Las monedas digitales desafían el 'status quo' del sistema financiero

Las monedas digitales desafían el 'status quo' del sistema financiero

La tribuna

Las monedas digitales desafían el 'status quo' del sistema financiero

9 agosto, 2021 02:37

La publicación del último informe económico anual del Banco de Pagos Internacionales (BIS) ha vuelto a poner a las criptomonedas en el epicentro de la agenda política. Pero el debate, como de costumbre, se ha visto ensombrecido por consideraciones políticas en torno al "control del dinero": ¿Criptomonedas públicas o privadas?

Nosotros creemos que los argumentos a favor de sustituir las divisas virtuales privadas por el actual sistema monetario dominado por bancos centrales independientes para proteger mejor el "valor del dinero" son débiles y ampliamente compensados por las amenazas a la estabilidad financiera.

Aun así, el BPI señala que el sistema de pagos actual es caro. Esto conduce a pensar que el 'statu quo' probablemente ha dejado de ser sostenible, lo cual explicaría la ansiedad de los bancos centrales por desarrollar su propia moneda digital.

Los partidarios de las monedas digitales privadas (PDC) sostienen que las PDCs serían más inclusivas que las monedas tradicionales, especialmente en las economías en desarrollo, al democratizar el acceso a los servicios monetarios, y que “liberarían” el dinero del control de gobiernos y bancos centrales, protegiendo así a sus portadores de la manipulación financiera arbitraria.

Incluso si esas CBDC (Monedas Digitales del Banco Central) ganan frente a las privadas

Desde nuestro punto de vista, las PDC representan ante todo una innovación tecnológica que se puede aprovechar para promover la inclusión y hacer que el sistema financiero sea más eficiente, eso sí, siempre y cuando los bancos centrales los supervisen. Por el contrario, un desarrollo sin restricciones de las PDC sería profundamente perjudicial para la estabilidad financiera.

Sin embargo, incluso si esas CBDC (Monedas Digitales del Banco Central) ganan frente a las privadas, su desarrollo cambiará profundamente la estructura del sistema financiero, al “desvitalizar” la banca, acelerando la tendencia hacia la desintermediación de la inversión.

Un papel clave de los bancos centrales es brindar liquidez ilimitada en tiempos de crisis, algo que este tipo de monedas digitales, de carácter finito, no podrían hacer. Más allá del problema de la liquidez, las PDC son “depósitos de valor” muy imperfectos, algo que hemos podido constatar con los recientes cambios en el precio de bitcoin. Además, la aparición constante de nuevos PDC, es otra de las razones para no tratarlos como buenos depósitos de valor.

El oro tiene usos finales industriales y estéticos, mientras que el valor “intrínseco” de las PDC reside principalmente en su capacidad para ejecutar transacciones de manera diferente a los sistemas de pago tradicionales (por ejemplo, el anonimato, el bajo costo o la velocidad). A medida que aparecen nuevos PDC, y potencialmente mejores, el atractivo de los antiguos puede disminuir drásticamente. 

El sistema de pago tradicional es muy caro, por tanto, apostar por el desarrollo de opciones de pago menos costosas mejoraría el bienestar de las personas

Sin embargo, creemos que las monedas digitales bien supervisadas podrían aumentar la eficiencia financiera. El sistema de pago tradicional es muy caro, por tanto, apostar por el desarrollo de opciones de pago menos costosas mejoraría el bienestar de las personas, especialmente en los países en vías de desarrollo.

Además, su naturaleza programable ayudaría a mejorar los actuales sistemas de grandes liquidaciones en los mercados financieros que implica complejos procesos de validación.

Conscientes de estas ventajas, la mayoría de bancos centrales se está sumando a la carrera de desarrollar sus propias monedas digitales. Las CBDC podrían reformar completamente el sistema financiero, al otorgar la posibilidad de romper con el actual sistema monetario de dos niveles en el que solo las entidades financieras tienen acceso al banco central y, por lo tanto, al prestamista final.

Habría una distinción bastante clara entre el dinero que se mantiene con fines transaccionales y el dinero que se mantiene como reserva, lo cual podría resultar en que una parte significativa de la base de depósitos de los bancos desaparecería.

Esto, a su vez, reduciría la capacidad de las entidades de crédito para financiar la economía transformando los depósitos a corto plazo casi gratuitos en préstamos a más largo plazo. Como consecuencia, este vacío tendría que ser ocupado por instituciones financieras no bancarias.

Teniendo en cuenta la situación actual de los tipos de interés, el apetito por los CBDC podría ser bastante limitado si el tipo de interés fuera muy negativo

Naturalmente, los bancos centrales tienen la capacidad de controlar la velocidad de este cambio estructural, por ejemplo, manteniendo un tipo de interés más bajo para los CBDC que para la refinanciación de los bancos.

Sin embargo, consideramos que esto sería extremadamente difícil de conseguir en este momento: teniendo en cuenta la situación actual de los tipos de interés, el apetito por los CBDC podría ser bastante limitado si el tipo de interés fuera muy negativo.

Ante este escenario, queda claro que, ante todo, el objetivo fundamental de los bancos centrales debería seguir siendo proporcionar servicios monetarios eficientes y de confianza y parece que ya hay algunos que están listos para "dar el salto" hacia una nueva estructura monetaria que encaje con la naturaleza cambiante del sistema financiero.

*** Gilles Moëc es Chief Economist de AXA INVESTMENT MANAGERS

Juan Ignacio Crespo

50 años de “nueva prosperidad sin guerra”

Anterior
Imagen de archivo de una manifestación de los trabajadores de Abengoa en Sevilla.

La SEPI desconfía de Terramar y aboca a Abenewco al concurso si no hay otra oferta

Siguiente