"Todo se reduce a la capacidad de convencer. Constantemente, tengo que convencer a los ciudadanos, a mi partido y a los miembros de mi coalición”. (Merkel).
La victoria de los socialdemócratas en Alemania ha hecho pensar a muchos miembros del Gobierno actual de nuestro país que podría suponer el principio del fin de las políticas de austeridad europeas.
En mi opinión, no será así. En primer lugar, porque el propio SPD (Partido Socialdemócrata de Alemania) ha sido partícipe en estos últimos años del Gobierno de coalición liderado por los conservadores (CDU/CSU). Y, principalmente, porque lo más probable es que el resultado final de los acuerdos implique una alianza con los conservadores o con los liberales (FDP), siendo ambos partidarios de las medidas de austeridad.
Es cierto que, desde mi punto de vista, el euro nació con un defecto: los países que compartimos la moneda única renunciamos a la política monetaria delegándola en el Banco Central Europeo, pero sí que nuestras deudas públicas cotizan separadamente (es decir, no hay eurobonos en puridad), de tal forma que países como el nuestro no pudieron bajar tipos en plena Gran Crisis financiera. Por ello, tuvimos que asumir una devaluación interna vía bajada de salarios.
Sin embargo, no deberíamos echar la culpa de todo a la austeridad impuesta desde Alemania, ya que, al fin y al cabo, tenemos un endeudamiento público que supone un 120% del PIB. Es decir, ha habido cierta laxitud.
Tenemos grandes ventajas por pertenecer al gran club europeo. Mencionaré simplemente dos. En primer lugar, nos protege de los partidos extremistas. Basta con recordar cuando Tsipras alcanzó el poder en Grecia. Su discurso se fue desvaneciendo conforme Alemania le iba diciendo qué tenía que cumplir si quería fondos del Viejo Continente. En segundo lugar, nos beneficiamos del poderío europeo en su conjunto a la hora de imprimir dinero. Si fuéramos por libre, España no tendría la misma credibilidad, por lo que imprimir moneda sólo generaría inflación.
Veamos en dos gráficos de The Economist los resultados de las elecciones alemanas:
Como podemos comprobar, el norte del país es de izquierdas, mientras que el sur es de derechas:
Tras estos ajustados resultados, ambos partidos han manifestado su intención de liderar un Gobierno de coalición. En este sentido, los Verdes y el FDP (partido liberal) serán claves en la formación del ejecutivo en el país.
Y, en este gráfico de Statista, podemos ver cómo vota Alemania desde 2013. El bloque conservador, sin Merkel como candidata tras 16 años, cae a mínimos históricos perdiendo un 8,8% de apoyo:
Merkel goza de un índice de popularidad del 80%. Con el desempleo cerca del mínimo de dos décadas, casi el 70% de los alemanes dicen estar contentos con su situación económica. Parte del éxito se debe también a su predecesor, Gerhard Schröder.
Según Financial Times, el mayor logro de la era Merkel ha sido una tasa extraordinaria de creación de empleo, especialmente para las mujeres. Alemania tiene hoy la tasa más alta de participación femenina en la fuerza laboral entre todos los países del G7.
Además, como podemos observar, el PIB per cápita en términos de paridad del poder adquisitivo es el más alto entre todas las grandes potencias desarrolladas del mundo, siendo casi igualado recientemente por Estados Unidos:
En mi opinión, la austeridad puede ser dolorosa temporalmente, pero es una de las claves de la prosperidad. Ya lo decía Benjamin Franklin: "Cuida de los pequeños gastos, un pequeño agujero hunde un barco".