Una sola gestora norteamericana acaba de alcanzar los 3 billones de dólares (trillones en terminología anglosajona) en ETF. Y en lo que va de año, en el mundo se han invertido 560.000 millones de dólares en estos fondos de inversión de tercera generación.
Los productos indexados -fondos indexados y ETF- representan ya más del 50% de toda la inversión colectiva que se realiza en EEUU. Y siguen creciendo en todo el mundo gracias a sus ventajas operativas y sus bajas comisiones. En todo el mundo menos en España.
Y digo fondos de inversión de tercera generación. Y digo bien porque, excepto para el Ministerio de Hacienda español, los ETF son fondos de inversión en el mundo entero. De hecho ETF es el acrónimo de exchange traded funds, es decir, fondos cotizados. Lo único que les diferencia de los fondos tradicionales son sus ventajas. En lugar de tener que esperar días se venden y liquidan en minutos -como las acciones cotizadas- y, como son productos indexados, sus comisiones son un 80% menores que las de los fondos tradicionales.
Ciertamente, hay fondos de gestión activa que merecen ese nombre y las comisiones que cobran por ello, pero el mundo entero se ha dado cuenta de que solo se debe pagar una comisión del 2% cuando está justificada. Es decir, en el 10% de los fondos de inversión... ocasionalmente el 20% (en un año bueno para la gestión activa).
En el resto de los casos el gestor se va a limitar a hacerlo igual o peor que un índice de referencia, así que basta con pagar un 0,2%. En esos casos, el valor no está en la gestión, sino en el consejo de invertir en ese activo, sector o país.
No parece muy inteligente perderse oportunidades de inversión porque vas a tener que pagar impuestos
¿Y por qué en España somos la excepción a un movimiento de carácter global en el mundo financiero? Pues porque se ha establecido una barrera de entrada para no perjudicar a los distribuidores. Una barrera de entrada fiscal donde los ETF juegan con desventaja. Pero prefiero no entrar en los oscuros motivos por los que se ha creado esa barrera y a quien benefician y centrarme en si aún así merece la pena utilizar estos fondos de tercera generación.
Mi recomendación es tener carteras de fondos tradicionales para beneficiarse del tratamiento fiscal y carteras de ETF para no perder oportunidades de inversión. Son carteras complementarias, no incompatibles.
Con ETF invertimos en ideas como energías alternativas, inteligencia artificial, biotecnología, la nube, tecnología blockchain, ciberseguridad y todo tipo de negocios interesantes antes de que fueran accesibles a través de fondos de inversión. Y en muchos casos siguen sin serlo. Y encima nos ahorramos un 80% en comisiones de gestión.
El inconveniente fiscal deberíamos verlo de otra manera. Si estamos invirtiendo en acciones porque hay valores muy atractivos y potencialmente muy rentables, ¿por qué no en ETF aunque tengamos que pagar por las plusvalías? Nos permiten acceder a inversiones muy rentables a las que no podemos acceder a través de fondos.
El tratamiento fiscal es el mismo que si compramos acciones de cualquier empresa cotizada. Es más, los ETF hacen sencillas las coberturas frente a caídas del mercado. Es tan fácil comprar un ETF sobre el Ibex 35 como uno te permite beneficiarte de la caída del precio de los bonos europeos o ponerte 'corto' en bolsa -en minutos- ante una caída del mercado.
No parece muy inteligente perderse todas estas oportunidades de inversión porque vas a tener que pagar impuestos. Sería como no haber invertido en Apple o Amazon porque si ganabas al vender tendrías que pagar impuestos.
El mundo entero se ha dado cuenta de que solo se debe pagar una comisión del 2% cuando está justificada
Otra ventaja de invertir en ETF en el caso de ideas novedosas es que si invertimos en una sola empresa podemos no dar con el ganador del microsector o subsector correspondiente, pero si lo hacemos con un ETF que incluye 20 o 30 empresas similares, la cosa cambia.
¿Sabíamos qué empresa de biotecnología iba a conseguir primero la patente de la vacuna contra el coronavirus o cualquier otro gran remedio en el futuro? ¿Qué empresas sacarán más partido a la tecnología blockchain? Porque seguro que, dada la amplitud del tema, serán varias.
¿Quién se hará con los contratos de ciberseguridad más jugosos? La lista sería interminable, pero lo que está claro es que con un ETF diversificamos la inversión y casi garantizamos tener presencia en los ganadores. Ciertamente, las opciones de inversión que tenemos en la ahora financieramente subdesarrollada España -no siempre lo ha sido- no es especialmente amplia, pero aún así la oferta disponible da mucho juego.
Supongo que a estas alturas del artículo estarán pensando que me llevo comisión por recomendar ETF. Siento decepcionarles. Trabajo en una empresa de asesoramiento financiero independiente que no cobra comisiones de ninguno de los productos que recomienda.
Y tampoco cuando recomendamos plataformas competitivas donde ahorrarse dinero en comisiones. Porque eso es lo mejor: en España el oligopolio de distribución ha creado la muralla y en general funciona. Sin embargo, eso no significa que no haya plataformas, es decir intermediarios financieros de primera línea, donde se pueden comprar clases limpias de fondos -las que no pagan el 'peaje' del distribuidor-, fondos indexados o ETF.
Ciertamente, la revolución global en las comisiones de gestión y la competencia que crean para beneficiar al inversor ha encontrado su talón de Aquiles en la administración española.
No obstante, la barrera solo funciona en aquellos inversores que no están bien asesorados, ya sea porque sus asesores no son independientes -y por lo tanto viven de llevarse una parte de esas elevadas comisiones de gestión- o porque no conocen esos bancos en los que pueden comprar los mismos fondos y hacer las mismas inversiones ahorrándose más de la mitad en comisiones de gestión.
***Víctor Alvargonzález es asesor financiero independiente y socio fundador de Nextep Finance