En mi afán por comprender todos los puntos de vista, he querido entender de dónde viene un rechazo tan grande al amor libre como para querer acabar con la vida de una persona, de dónde nace un odio tal como el de los desgraciados que, según testigos, mataron al joven Samuel Luiz de una paliza al grito de "maricón" en A Coruña hace unos días. Pero, tras mucho meditar, sigo sin entenderlo.

El único argumento que podría encontrarle a la homofobia es que la homosexualidad no algo es natural, cosa que, de hecho, no es cierta. Recordemos que la naturaleza está plagada de ejemplos de animales con comportamientos homosexuales. Sin embargo, la sociedad en la que vivimos sí que está llena de un montón de cosas que de verdad no son naturales. Así que me he propuesto repasarlas, por si los asesinos de Samuel también quieren darles una paliza de muerte.

Empecemos por lo que ingerimos. Muchos medicamentos, aditivos alimentarios y la comida de la mayoría de los restaurantes incluyen ingredientes artificiales. ¿Estarán los homófobos en contra de la Coca-Cola y del ibuprofeno? Como enemigos de todo lo antinatura, imagino que también rechazarán cualquier tipo de bebida energética.

Además, supongo que los asesinos de Samuel y todas las personas que critican, acosan y atacan al colectivo LGTBI+ tampoco practican surf, pues el neopreno es otro material sintético que no se da en la naturaleza. O tal vez son tan fuertes y machos que pueden enfrentarse a las olas a pecho descubierto para evitar vestir esta 'aberración' del mundo textil.

Por supuesto, la homofobia antinatura también deberá ser bastante respetuosa con el medio ambiente al estar totalmente en contra del plástico, cuyo origen artificial se remonta a 1909. Esto convertiría a los homófobos en unos pioneros de la lucha contra el cambio climático actual, que tampoco es de origen natural. ¿Qué tienes que decir a eso, Greta Thunberg?

Este lógico rechazo homófobo al plástico les provocará, además, la más completa repulsa a las tarjetas de crédito, a los ordenadores y a los teléfonos móviles. Así que supongo que los asesinos de Samuel y los más de tres millones y medio de votantes de VOX mantendrán sus relaciones sociales y laborales de forma epistolar. Gracias a su defensa de la moral, el futuro del trabajo de cartero quedaría asegurado para siempre.

La Cuarta Revolución Industrial también será para ellos una cosa de desviados. La digitalización no es natural y no forma parte de nuestras costumbres, así que deberíamos mantener España fuera de ella. ¿Inteligencia artificial y robots? ¡Una desvergüenza para nuestros valores patrióticos! Da igual que la economía española se quede estancada en el franquismo, lo importante es mantener las tradiciones.

La digitalización no es natural y no forma parte de nuestras costumbres

¿Y sabe qué otra cosa no es natural? Los marcapasos. ¿Una persona con un aparatito mecánico insertado en el corazón? ¿Puede haber algo más antinatural que eso? Tiemblen todos los que sufren problemas cardíacos, los defensores de la España en blanco y negro ya les tendrán en su punto de mira.

Lo mismo pasará con todos los miembros del transhumanismo, o cíborgs, es decir, con el cada vez mayor número de personas que se implantan tecnología en el cuerpo para mejorar sus capacidades naturales. Si amar a un ser humano del mismo sexo se castiga con el asesinato, ¿qué harán los homófobos con Neil Harbisson, quien puede escuchar la frecuencia de los colores mediante un implante cerebral, y con Moon Ribas, capaz de sentir terremotos a través de unos pendientes?

A los buenos homófobos les debe dar igual que la innovación tecnológica salve vidas, mejore nuestro día a día y amplíe nuestras capacidades, es antinatural y punto, como tampoco les importa que cualquier otra forma de sexualidad diferente a la hetero haga felices a las personas y les permita sentirse libres siendo quienes son. Eso da igual, sea artificial o no, para ellos está mal. Y si tienen que matar a palos a un chaval inocente para dejar clara su postura, pues lo hacen.

Pero estoy segura de que la Biblia no dice nada de rechazar los marcapasos, los medicamentos, la comida y el plástico, ni defiende la lucha por acabar con lo que no es natural. Lo que sí sé que dice es que hay que amar al prójimo. Así que, animo a los homófobos a que se la vuelvan a leer y se replanteen su postura. Porque, ¿sabe lo que sí que es antinatural? La violencia gratuita, el asesinato y el odio.

#TodosSomosSamuel

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