Al vicepresidente de la Comisión Europea y gran impulsor del Green New Deal, Frans Timmermans, no le preocupa en exceso la 'reacción en caliente' que han tenido las eléctricas ante el hachazo de más de 2.600 millones de euros a su cuenta de resultados que anunció la semana pasada el Gobierno español.
Más bien al contrario. Cree que lo que está pasando en España a cuenta de los precios del gas va a forzar a Galán, Bogas, Reynés y Entrecanales a seguir adelante con sus inversiones en renovables para hacer realidad la descarbonización con tal de no tener que pagar precios desorbitados por energías contaminantes.
Mientras las grandes eléctricas movilizaban el pasado miércoles a sus servicios jurídicos para pleitear por este asunto y lanzaban advertencias sobre los efectos de esta inseguridad jurídica en sus inversiones verdes, Timmermans reconocía no estar preocupado a un grupo de periodistas españoles.
Vino a decir que si alguna eléctrica se olvida de su 'hoja de ruta' verde, los inversores ESG (ASG en español en referencia a los criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo) harán que recuerde dónde debe invertir y qué camino deben escoger.
El socialista neerlandés -que en 2019 estuvo cerca de liderar la Comisión Europea- reconoce en tono distendido que los europeos tuvieron suerte de que fuera una mujer conservadora quien alcanzara la presidencia en Bruselas.
En boca de Ursula von der Leyen, los populares europeos -dice- tienen que "apretar los dientes" cuando escuchan a la candidata de Merkel hablar de una 'Europa verde', que luche contra la pobreza energética con un Fondo Social para el Clima, en la que se hable de 'justicia fiscal' y donde se avance hacia una futura ley común contra la violencia de género.
España -que figura en el pelotón de la disciplina fiscal y de paro- quiso ser avanzadilla en estos temas de la agenda europea hace ya unos cuantos años. Dentro del apartado energético, en los tiempos de Zapatero, nos salió caro querer ser los primeros de la 'Europa verde'. Todavía lo pagamos en el recibo de la luz con las primas a las renovables y en el coste que la inseguridad jurídica de nuestra errática política energética -de la que tampoco nos salvó el PP- ha tenido en los arbitrajes.
Veremos si Timmermans está en lo cierto y Teresa Ribera tiene éxito en captar inversión para la subasta de renovables de octubre o si el Gobierno tiene que contentarse con repartir esos megavatios entre fondos especulativos que acudan a España a invertir 'en verde' porque no tengan una opción más atractiva en un mercado inundado de liquidez.
"¿Exigirá el Gobierno a los nuevos adjudicatarios de la próxima subasta de energía verde garantías financieras que eviten la burbuja y la especulación renovable?", se pregunta un experto del sector escéptico con los ritmos que quieren imponer Ribera y Timmermans a la transición.
De momento, el Gobierno de Pedro Sánchez es el conejillo de indias europeo del enfado de la ciudadanía por el impacto de la subida del gas en el recibo. Somos el único país de Europa que tenemos ligado el consumo energético de los más vulnerables a la volatilidad de los mercados energéticos y el asunto ha estallado erosionando la popularidad del Gobierno. Pero no tardará en dañar la imagen de otros mandatarios cuando la renovación de los contratos de luz incorpore estas subidas.
En España, según el último CIS de Tezanos, la factura de la luz ya se ha colado entre las mayores preocupaciones de los españoles. Pero, no nos engañemos, el paro sigue siendo el primer problema para la gran mayoría de los encuestados, seguido de los problemas de índole económica.
Y en este asunto Bruselas sí va a estar muy encima de España. Quizás porque con un empleo se paga con menos agobio la luz.
Quedó muy claro el pasado miércoles, en el debate del Estado de la Unión, cuando Von der Leyen recordó directamente a España que tiene que cumplir y entregar su reforma laboral. Esta alusión en el discurso del año que más prepara la presidenta con sus colaboradores no es baladí.
La alemana quiere sacar adelante la Unión Europea y sabe que muchos sectores de países nórdicos están esperando a que falle el sur para decir 'hasta aquí hemos llegado. Se acabó esto de los fondos europeos'.
Sin Next Generation el Gobierno tendría más complicado hacer las paces con las eléctricas, a las que lleva meses invitando a coinvertir en el futuro verde junto al Estado.
Veremos si el poder de persuasión de esos multimillonarios fondos para la transición ecológica nos evitan un nuevo pleito en el sector eléctrico en un momento en el que bastante tenemos los españoles con pagar la subida del gas.
ATENTOS A...
Los datos macroeconómicos de esta semana desvelarán hasta qué punto tenía razón Nadia Calviño en querer ser "prudente" con la subida del SMI (Salario Mínimo Interprofesional).
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ya ha avanzado que las proyecciones que presentará este martes mostrarán una recuperación "boyante" pero con mucha letra pequeña: no se recuperará el PIB precrisis hasta finales de 2022 y no todos los sectores están saliendo del bache por igual. Lo que sí está claro es que vamos a tener una elevada tasa de paro durante mucho tiempo.
En este contexto, sorprende la poca amplitud de miras de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, aprobando una subida del SMI que no establezca una protección para los colectivos que van a ir a la economía sumergida o no van a poder trabajar. Con estudios ya hechos sobre este efecto colateral, Díaz podría presentar un plan de apoyo a los trabajadores vulnerables que pase por su formación. Así lo ha pedido el gobernador con poco éxito hasta la fecha.