Consecuencias para la política monetaria de la crisis energética

Consecuencias para la política monetaria de la crisis energética

La tribuna

La crisis energética y la política monetaria

La subida de precios de la energía es como una subida de impuestos. Los bancos centrales buscaban inflación, pero no en estas circunstancias.

16 noviembre, 2021 03:11

El fuerte incremento del gas y la electricidad en Europa hace temer su posible impacto en la inflación. De hecho, los bancos centrales de toda Europa seguirán de cerca la evolución de la situación y prepararán su discurso contemplado una mayor inflación para el próximo año.

Todo parece indicar que la crisis de los precios de la energía será temporal por naturaleza, pero existe el riesgo de que se produzcan nuevas repercusiones, ya que la mayoría de las economías sufren actualmente importantes limitaciones de la oferta.

En nuestra opinión, la subida de los precios de la energía debe tratarse como una subida de impuestos. La mayor parte de la energía se importa, por lo que el dinero extra que se gaste saldrá de las economías nacionales. Y como la demanda de energía es inelástica a los precios, los hogares probablemente verán caer su poder adquisitivo para otros bienes y servicios, lo que en última instancia resultará deflacionario para el resto de la economía.

Cuando el mercado laboral se tensa, existe el riesgo de que se produzca inflación salarial adicional, que a su vez podría repercutir en la demanda. Sin embargo, teniendo en cuenta que la mayoría de las economías aún no han visto cómo el PIB vuelve a estar por encima de los niveles anteriores a la pandemia, y mucho menos cómo se cierran las brechas de producción, ¿es un riesgo tan importante un periodo de inflación temporalmente mayor?

Muchas empresas apenas están reanudando su actividad, y la mayoría se han visto obligadas a pedir más préstamos para mantenerse a flote durante la pandemia. Para los fabricantes que se enfrentan a la competencia internacional (recordemos que se trata de un problema muy europeo), subir los precios supondrá inevitablemente una pérdida de competitividad y de cuota de mercado. Por lo tanto, es posible que decidan aceptar un golpe temporal en sus márgenes.

Hasta ahora, los miembros del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) han empezado a advertir de la posibilidad de que aumente la inflación, pero también han sugerido que están dispuestos a mirar a través de esta forma de inflación transitoria. Aunque las expectativas de inflación están repuntando, tanto en las encuestas a hogares como en las lecturas extraídas del mercado, se mantienen en niveles razonables dado el movimiento observado hasta ahora en los precios.

Tampoco hay muchos indicios de que los salarios vayan a aumentar de forma acusada y, teniendo en cuenta que algunos de los grandes sindicatos alemanes no llegaron a acuerdos hasta marzo, el margen de maniobra para grandes aumentos parece limitado por ahora.

Por el contrario, existe una clara división entre los miembros del comité de política monetaria del Banco de Inglaterra (BoE). Una serie de miembros más hawkish, encabezados por el gobernador Andrew Bailey, han señalado que la política debería endurecerse en el horizonte de previsión para mantener la inflación dentro del rango objetivo, y que los argumentos para hacerlo se han reforzado últimamente.

Otros miembros del BoE, más pesimistas, han argumentado recientemente en contra de subir los tipos de interés, y sospechamos que la mayoría del comité está dispuesta a esperar a que haya más pruebas de presiones inflacionistas en otras partes de la economía.

Por ahora, vamos a ir en contra del consenso asumiendo que los tipos de interés de Reino Unido se mantendrán durante este año y el próximo. Los riesgos se inclinan claramente hacia una subida más pronto que tarde; sin embargo, nos preocupan una serie de fragilidades de la economía, como el endurecimiento fiscal prematuro que comenzará el próximo año.

Por lo tanto, es probable que el BCE contemple este periodo de mayor inflación, pero el Banco de Inglaterra parece más dividido al respecto. Si los mercados están en lo cierto, Reino Unido debería esperar una subida de tipos inminente, a la que seguirían otras en 2022. Este podría ser el "momento Trichet" del BoE, en referencia al presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, que dirigió la primera de las dos subidas de tipos en 2011 tras la crisis financiera mundial, una medida ampliamente considerada como un error, que podría haber desencadenado la posterior crisis de la deuda soberana europea.

No parece que el Banco de Inglaterra vaya a hacer lo mismo, ya que subir los tipos de interés para perjudicar la demanda en un momento crítico de la recuperación post-pandémica sería contraproducente, especialmente si la oferta en la economía solo se ve limitada temporalmente.

Los bancos centrales han intentado desesperadamente aumentar la inflación desde la crisis financiera mundial, pero no este tipo de inflación.

*** Azad Zangana es economista y estratega senior para Europa de Schroders. 

Lluis Altés Opinión

Glasgow, tenemos un problema con la circularidad

Anterior
Se buscan ejecutivos

Se buscan ejecutivos

Siguiente