Puede que haya sido la confluencia de muchos factores. Miles de personas aburridas durante la pandemia, dinero llovido del cielo, el efecto llamada del mayor mercado alcista que hemos conocido, la irrupción de los brokers online, la inversión en compañías “meme”, o simplemente, una autopromoción inteligente en las redes sociales. El caso es que el nuevo paradigma inversor que vivimos de baja cultura financiera y presencia en redes sociales explica esa nueva clase de figuras influyentes en las plataformas sociales de inversión.
Hay tres figuras en el panorama actual, llamémoslas “alternativas”, que se identifican con tres activos de notables similitudes en relación a su disrupción social: las SPAC y Chamath Palihapitiya, ARK Invest y Cathie Wood, y cómo no, Tesla y Elon Musk.
Los tres conforman un trío diferente en muchos aspectos pero también por ser maestros en la creación de personajes afines a los medios, lo que los ha impulsado a un estatus de culto. Diría incluso que los ha colocado en un lugar más propio de las celebridades del mundo del deporte o la música. Es tal su influencia en las nuevas generaciones que incluso ha inspirado su propio merchandising.
Los tres tienen un alcance que se podría argumentar que no tiene precedentes en el mundo de la inversión.
Comparados con la vieja escuela de pensamiento representada por Warren Buffett y Charlie Munger, nuestro trío genera una fracción del interés de una dupla que con un +20% de rentabilidad anual compuesta en 56 años es sin duda aburrida (subrayo la ironía, por si acaso).
Musk, Palihapitiya y Wood son mucho más que diferentes. No sólo por la conexión generacional sino también por su interés sesgado al compartir con el público las acciones que están tomando en tiempo real. Sus comentarios del mercado han mantenido a los fanáticos de Musk y Palihapitiya pendientes de todos sus tweets. Wood ha sido menos incisiva en las redes sociales, pero la naturaleza de los fondos cotizados en bolsa (ETF) que gestiona hace que los movimientos diarios sean igualmente llamativos.
Pero en las últimas semanas, los activos asociados con estos influyentes inversores superestrellas han visto detenerse su impulso.
¿Qué pasaría si Tesla y ARK Innovation Fund caen y las SPAC nunca recuperan su brillo anterior?
Tesla fue la acción con mejor rendimiento en el S&P 500 el año pasado con una subida meteórica del 743%. Pero las acciones pierden un 20% en lo que va de 2021 y ceden un 34% desde su máximo histórico de enero.
El ETF de Wood cae un 15% en lo que va de 2021 y está un 33% por debajo de sus máximos de febrero, aunque acumula un 70% de subida en el último año.
De los tres, Palihapitiya se acerca más al concepto de “estrella caída”. Su primer SPAC, la compañía de exploración espacial Virgin Galactic, logró multiplicar su cotización por casi 4x desde principios de noviembre de 2020 hasta su máximo histórico en febrero. Pero desde ahí, las acciones han retrocedido un 65%.
Las acciones de TSLA, ARKK y SPCE han sido víctimas de la rotación “growth to value” de 2021. La moda está ahora en compañías tradicionales como energía, mineras o finanzas que, como Berkshire Hathaway, son sectores “aburridos”.
Si bien el mercado de valores se mantiene cerca de niveles récord, las cotizaciones del triunvirato se han visto afectadas por las preocupaciones sobre la inflación y el aumento de los rendimientos de los bonos. El mayor escrutinio regulatorio en las criptomonedas y los SPAC, tampoco ha ayudado.
Quizás sea injusto poner un enfoque excesivo en el corto plazo. Cada uno de los activos del trío todavía tiene un historial impresionante. ARKK ha ganado un 44% anual en los últimos cinco años, mientras que Tesla, presente en ARKK, obtuvo un 70% anualizado. Sin embargo, esto no será de mucho consuelo para los inversores que llegaron tarde a la fiesta.
La mayoría de las entradas en ARKK se produjeron después de noviembre de 2020 y su precio está por debajo de donde estaba entonces. En los últimos seis meses, a los inversores les habría ido mejor poniendo su dinero en un fondo indexado o comprando futuros sobre la madera.
Pero las imágenes cuidadosamente elaboradas de Musk, Palihapitiya y Wood están diseñadas para que se compren sus acciones, o tal vez en el caso de Musk, para que se adquiera un vehículo Tesla. En otras palabras: ¿se aprovechan de los inversores?
Si bien algunos elogian a Musk por ser cada vez más responsable al advertir a los seguidores en un tweet ocasional que no se arriesguen demasiado, otros están furiosos con él por hacer que Dogecoin se desplome al definir la criptomoneda como un "timo" en su reciente aparición televisiva o al cambiar de opinión para decir que ya no admite bitcoins como pago por vehículos Tesla porque minarlos contamina.
Igual sería deseable que las entidades asociadas al triunvirato se hiciesen eco más con sus resultados económicos que con los tuits de sus líderes. Para Tesla, eso significaría abandonar la imagen de una compañía que quema caja y crea valor. Algo que sus inversores no piensan igual. Para los SPAC y las participaciones de ARKK, eso podría significar un énfasis en el crecimiento de los ingresos, ya que son entidades de ciclo joven muchas de ellas sin ganancias.
El culto a la personalidad puede no ser suficiente para que estos valores vuelvan a sus niveles anteriores o para que sus acólitos ganen alguna vez dinero.
***Alberto Roldán es socio de Divacons-Alphavalue
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