión de calidad democrática que entre sus funciones también figura aportar un análisis riguroso y técnico a cuestiones de la política económica. Lo hizo en respuesta a la pregunta incómoda de por qué emite opiniones en campos como el de las pensiones al margen de su función como supervisor bancario.
Quizás por ese desconocimiento no nos sorprenda que un Ejecutivo necesitado de economistas -más aún tras la marcha de Ana de la Cueva o Daniel Fuentes- no aproveche más a este equipo que, además, está liderado por una figura que -con sus más y sus menos por su claridad a la hora de exponer ideas- no deja de ser un economista de consenso en una España cainita.
Ahora que en la Comisión Europea hay preocupación real por la ausencia de un gran acuerdo político en España alrededor del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que ha enviado Calviño para pedir dinero a fondo perdido a los europeos, aprovechar mejor el tirón de Hernández de Cos debería ser una opción sobre la mesa.
Esto es algo compatible con no interferir en la independencia exigida a una institución que todavía no ha podido borrar la mancha en su reputación por su actuación en los tiempos de la crisis financiera.
Quizás con papeles firmados por el Servicio de Estudios que dirige Óscar Arce, Gobierno y oposición tienen más posibilidades de alcanzar ese acuerdo que tanta falta nos hace.
ATENTOS A...
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