La semana económico-político-sanitaria no tiene desperdicio. Entre el precio de la electricidad, la mascarada de los indultos y la caída de las mascarillas, la semana de San Juan ha sido entretenida.
La electricidad se había subido a la parra. El coste era escandaloso para empresas y particulares. Los expertos - y yo mismo (aunque no lo sea)- indicaban que una de las razones de esa subida era su fiscalidad. Un 7% del impuesto eléctrico por razones históricas y un 21% de IVA sobre su coste incluido el impuesto eléctrico.
Al final, como era de cajón, se va a reducir el impuesto anunciándolo a bombo y platillo en un Consejo de Ministros extraordinario. El "negocio" de Hacienda a costa de empresas y particulares españoles era insostenible.
Lo dijo el presidente de Iberdrola: el chollo era para la Hacienda Pública. Cuanto más subía el precio del kilovatio, más dinero recaudaba.
Luego el Gobierno ha querido 'vender' que sacrificaba 600 millones de euros con esa bajada: ¡mentira cochina! (que decíamos de niños).
El Gobierno ha querido 'vender' que sacrificaba 600 millones de euros con esa bajada: ¡mentira cochina! (que decíamos de niños)
La verdad es que Hacienda ha estado expoliando al ciudadano con el recibo eléctrico. Veámoslo con números redondos y porcentajes para que se entienda.
Supongamos que el importe neto (sin impuestos) de la factura eléctrica de un hogar era de 100 euros por el coste de la compañía eléctrica. Antes de la rebaja aprobada este mes, a ese importe se añadía el impuesto eléctrico del 7% (7 euros), más luego el 21% sobre el coste más el impuesto, en total 22,47 euros.
Cómo en los últimos tiempos la subida del precio eléctrico ha llegado al 75%, ese hogar pagaba 175 euros de coste con un recargo del 7% del impuesto eléctrico más el IVA del 21% total: 226,57 euros. De los cuales 41,57 corresponden a impuestos.
Es decir, que, por los mismos kilovatios, Hacienda pasó de cobrar 22,47 euros a 41,57 euros; 19,10 euros más ¡el 85% más de recaudación tributaria!
En consecuencia: la bajada del precio del kilovatio es que la Hacienda española devuelva a mucha gente lo que le cobró de más antes con nocturnidad y alevosía.
La bajada del precio del kilovatio es que Hacienda devuelva a mucha gente lo que le cobró de más antes con nocturnidad y alevosía
José María el Tempranillo era un pardillo al lado de Montero y sus mariachis. Pero, no se engañen, seguro que los listillos de Hacienda ponen tantas condiciones a la letra pequeña del Decreto, que al final se siguen llevando una buena pasta.
Además, todo sirve para tapar, en parte, las noticias sobre los indultos. Una mascarada, que quieren hacernos contemplar. Sí, una mascarada porque todo debe estar pactado antes del anuncio y la firma de los indultos, incluida la escenificación de los disensos entre Pedro Sánchez y los independentistas.
Si no fuera así -si no hubiera un pacto previo -o habiéndolo- los independentistas cometieran la felonía de no respetarlo-, la mascarada se convertiría en una tragedia. Tragedia para España, para el Gobierno, para el PSOE y para el propio Sánchez.
En este caso, para salvar la dignidad del Estado, lo mejor sería no quitarse la mascarilla, ni en los espacios cerrados ni en los abiertos. Así no se nos vería la cara de bobo integral.