La educación como palanca de transformación
En 2020, diez millones de personas recibieron algún tipo de formación en España, ya fuese Educación Primaria (2,9 tres millones de alumnos), Secundaria (1,9 millones de alumnos), Universitaria (1,5 millones de personas), u otros tipos de formación, que van desde cursos de microaprendizaje hasta másteres en prestigiosas escuelas de negocio, pasando por cursos de idiomas o de refuerzo de materias escolares en academias.
Estas cifras no son más que un reflejo de la cada vez mayor importancia de la educación como elemento fundamental para adaptar la sociedad a los nuevos retos del mundo actual.
El sector se encuentra inmerso en una de las mayores transformaciones de su historia, impactado por el desarrollo de la tecnología, la digitalización y la aparición de nuevos modelos de negocio y de enseñanza.
Esta transformación está generando una serie de retos de gran envergadura para todas las partes implicadas, como son la necesidad de las instituciones educativas de adaptarse a los nuevos requerimientos de la demanda y un creciente entorno competitivo; de buscar la internacionalización y de responder a empresas ávidas de retener talento.
En este contexto, encauzar adecuadamente la ayuda de los fondos europeos es crucial para el desarrollo de nuestra sociedad y para materializar un verdadero cambio. El Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia prevé una inversión de 7.317 millones de euros entre 2021 y 2023 para actuaciones relacionadas con las competencias digitales de los ciudadanos, la formación profesional (tan necesaria para impulsar el mercado laboral) y el sistema educativo.
El setor educativo está inmerso en una de las mayores transformaciones de su historia por la tecnología, la digitalización y los nuevos modelos de negocio
El plan también incluye importantes reformas en estos ámbitos, que contribuirán a la disminución del fracaso escolar y la mejora de las tasas de empleo joven. En todo caso, tanto las inversiones como las reformas deben servir para impulsar una verdadera transformación del sector educativo.
De hecho, el sector de la Educación está inmerso en una de las mayores transformaciones de su historia, con implicaciones de diferentes tipos. En primer lugar, existe una necesidad creciente de formarse durante toda la vida para adaptarse a las nuevas necesidades de los puestos de trabajo.
Los trabajadores - y los que no lo son o no están en activo- están dejando atrás la idea de que la formación es algo que se realiza hasta cierta edad, debido principalmente a los cambios que se están produciendo en el mundo laboral.
Esto implica el desarrollo de modelos de enseñanza como la Formación Profesional o la formación continuada para capacitar a los profesionales con formatos innovadores como los bootcamps – cursos generalmente con duraciones de tres a seis meses y enfocados en el desarrollo de capacidades técnicas -, o los cursos de microlearning – cursos de unas semanas de duración y enfocados en áreas muy concretas.
Los trabajadores están dejando atrás la idea de que la formación es algo que se realiza hasta cierta edad
En segundo lugar, asistimos al desarrollo de nuevos modelos de negocio. El incremento de la oferta hace necesario desarrollar y aprovechar capacidades de marketing para conectar con el cliente, cambiar el modelo de “pricing” y el formato de enseñanza.
Es necesario, por tanto, un cambio en los modelos formativos y de enseñanza de las instituciones públicas y privadas para poder cumplir con su labor social de formar y adaptar a la sociedad a los retos del mundo actual.
Otro de los cambios relevantes que estamos experimentando es el llamao “Boom” digital. La tendencia hacia la formación vía medios digitales y la convivencia de éstos con la formación presencial se han multiplicado exponencialmente como consecuencia del Covid-19.
La pandemia ha puesto de manifiesto que la formación digital no tiene por qué ser peor y que, al igual que en muchos sectores laborales, bien combinada con la presencial puede ser mejor en muchos aspectos. Este cambio muestra que también es necesario adaptar la forma en la que se relacionan las instituciones con sus alumnos con el objeto de maximizar el aprendizaje de los mismos.
Es necesario un cambio de los modelos formativos y de las enseñanzas públicas y privadas
Por último, cabe destacar el número de operaciones corporativas y la atracción de inversión privada hacia la educación.
El sector educativo ha sido testigo, en los últimos años de muchas operaciones y de la entrada de grandes inversores financieros, como por ejemplo la adquisición de la Universidad Europea de Madrid por parte de Permira, la de la Universidad Alfonso X el Sabio por parte de CVC, la inversión de KKR en MasterD, la entrada de Corpfin en Kids & Us, o los build-ups que están realizando Magnum Capital e Investindustrial.
Como consecuencia de esta profunda transformación, el sector de la educación se enfrenta a una serie de retos, entre los que podemos destacar los siguientes. En primer término, destaca la necesidad de las compañías dedicadas a la formación de transformar su modelo de negocio tradicional hacia un esquema con un componente digital mucho mayor, afectando a factores tan diversos como la manera de generar sus contenidos, de impartir las clases o, incluso, de examinar a sus alumnos.
El segundo reto es la existencia de un entorno competitivo más complejo, ya que el número de empresas dedicadas a la formación es mayor y a que están apareciendo unos perfiles cada vez más diversos.
El sector debe transformar su negocio hacia un esquema con un componente digital mayor y con más peso del marketing
En ese contexto, el reto de llegar al alumno adecuado y convencerle de la adecuación de cierta formación para cubrir sus necesidades es cada vez más complejo, llegando a haber ciertos segmentos de negocio dónde el factor de éxito más relevante es tener un mejor marketing online para atraer a potenciales clientes (leads) y conseguir convertirlos, por encima de factores como el contenido del curso o el precio.
También es un desafío la internacionalización, puesto que estamos en un mundo cada vez más global, con empresas cada vez más internacionales, trabajadores cada vez más acostumbrados a vivir fuera y, del mismo modo, estudiantes que cada vez buscan más esa globalidad.
Cada día son más las necesidades - a la vez que oportunidades – para las empresas del sector de la educación de crecer en terceros países, ya sea orgánica o inorgánicamente. La entrada de grandes inversores internacionales en el accionariado de estas compañías no hace sino aumentar esas necesidades y oportunidades de internacionalización.
Por último, cabe señalar también que los departamentos de Formación de las empresas se enfrentar al reto de cómo navegar en este nuevo entorno, asegurándose de que sus empleados reciben la formación más adecuada, que los profesionales lo perciben así y que estas políticas de formación ayudan a retener el talento. Todo ello sin perder de vista que se trata de inversiones rentables que generan valor e impactan positivamente en los resultados de la empresa.
Otro desafío es la internacionalización ya que estamos en un mundo cada vez más global
En este contexto, los fondos europeos pueden actuar como un dinamizador de la transformación del sector, y por tanto, constituirse en un pilar para vertebrar la sociedad española y adaptarla a las necesidades de este nuevo mundo más tecnológico, global y digital.
Cabe destacar que Next Generation EU nacen como respuesta a la crisis del Covid-19 pero con un espíritu claramente transformador y con vistas en el largo plazo. De hecho, tanto la Unión Europea como los Estados miembros han asumido que el nuevo contexto más digital y sostenible hacia el que nos dirigimos exige un esfuerzo en términos de educación.
Se puede afirmar que los Fondos Next Generation EU son una palanca para el sector de la educación pero, al mismo tiempo, la educación también es una palanca para impulsar, reforzar y consolidar los cambios que implica el ingente volumen de inversiones que se llevarán a cabo en los próximos años.
Los 140.000 millones de euros entre inversión directa y créditos suponen una inyección de capital muy relevante que es preciso gestionar a partir de nuevos modelos de negocio, nuevos modelos de cohesión social o territorial y nuevas maneras de relacionarnos con nuestro entorno.
Todos estos cambios necesitan venir acompañados de un nuevo modelo de educación. Afortunadamente, ahora tenemos más claro cuál es camino a seguir y, además, contamos con fondos para acometer una verdadera transformación.
*** Rafael Albarrán es socio responsable del Sector Educación de EY