No es un trabalenguas, no, ni un juego de palabras. Desgraciadamente, es la realidad. El cielo, la nube en términos digitales, de la economía española, de nuestras empresas españolas, en especial las pymes, no están aún del todo, ni mucho menos, 'digitivada'. ¿Qué es 'digitivación'? La recuperación económica a través de la digitalización. Es entender también que esta reactivación que necesitamos ahora ya no va, como en el pasado durante la anterior crisis, de sectores buenos (la distribución o la propia tecnología) o malos (la restauración o la construcción).
No, no es una cuestión de sectores, sino de transformación, va de transformar. El turismo y la construcción representaban en el año pre-pandemia, 2019, un 29% de nuestro PIB nacional. Pero la salud y el comercio un nada despreciable 24%.
Tampoco es una cuestión de transformación de modelo productivo, sino de transformación de modelo de negocio. Es una cuestión de pasar de una economía demasiado presencial a una economía más digital. El tamaño de la digitalización de la economía española en ese mismo 2019 era precisamente del 19%, frente al 22% de Estados Unidos o el 30% de China.
Entonces, a la empresa, a la pyme española, ¿quién la digitivará``? El 30 de abril el Gobierno presentó a Bruselas el Plan de Recuperación con el destino de los primeros 70.000 millones de euros que deberían llegar a España en los próximos tres años.
Según ese plan, por cada euro púbico, el sector privado deberá invertir cuatro. Del total anunciado para invertir en digitalización, solo hasta un total máximo de 4.000 serán fondos para las pymes. Una ayuda, sin duda, si llega... Pero, al final, serán las propias pymes quienes se 'digitiven'. Será fundamentalmente con sus recursos y con sus esfuerzos.
No olvidemos que la recuperación económica requiere de la incorporación de tecnología al 100%. Este ambicioso plan digital debe abarcar todos los ámbitos de nuestro sistema socioeconómico, desde la capacitación de la fuerza laboral y de la ciudadanía en general, pasando por la reindustrialización, la innovación o la mejora de la Administración Pública.
Nos encontramos ante una oportunidad única para relanzar nuestra economía, maximizando la eficiencia del sistema productivo y haciéndolo también, no olvidemos esto, mucho más sostenible, buscando el bienestar de las personas, del conjunto de la sociedad y del planeta.
Y es que la sostenibilidad ya está teniendo un creciente impacto en las pymes, en términos de seguridad en el trabajo, políticas de diversidad e inclusión y cultura corporativa con propósito ético. Un buen ejemplo de ello es que el 62% de las pymes españolas ya se han comprometido a reducir sus emisiones de CO2, según datos de la Red Española del Pacto Mundial.
La articulación de los fondos europeos se tiene que hacer a través de proyectos que aceleren tanto la transformación digital como la transición energética de nuestro país. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son un magnífico estímulo para proponer cambios concretos y tangibles. Erradicar la pobreza, proteger el medioambiente y asegurar la prosperidad de todos son fines que las pymes están incorporando a sus objetivos empresariales, desde la misma concepción de las ideas hasta la venta de productos o servicios en el mercado.
Empresas como Ternua, Lufe o Ecoalf son un buen ejemplo de ello. No es solo una cuestión de conciencia o altruismo. Según Sustainable Brands, las compañías que no avanzan en innovación y desarrollo sostenible están perdiendo cuota de mercado. En España, ya un 43 % de los clientes apuestan por marcas con propósito y compromiso social o medioambiental. Después de esta pandemia, lo harán aún más.
Las compañías que no avanzan en innovación y desarrollo sostenible están perdiendo cuota de mercado
Sin embargo, un informe reciente de Accenture reveló que solo la mitad de las empresas españolas está priorizando la inversión en digitalización y sostenibilidad, la única vía posible hacia esa 'digitivación'.
Porque 'digitivación' es sostenibilidad en el sentido también de sustentabilidad, de capacidad de hacer que la empresa, la sociedad, el planeta, los tres, puedan perdura en el tiempo. Por eso, la empresa que no se digitive, no se sostendrá. Para ello hay que formar y desarrollar, capacitar a los profesionales que hagan eso posible en las pymes. Una parte del Plan 2025 va también enfocado a ello. Porque el profesional, el directivo digitivador de esas pymes que bien la 'digitive', buen 'digitivador' será.
Para acabar, la 'digitivación' es, en resumen, un proceso integral que lleva implícito una transformación cultural que facilite la evolución hacia un nuevo modelo de gestión de las Pymes y de nuestra economía. Es, además, actitud y mentalidad innovadora, dos conceptos clave con los que afrontar la reactivación económica y la sostenibilidad de nuestro modelo como sociedad.
Si algo ha puesto de manifiesto la crisis de la Covid-19 ha sido la fragilidad de buena parte del tejido productivo que, en una situación de teletrabajo y ausencia de demanda tradicional, ha encontrado dificultades para operar con normalidad. Para que las pymes puedan crecer y competir, en un entorno cada vez más digital y global, es necesario dotarlas de las herramientas necesarias, potenciando su eficiencia y su sostenibilidad financiera, en este caso.
Nos jugamos mucho como país. Recordemos que las pymes representan el 99% de nuestro tejido empresarial, suponen el 72% del empleo y el 62 % del PIB. Definitivamente, si las pymes no se 'digitivan', España no se 'digitivará'.
*** Luis Pardo es CEO de Sage España y Portugal.