De todos más que conocido es el título de la canción que Brian May escribió para el grandísimo Freddie Mercury a principios de los años noventa y que constituye un auténtico himno contra las adversidades. La letra de la canción es una alegoría a que por mucho que a uno las cosas le vayan regular la sonrisa nunca debe perderse porque "¡…el show debe continuar…!".
En esta época del año, con un otoño tan benigno y en la recta final del ejercicio, toca hacer un poco de balance de lo bueno y malo de todo lo que ha pasado. Lejos queda ya en nuestra memoria que la expansión del coronavirus y el temor a que se convirtiera en pandemia provocó la mayor corrección en las bolsas desde la crisis financiera de 2008.
Como gigantes con pies de barro vimos desplomarse lo que siempre hemos entendido por robustos índices bursátiles porque en menos de 25 sesiones perdieron cerca de un tercio de su valor, lo que llevó de nuevo a muchos a preguntarse si tras las caídas habría recuperación o, efectivamente, entrábamos en una nueva era…
En toda crisis es importante medir el tiempo y la magnitud de la caída, pero más aún el tiempo en que tarda en recuperarse el mercado
Nueva era o no y visto lo abultado de las caídas, podemos decir que vivimos otro crash en las bolsas y en otros muchos tipos de activos que no llenan los tabloides y que pasaron más desapercibidos. Y es que un crash bursátil es exactamente eso. Un colapso en los mercados que puede durar unos pocos días o varias semanas y en poco tiempo convierte en herrumbre los cimientos de hierro más sólidos del mercado.
No hay una cifra canonizada de qué cantidad y durante cuánto tiempo tiene que caer la bolsa para que sea considerado un crash, pero a lo largo de la historia hemos vivido unos cuantos. En toda crisis es importante medir el tiempo y la magnitud de la caída, pero más aún el tiempo en que tarda en recuperarse el mercado y no digamos doblar su valor desde el punto más álgido.
Haya mediado o no un día de crash en el mercado, voy a hablar -como siempre para estas cosas- del mercado americano, que es de los índices de los que más historia tenemos y es más representativo de la economía por aquello de ser un selectivo con medio millar de valores. Durante los últimos cincuenta años podemos identificar muchos periodos de caída, posterior recuperación y subida del mercado hasta doblar, pero me quedo con los siguientes como los más ilustrativos:
-
1973, provocado por la escalada del precio del petróleo y elevado gasto de la Guerra de Vietnam, Estados Unidos entra en recesión y la bolsa se deja casi la mitad de su valor entre 1973 y 1974. Desde los mínimos, el S&P500 tarda en torno a cinco años y medio en doblar su valor.
-
En 1987, el más famoso de los lunes negros para la bolsa pone fin a uno de los ciclos más cortos en los que el mercado ha doblado su valor. Con la inflación ya en descenso tras años de IPC por encima del 4%, con el ciclo expansivo de tipos de la Reserva Federal, el S&P500 había pasado más o menos de los 160 puntos (¡qué lejos queda ya!) hasta los 330 en tan sólo tres años y medio.
-
En julio de 1997 comienza el temor a un colapso económico mundial iniciado por el desplome de varias divisas asiáticas y un año más tarde, con la deuda rusa por los suelos y la quiebra de uno de los más famosos y polémicos hedge funds (capitaneado por varios premios Nobel), las bolsas se dejan una quinta parte de las cotizaciones en pocas semanas. A partir de ahí hasta el 2000, es decir en poco más o menos tres años, el S&P recupera su cota máxima y llega hasta los 1527 puntos.
-
Y tenemos nuestra crisis Covid. La que ha necesitado de nueva farmacología de los bancos centrales. De ingente cantidad de dinero y tipos bajos para que lo que podría haber sido un colapso de la economía mundial, se haya quedado sólo en un susto.
Después de las reacciones de pánico llega "el rebote" y los tiempos dependen mucho de cuál sea el origen de los problemas y cómo se hayan solventado
Desde los mínimos del 23 de marzo de 2020 hasta el máximo del año del 2 de septiembre de 2021, la bolsa ha subido cerca de un 103% en tan sólo 520 días. Es decir, en menos de un año y medio, el selectivo norteamericano no sólo recupera el valor perdido si no que dobla su precio.
Claro que, como en cualquier ciclo bursátil, después de las reacciones de pánico llega "el rebote" y los tiempos dependen mucho de cuál sea el origen de los problemas y cómo se hayan solventado. Pero de lo que no cabe ninguna duda es que esta recuperación no puede dejar indiferente a nadie porque ha sido después de una de las caídas más intensas, en un espacio tan corto de tiempo y también, probablemente, la más rápida en recuperar lo perdido y doblar.
Ahora, con los bancos centrales de retirada, llega el momento de ver si los beneficios son realmente los que el mercado ha descontado o si lo que nos ha traído hasta aquí, aunque sea a ritmos más lentos, deja que el show continúe.
Estén atentos porque la recta final del año promete…
***Alvaro Galiñanes es director de Inversiones de Santander Private Banking Gestión.