La luz anticipa la tormenta que espera a Sánchez
La inflación sube, la reforma de pensiones en el aire y falta el examen de los Presupuestos.
Las tensiones que se derivan de la disparatada e incontrolada subida de la tarifa eléctrica -que han conducido a un durísimo choque de trenes entre los socios de coalición y un coste de popularidad que las encuestas acusan con fuerza- y las exigencias de Bruselas de pasar a limpio con urgencia todos los proyectos comprometidos para que las ayudas del presente ejercicio terminen por llegar, hacen fácil trasladar la idea de que estar en el pellejo de Nadia Calviño debe ser lo menos apetecible del mundo en el momento político presente.
Solventado el trámite parlamentario de la aprobación de los Objetivos de Estabilidad Presupuestaria, aún sin déficit ni deuda establecidos, por las salvedades permitidas por la pandemia y para horror de Bruselas, el pistoletazo de salida al texto legislativo más importante de todos da pie al fuego graneado para el ejecutivo de mil y un frentes abiertos.
La subida de la factura eléctrica amenaza con llevarse por delante, no solo millones de economías familiares, sino también de pequeños y medianos empresarios
En las últimas semanas, el Ejecutivo de Sánchez se despeña en las encuestas castigado por una ciudadanía que no alcanza a comprender como, después de lo que bramaron los socialistas cuando Rajoy habitaba en la Moncloa y la luz subía en los entornos de un 16%, el actual equipo gubernamental sea incapaz de articular una reforma verdadera de calado que tapone esta sangría.
La subida de la factura eléctrica amenaza con llevarse por delante, no solo millones de economías familiares, sino también de pequeños y medianos empresarios y autónomos que ven desesperados como ya no pueden llegar a fin de mes.
¿Rebaja temporal del IVA hasta diciembre? Insuficiente. ¿Supresión de impuestos como el que grava la generación eléctrica? ¿Bajada del 5,1% al 0,5% del especial? Irrelevante y un follón, por cierto, para la ministra María Jesús Montero.
¿Ocurrencias como la gubernamental de limitar los "beneficios extraordinarios" de las eléctricas? Defina "extraordinarios", presidente… ¿Qué será lo próximo? ¿Tal vez, "¡exprópiese!" ¿Para cuándo una reforma del marco regulatorio que ponga orden en una subasta que depende de Bruselas, pero no enteramente?
Unidas Podemos no quiere ni oír hablar de una rebaja fiscal en el recibo e insisten en la descabellada idea de crear una empresa energética pública
A Nadia Calviño no le ha quedado más remedio que poner pie en pared. No es extraño; con el megavatio hora por encima de los 170 euros, hasta los ratones del parque saben ya que una inflación de cuatro puntos a 31 de diciembre no se la levanta a la vicepresidenta primera ni la paz, ni la caridad.
El problema es que la onda expansiva de la pasividad regulatoria del Ministerio de Transición Energética durante los últimos tres años no alcanza solo a los departamentos de Economía y de Hacienda.
Unidas Podemos no quiere ni oír hablar de una rebaja fiscal en el recibo e insisten en la descabellada idea de crear una empresa energética pública como en Italia, vamos, para pagar la luz aún más cara.
Al comandante en jefe no parece que este embrollo le altere el sueño en exceso, ya le han visto en TVE. Para eso tiene a dos vicepresidentas, Calviño y Ribera, que pueden pelear por él. ¿He dicho dos? He contado mal. La tercera en discordia -segunda en el escalafón gubernamental- ha vuelto de vacaciones decidida a 'dar guerra' con la subida del SMI, de la que la CEOE -tampoco la facción socialista del Gobierno- tampoco quieren saber absolutamente nada.
Las exigencias 'moradas' sobrevuelan también la llamada eufemísticamente Ley de Vivienda, que no es otra cosa que una intervención pura y dura en el precio de los alquileres
Es cansino repetir que el efecto que provocaría sería un agujero, otro más, en las cuentas de autónomos y empresarios. Como se sabe, si un emprendedor tiene que prescindir de uno o dos trabajadores, el problema es personal, claro, pero cuando los nuevos desempleados suman cientos de miles, el problema lo tiene el Gobierno.
Hasta Pedro Sánchez lo sabe. Nadia Calviño se lo ha explicado ya, con lápiz y papel. En el marco de eso que llaman 'negociación colectica' cabe también la complicada (re)negociación de nuevos plazos para los ERTE. Fecha límite: 30 de septiembre.
Por si lo expuesto fuera poco, las exigencias 'moradas' sobrevuelan también la llamada eufemísticamente Ley de Vivienda, que no es otra cosa que una intervención pura y dura en el precio de los alquileres. Del fracaso que ha supuesto la caótica puesta en marcha del tan cacareado Ingreso Mínimo Vital mejor ni hablar… para no llorar. ¿Qué ha quedado de aquel famoso 'escudo social' que a nadie iba a dejar atrás?
¿Y las pensiones? ¿Qué hacemos con ellas, ministro Escrivá? ¿Para cuándo ese Factor de Equidad, o como lo quieran llamar, que en Bruselas tampoco gusta nada?
Dicen que, a lo largo del próximo mes de octubre, o a lo sumo en los primeros días de noviembre, el proyecto de PGE estará listo y 'cepillado'. Permítanme que lo dude. Por el momento, me limitaré a seguir el inmortal consejo de mi Eva al desnudo y a abrocharme el cinturón… porque la tormenta va a ser brutal.
*** Eurico Campano es periodista experto en Economía y Finanzas.