Madrid se juega mucho en el alquiler vacacional
El presidente de Madrid Aloja reclama al Ayuntamiento una regulación que se adapte al siglo XXI y advierte que hay en juego 1.500 millones.
El alquiler vacacional ha dado más vida a las grandes ciudades y ha sido uno de sus dinamizadores económicos. El comercio de proximidad ha sido uno de los grandes beneficiados de los cambios que se han producido durante los últimos años y que han supuesto que, a día de hoy, seamos muchos los que optemos por reservar este tipo de alojamientos para disfrutar de una escapada o para pasar nuestras vacaciones gracias a las grandes ventajas que ofrecen los pisos turísticos.
Más si cabe en estos momentos en los que, con la pandemia, el inquilino busca gozar de la mayor privacidad posible y espacios mucho más amplios que permitan huir de las zonas comunes.
La realidad es que este tipo de viviendas han traído progreso a las ciudades y, en el caso de Madrid, han aportado alrededor de 1.800 millones de euros solo en 2019 para el crecimiento económico de la capital de España, según los datos agregados de Eurostat y el Instituto Nacional de Estadística.
No obstante, esta cuantía está ahora en juego ya que el Ayuntamiento de Madrid plantea poner diques al mar y limitar los pisos turísticos a solo bajos y primeras plantas, lo que supondrá eliminar de una tacada ocho de cada 10 alojamientos que operan en la ciudad.
Por tanto, están en juego en torno a 1.450 millones de euros y la supervivencia de muchos pequeños negocios que han logrado sortear a duras penas el impacto de la crisis económica provocada por el coronavirus y que tienen en nuestros huéspedes un balón de oxígeno. No es para menos, ya que seis de cada 10 euros que se gastan lo hacen en tiendas cercanas al lugar de alojamiento.
El consistorio madrileño insiste en la necesidad de garantizar la convivencia con los vecinos, pese a que desde el propio sector hemos presentado una gran batería de medidas en esta línea que también pretende mejorar la calidad de nuestros servicios.
Iniciativas como la implementación de la Oficina de Servicio de Mediación y Convivencia, que hace que se sientan escuchados, comprendidos y ayudados; la instalación de sistemas de control de ruido y de vigilancia nocturna para garantizar el descanso de todos o el acceso digital a la vivienda sin llave física son algunos ejemplos claros de nuestro compromiso con los vecinos.
Desde el alquiler vacacional insistimos en que no se puede cometer el error de identificar a algunas asociaciones de vecinos, politizadas, con representantes de clara filiación política y que en muchos casos, aspiran a mantener o recuperar en su caso las subvenciones que les fueron otorgadas en otros tiempos, con el estado general de la ciudad de Madrid.
Miles de viviendas se alquilan vacacionalmente sin que exista una alarma social y, de hecho, son pocas las comunidades que han ejercido su derecho de limitar ya que prefieren mantener el derecho, presente y futuro, de poder alquilar su vivienda.
Miles de viviendas se alquilan vacacionalmente sin que exista una alarma social
Somos conscientes de que debemos tener una legislación que nos proteja de los malos actores. No obstante, prohibir a la mayoría por la existencia de unos pocos que no hacen adecuadamente su labor será un fracaso de los actuales gobernantes, un reconocimiento tácito de su incapacidad para legislar y de su complicidad con el plan de Hospedaje de Carmena contra el que votaron.
Otro de los argumentos que todos hemos oído en contra del alquiler vacacional es la gentrificación del centro de las ciudades. Una mentira que, por más veces que se repita, no se convierte en verdad.
El auge de este tipo de alojamientos no ha expulsado vecinos del centro de Madrid como evidencian los datos del padrón municipal puesto que el distrito centro ha aumentado sus residentes en los últimos años, al igual que lo ha hecho la ciudad de Madrid en su conjunto.
De hecho, en caso de que se consolide este modelo vacacional sí será necesario poner ciertos límites que garanticen un crecimiento sano y sostenible. Por ello, desde Madrid Aloja también hemos presentado al Ayuntamiento otro tipo de medidas como limitar a cuatro de cada 10 el número de nuevas viviendas en edificios o un censo con un sistema de plazas limitadas -de acuerdo a criterios objetivos- pero dinámico.
Las medidas ponen de manifiesto que somos los primeros interesados en garantizar unas buenas prácticas en el sector. Aun así, no entendemos que se borren de tacada a alrededor de ocho de cada diez viviendas de alquiler vacacional y presentaremos alegaciones al documento que será sometido a consulta pública durante tres meses.
No obstante, hay ciertas decisiones que sí son positivas como la retirada de la exigencia de que las viviendas tengan un acceso independiente, diferente al del portal.
Algo de luz que hace que el alquiler vacacional encare dos meses decisivos en los que defenderemos la necesidad de una regulación adaptada al siglo XXI que acabe con la incertidumbre reinante durante los últimos años y que no sepulte una opción de alojamiento que ha situado a Madrid como la quinta ciudad europea con mayor número de reservas con 8,3 millones de noches.
Lejos están los días en que mirábamos con envidia a otras ciudades con grandes atractivos turísticos, Madrid y su "estilo de vida" se ha convertido en sí misma y de la mano del alquiler vacacional en una ciudad puntera a nivel mundial, por lo que no debemos volver al pasado.
De todos depende no solo que nos consolidemos en dicha posición, sino que contribuyamos a escalar puestos que conviertan a Madrid en un destino más atractivo a nivel internacional. Por tanto, tendemos la mano al resto de actores del sector para que nuestra ciudad vuelva a ser uno de los destinos con mayor proyección y sigamos consolidando los cimientos de un modelo de turismo de calidad y sostenible.
*** Adolfo Merás es presidente de Madrid Aloja.