"La mejor manera de predecir el futuro es creándolo". (Peter Drucker).

Cuando comencé muy joven a gestionar patrimonios, aprendí rápido que con renta variable global diversificada sectorialmente se gana dinero siempre a largo plazo. Por eso suelo decir que invertir en bolsa es un riesgo a corto plazo, pero no invertir en bolsa es un riesgo a largo plazo.

Algo más de tiempo me llevó darme cuenta de que con lo que verdaderamente se gana dinero es con la disrupción, es decir, con la innovación de calidad. El mercado premia los saltos de gigante. Una empresa bien gestionada de un sector tradicional que crece gradualmente no está mal, pero lo que marca la diferencia es un cambio tecnológico potente.

Este gráfico de Quintet lo deja bastante claro: desde que el iPhone puso en marcha la era digital móvil moderna en 2007, el índice tecnológico Nasdaq se ha multiplicado por más de siete sobrepasando fácilmente a las bolsas más generalistas y superando las principales crisis mundiales como si fueran pequeños obstáculos. El desempeño de algunas acciones de tecnología ha sido aún más espectacular: Netflix ha subido más de un 16.000% desde entonces.

La innovación no se está estancando: se está volviendo más fácil, rápida, global y disruptiva a medida que un ecosistema creciente de capital de riesgo incuba y escala las nuevas empresas a un ritmo mayor cada año. La otra cara de la moneda es el probable lastre para las industrias de la vieja economía:

Desde que el iPhone inició la nueva era móvil en 2007, más de 5.000 millones de personas han comenzado a usar teléfonos inteligentes, conectarse al mundo digital y adoptar nuevos servicios. Pero el cambio no se detiene: otros 2.000 millones más de usuarios podrían unirse al ecosistema digital para 2030 a través de dispositivos más potentes.

Hay muchas otras innovaciones disruptivas que podrían brindar nuevas oportunidades para algunas de las empresas líderes de la actualidad, generar un nuevo grupo de ganadores y también alterar muchas industrias de la vieja economía. La inversión temática permite pensar de manera diferente al considerar cambios estructurales, desarrollar un enfoque a largo plazo y beneficiarnos de un crecimiento superior al promedio en comparación con la inversión tradicional.

Se producirán cambios importantes en esta década en pilares temáticos que afectan a las personas, el planeta y la productividad. Dentro del epígrafe 'personas', las megatendencias se centran en la conexión digital, la demografía, la salud y los niveles de ingresos. En la categoría “planeta”, se trata de impulsar la transición energética e invertir en nuevas soluciones para el desafío del cambio climático. Cuando se trata de productividad, debemos entusiasmarnos con los semiconductores, la inteligencia artificial, la computación cuántica y la genómica, pero también con la explosión de datos y los avances en robótica y automatización.

Esta infografía de la fuente anterior refleja una forma interesante de analizar las megatendencias comparando su poder de generación de beneficios vs. la valoración de las temáticas frente a índices como el Nasdaq y el S&P 500. Temas como genómica y biotecnología, conectividad de próxima generación y ciberseguridad resultan muy atractivos con este enfoque:

Esta otra clasificación de las megatendencias es de Analistas Financieros Internacionales y deja claro que, hasta el cierre de noviembre, las temáticas más rentables de 2021 han sido blockchain, semiconductores y mercados frontera:

Este otro interesante gráfico de la misma fuente (AFI) compara la rentabilidad vs. riesgo de cada temática. Mi favorita (semiconductores) sale muy bien parada:

Una temática cada vez más presente es el famoso metaverso, que ha llegado incluso a animar a Facebook a redenominarse como Meta Platforms. La realidad virtual será, en mi opinión, omnipresente en un futuro. Y no me refiero sólo en términos de videojuegos, sino también para videoconferencias, redes sociales y un sinfín de usos. Por desgracia, eso afectará a nuestra forma de relacionarnos. Si ya hoy en día a muchos millennials les da pavor coger el teléfono porque prefieren refugiarse en simples wasaps, imaginemos qué pasará cuando el metaverso esté en todas partes. Estos cuatro gráficos de Morgan Stanley son muy descriptivos:

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Para quien quiera invertir en esta disruptiva temática, una opción es el ETF americano The Roundhill Ball Metaverse, pero en España sólo es accesible para inversores profesionales, por lo tanto, aprovecho para mostrar los diez principales títulos del ETF en junio (obviamente, son empresas de otras temáticas, pero que también invierten en el metaverso). Me gustan mucho acciones como Nvidia, Meta (Facebook), Amazon, Taiwan Semicon y Qualcomm:

Me encantan las grandes tecnológicas, pero soy más partidario de las firmas de tecnología de próxima generación, entre otras cosas, por no estar aún en el punto de mira por abuso de poder de mercado.

Las big tech quieren ser reguladas en Estados Unidos tanto por demócratas como por republicanos, tal y como demuestra esta infografía de Bloomberg basada en datos de Pew Research Center:

Invertir en bolsa significa prosperidad. Si además inviertes en el futuro (tecnología y megatendencias), el resultado es magistral. Miguel de Unamuno decía: "Procuremos más ser padres de nuestro porvenir que hijos de nuestro pasado".