Este lunes, Pedro Sánchez será el primer jefe de Gobierno en intervenir en el plenario de la COP26 que se celebra en la ciudad de Glasgow (Reino Unido). El presidente del Gobierno español llegará a la ciudad escocesa procedente de Italia, el país convertido con Mario Draghi en la nueva locomotora del crecimiento de la eurozona, junto con la Francia de Emmanuel Macron, según los últimos datos de Eurostat.
Hace dos años, cuando Madrid acogió la COP25 que presidía Chile, España colocaba la transición ecológica en el corazón de su agenda. Era en diciembre de 2019 y Sánchez ya había sellado el Pacto de Comedor con Unidas Podemos para formar Gobierno sin haber sido todavía investido presidente en el Congreso. El líder socialista aprovechó aquel acto para dar carta blanca a la que luego sería una de sus vicepresidentas, Teresa Ribera, para pisar el acelerador 'verde' en España.
En el ecuador de la legislatura, el presidente del Gobierno llega este lunes a la XXVI Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Cambio Climático de la ONU (nombre completo de la COP26) con su transición ecológica en horas bajas. La crisis energética ha desbordado a La Moncloa por la subida del recibo eléctrico, el cierre del gasoducto del Magreb amenazando con complicar el invierno ante la incapacidad de Ribera y el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, de mediar entre Argel y Rabat y un dato demoledor: el IPC (Índice de Precios al Consumo).
La comparativa del desglose de la inflación en España y en Europa cuestiona la política energética española y aunque el asunto no sea solo culpa de este Gobierno (este país adolece de la falta de un pacto en Energía desde hace años), va a ser a Sánchez al que le estalle en las manos. Con el agravante para la coalición de izquierdas, de que la opinión pública ha tomado conciencia de que la transición ecológica es tan necesaria para el planeta, como cara para su bolsillo. Y a los ciudadanos no les gusta enterarse a mitad del partido que esta apuesta política va a tener un coste económico extra para ellos.
Como supimos la pasada semana, por el indicador adelantado del INE, la inflación alcanzó en España el 5,5% en octubre, mientras la inflación subyacente (la que no incorpora los precios de la energía, ni de los alimentos frescos por ser más volátiles) se quedó en el 1,4%. En la media europea, la inflación publicada por Eurostat alcanzó ese mismo mes un 4,1%, mientras la subyacente se situó en el 2,1%.
Es decir, a los españoles se nos han disparado el coste de la vida el doble que a los europeos por culpa de la energía, que importamos en mayor medida que nuestros países vecinos. La diferencia entre ese 5,5% y el 1,4% alcanza nada menos que el 4,1%, mientras que en la media europea, la distancia entre la inflación y la inflación subyacente es del 2%.
A los españoles se nos han disparado el coste de la vida el doble que a los europeos por culpa de la energía
Comprender este dato es fundamental para entender el muro con el que se está chocando Teresa Ribera en Bruselas, donde hasta hace poco, tanto ella como Sánchez, hacían gala de su buena relación con el vicepresidente primero de la Comisión Europea y socialdemócrata, Frans Timmermans, uno de los mayores defensores de la transición ecológica.
La falta de apoyo europeo y la llave con la que el PNV ha apretado las tuercas a la vicepresidenta tercera para que rebaje el 'decretazo' del hachazo a las eléctricas -con el dolor que supone para Yolanda Díaz e Ione Belarra plegarse al criterio empresarial- hace que alguno en el sector se atreva ya a decir que Ribera ha pasado de ser una vicepresidenta 'todopoderosa' a estar en la cuerda floja.
Aunque Ribera no atraviese su mejor momento, quizás sea prematuro pensar en su salida. Sin embargo, Sánchez ya ha empezado a buscar nuevas caras para su política energética. Y el reciente nombramiento de Marc Pons, director de Gabinete de la vicepresidenta de Transición Ecológica y Reto Demográfico como parte de la Ejecutiva nacional del PSOE demuestra que el presidente ya está buscando un nuevo rostro para su agenda energética.
Ribera tiene un perfil independiente, pero el hecho de que Sánchez anunciara en el Congreso del PSOE de Valencia la incorporación del político menorquín en su núcleo duro, junto con otros seis ministros, tiene muchas lecturas. Y la del 'recambio' es una de ellas.
Sin embargo, no se engañen, Pons fue consejero de Movilidad del Gobierno de Francina Armengol. Y si algo ha caracterizado a Baleares en los últimos años ha sido su determinación de avanzar en la transición ecológica topara con quien topara (que se lo digan a la industria del automóvil).
Será interesante escuchar al presidente este lunes en Glasgow sin perder de vista el gesto de su vicepresidenta.
ATENTOS A...
La preocupación por la inflación sobrevuela el BCE una semana después de la dimisión de Jens Weidmann. Cuando el 'halcón' comunicó su salida, el economista para la zona euro de Bloomberg, David Powell, advirtió que habría que seguir sus pasos cuando deje definitivamente el Bundesbank porque podría entrar en el futuro Gobierno de coalición de socialdemócratas, verdes y liberales en Alemania.
Weidmann trabajó como asesor de Angela Merkel, pero el que se perfila para liderar la coalición, Olaf Scholz, es su vicecanciller y ministro de Finanzas. Su figura podría generar simpatías en el ala liberal del próximo Gobierno alemán, así que lejos de decir adiós a la disciplina esta pista nos recuerda que la inflación y la consolidación fiscal seguirán en la agenda de la primera potencia europea.