En sociología, como en casi todos los ámbitos de la vida, hay que clasificar y poner nombres a las cosas. Y hablando de generaciones, aunque hay ciertas discrepancias en cuanto a las fechas, hay un cierto consenso en que la generación de los “boomers” son los nacidos tras la Segunda Guerra Mundial y mediados de los años 60, la generación “X” es la nacida entre mediados de los 60 y principios de los 80, “millennials” serían aquellos que nacieron más o menos antes del mundial de Naranjito hasta mediados de los años 90.
Los “millennials” no son más relevantes que los anteriores, pero a fecha de hoy es el segmento de población que tendría entre los 25 y 40 años y que han pasado de ser más o menos un tercio de la fuerza laboral en la década pasada a más de la mitad de la actual. En un mundo con cerca de 8.000 millones de personas, eso hace que sea con diferencia la generación con mayor población en edad de gastar. Y lo que pase por las cabezas de cincuenta de cada cien consumidores con poder adquisitivo… a mí como inversor me parece relevante porque incide mucho en cuáles serán las empresas del mañana y cómo será la economía.
No voy a contar ningún dato revelador, pero además de que no hay prácticamente nadie sin su smartphone, más de la mitad tiene además una tableta (en esta estadística me incluyo a mí mismo también) que utiliza diariamente para pasar más de la mitad de su tiempo de ocio brujuleando por internet, mirando que hacen otros “millennials” y, sobre todo, consumiendo.
Los millenials son la generación con mayor población en edad de gastar
Además de los distribuidores globales y locales que te traen en cada vez menos horas cualquier cosa a casa, una de las nuevas maneras de consumo son las plataformas de mecenazgo. La idea no es nueva, ya hay muchas globales y hasta se han ido especializando por países o líneas de producto. A través de ellas los 'mecenas' aportan dinero a proyectos de lo más variopinto y además de comprar el derecho sobre el proyecto que saldrá o no adelante, todo hay que decirlo, reciben además “extras exclusivos” o simplemente un producto que en sí que no es posible comprar en tiendas porque la única manera de adquirirlo es a través de esta vía.
La plataforma hace de intermediario entre consumidores y creadores porque se ocupa de recaudar el dinero y administrar la logística de qué hay que mandar a quién y dónde, cosa que no es fácil y menos cuando el cliente puede estar en cualquier parte del mundo. Todo, evidentemente, a cambio de un buen pellizco de la recaudación. Suele haber un límite mínimo. Si no se supera no se realiza el proyecto, se devuelve el dinero y a otra cosa. Lo que no suele haber es, lógicamente, límite de ingresos.
Repasando el top ten de los proyectos con mayor recaudación a lo largo de los años de una de las plataformas globales de mayor renombre, nos encontramos con una lista muy heterogénea de objetos.
Desde un gadget de pasatiempos lleno de botones y ruedas que podríamos encontrar en cualquier puesto de un mercadillo -y que recaudó en poco más de dos semanas la friolera de seis millones y medio de dólares- a una chaqueta plagada de innumerables bolsillos diseñados especialmente para guardar todo lo que un “millennial” necesita cuando va de viaje (smartphone, tablets, baterías portátiles, documentación, gafas…). Este último superó los nueve millones de dólares, pero es que varios juegos de mesa de segunda generación juntaron casi 13 millones de dólares en varias rondas de financiación. Eso por citar sólo unos cuantos.
Sin embargo, la estrella fue un smartwatch con pantalla de color y múltiples funciones que en febrero de 2015 (tengan en cuenta la fecha) prometía uso durante más de una semana sin pasar por el cargador gracias a una innovadora tecnología. Reconozco haber participado en el proyecto, que consiguió juntar más de 20 millones de dólares en poco más de dos semanas.
En este caso el reloj nunca vio la luz, porque la idea la compró una empresa de pulseras deportivas que decidió aplicar la tecnología para sus dispositivos. Sea como sea, la idea, quizá por la simpleza de uso que anunciaba o la longevidad de la batería, consiguió el récord de recaudación y enamorar a miles de usuarios que decidieron no optar por el producto estrella de la marca de la manzana y poner su dinero en una promesa.
Para poner en contexto todas estas cifras, sólo comentar que más o menos la facturación de una quincena de compañías españolas de bandera que fabrican pan de molde, artículos de lujo o colchones está por debajo de los 10 millones de euros de media entre los años 2019 y 2020.
Así que si es importante este cambio de hábitos ya no sólo de consumo sino también de financiación. Cada vez más entre el creador y el cliente final se reduce una parte importante de la cadena de intermediarios y que dan soporte a muchos de los ámbitos de la economía y esto va a traer más cambios en la manera de hacer las cosas y en cómo funciona la economía anterior al “millennialismo”.
Por cierto, la siguiente es la generación “Z” que es la que habría nacido más o menos desde 1997 hasta 2010 y de la que también tendremos mucho que hablar. Finalizado el abecedario, no sé qué letras asignarán en el futuro… Igual es como la hoja de cálculo y a la siguiente generación la denominan “AA”.
***Álvaro Galiñanes es director de Inversiones de Santander Private Banking Gestión.