La teoría clásica financiera se basa en el supuesto de que el inversor o el analista posee la información necesaria y veraz para tomar la mejor decisión financiera. Somos conscientes de que la información perfecta no existe, pero es un hecho que la disponibilidad de la misma favorece un mercado más transparente, eficiente y justo.
La aparición de las criptomonedas ha generando muchos interrogantes, hecho que tampoco debería sorprendernos cuando la innovación replantea por completo el sector. Las instituciones y los expertos del sector tienen la responsabilidad, por tanto, de responder a esos interrogantes, divulgar y argumentar el porqué de las criptomonedas, explicando cómo funciona la tecnología que soporta esta innovación y valor que poseen frente a otros activos.
A causa de la incertidumbre que han generado los bajos tipos de interés en los mercados convencionales y la crisis de la Covid-19 —a esta situación hay que sumarle la digitalización vertiginosa que estamos viviendo—, las criptomonedas se han consolidado como una alternativa de valor.
Un mercado financiero sin educación es una presa fácil de la irracionalidad
El sector sabe que las finanzas digitales gozan actualmente de una mayor estabilidad respecto a los mercados tradicionales y poseen una mayor capacidad para recuperarse. Un buen indicador de ello es que las criptomonedas cotizan en diferentes exchanges, lo que demuestra una demanda real y una disminución del riesgo de centralizarlas en un único mercado.
Ahora bien, los inversores deben justificar sus decisiones financieras y realizar una tarea de divulgación para explicar sin atajos ni sesgos los motivos que los llevan a invertir en un activo y no en otro. La formación de los inversores y la información que disponen acerca de las criptodivisas es, sin lugar a dudas, más amplia, transparente y accesible que hace unos años, cuando las monedas digitales no eran más que un fenómeno desconocido, también para el sector financiero. La crisis de la Covid-19 ha constatado la democratización del acceso a los diferentes activos criptomonetarios, impulsando un cambio de mentalidad y percepción en la comprensión de las monedas digitales.
Un ejemplo de esta accesibilidad es el aumento de las ‘comunidades cripto’. España es uno de los países más relevantes en este sector de toda Europa. Según un informe de Estatista, el 9% de la población española posee criptomonedas, sólo por detrás de Suiza y Grecia, los países con mayor tasa de adopción con un 11%.
Hace cinco años los inversores se enfrentaban a la difícil tarea de encontrar información relevante sobre el blockchain y las criptomonedas. Una tarea más ardua si la información se buscaba en español. Ahora, la situación ha dado un giro de 180 grados.
Muchos de los nuevos usuarios entran atraídos por las promesas de grandes ganancias en un periodo corto de tiempo
La información disponible es mucho más precisa y el contenido para los hispanohablantes, una de las mayores comunidades cripto del mundo, está en auge exponencial. Binance es consciente que para legitimar el valor de un activo financiero hay que justificarlo.
De ahí que la compañía perciba la educación como una clave indispensable del sector y haya desarrollado programas como la Binance Academy, una escuela gratuita impartida en más de 15 idiomas con la que poder aprender sobre el mundo cripto desde cero o mejorar y profundizar en los conocimientos adquiridos.
Una buena educación financiera se basa en el uso racional de los datos disponibles —lo que mencionaba de justificar una inversión— para discernir cuál es la mejor decisión. La corriente de las emociones —la euforia y el pánico— y la presión social como condicionantes de los juicios financieros no son una novedad; responden a la naturaleza inherente del ser humano y no es posible desligarse de ellas por mucho que se quiera una inversión basada en la información perfecta, una hipótesis que ni los mejores programas de ordenador disponen.
Según ING las personas con menos conocimiento sobre las criptomonedas son las más entusiastas, una conclusión que también podría trasladarse a cualquier área de las finanzas. El uso racional en la información disponible nos lleva a ser más prudentes ante los escenarios de incertidumbre o emotivismo que en ocasiones contagian los mercados financieros.
El 9% de la población española posee criptomonedas, sólo por detrás de Suiza y Grecia en Europa
Desafortunadamente, muchos de los nuevos usuarios entran atraídos por las promesas de grandes ganancias en un periodo corto de tiempo, y no dedican el tiempo necesario a formarse para ser más prudentes y no cometer errores. Las prisas y la presión que ejerce la posibilidad de quedarse desactualizado o alejado de las tendencias innovadoras del sector nunca han sido muy buenas amigas de la templanza que caracteriza a un buen inversor.
Esta impaciencia ilusoria acaba perjudicando en la experiencia del usuario y provoca que algunas personas desistan de su labor por conocer mejor el mundo cripto y conseguir los objetivos que se plantea.
El incremento espectacular que han experimentado las criptomonedas en el último año debe responder al mismo tiempo a un mejor conocimiento del fenómeno y de las implicaciones que posee. Un mercado financiero sin educación es una presa fácil de la irracionalidad.
***Luis Vaello es director regional de Binance.