Es doloroso acertar en las malas predicciones. En 21 de febrero de este año (antes de que se empezará a notar la subida de precios) publiqué en este medio un artículo con el título Viene la curva inflacionaria, agárrese que ¡será la economía, estúpido! En junio otro que decía: La inflación de costes y demanda… Sin embargo, los expertos "oficiales" (bancos centrales incluidos) hicieron oídos sordos al primero y al segundo respondieron que la inflación sería transitoria. Pero ésta llegó. En diciembre el IPC marcó un 6,7% de subida interanual, y no es esperable que sea transitoria.
Ahora los bancos centrales, particularmente la Reserva Federal (Fed) americana son conscientes y empiezan a tomar medidas tímidamente. El tapering o moderación de la compra de bonos e inyección de dinero en la economía y subidas en los tipos de interés. El Banco de Inglaterra ha sido el primero subiendo este mes del 0,1 al 0,25% y la Fed estima que subirá tres veces su tipo de interés en 2022.
En política monetaria, retirar liquidez del mercado contiene los precios si la inflación es de demanda. Con menos dinero en los bolsillos se consume menos. Si los bancos centrales compran menos bonos lanzan menos dinero al mercado. Si suben los tipos de interés encarecen el crédito y reducen la capacidad de endeudamiento de empresas y particulares disminuyendo la demanda. Al bajar la demanda los precios se contienen.
Por eso, era esperable que las medidas no hubiesen sido tan tímidas. No obstante, además de la inflación, en Europa, el BCE contempla también el crecimiento del PIB y el tapering y la subida de tipos de interés van en contra de la recuperación esperada. Por eso es más tímido que la Fed o el Banco de Inglaterra. En consecuencia: la inflación en Europa no va a ser transitoria, la demanda no se va a constreñir monetariamente, tanto como debiera. Es el gran dilema del BCE.
Además, parte de esa subida de precios de debe al aumento de costes por cuellos de botella en los suministros y eso no se soluciona con políticas monetarias. Al revés, exigen inversión e incorporación de factores productivos, por ejemplo: trabajadores.
La inflación en Europa no va a ser transitoria, la demanda no se va a constreñir monetariamente, tanto como debiera. Es el gran dilema del BCE
Trabajadores cuyos sindicatos van a pedir aumentos salariales para que no se deteriore demasiado el poder adquisitivo de sus rentas. Eso cebará nuevamente la inflación.
Algo malo para las rentas bajas. Por ejemplo, se calcula que con el 6,7% de subida del IPC se aumentarán los alquileres de vivienda en más de 550 euros al año ¿Y quién vive en su mayoría de alquiler? Rentas bajas: mileuristas, emigrantes, jóvenes, estudiantes, familias monoparentales, desempleados … Todos aquellos que este Gobierno dice defender.
Porque la inflación es el impuesto de los pobres y la ganancia de los ricos, los que tienen pisos por alquilar o activos que se revalorizan.
¿Qué puede hacer ante esto el Gobierno? Lo contrario de lo que hace. Reducir la deuda pública a la mayor velocidad posible. Antes de que suban los tipos de interés y se desboque el déficit público. Tiene unos meses para empezar. Si no, en 2023, se encontrará con que lo que presupuestariamente se llama el "servicio de la deuda" (intereses), reducirá su capacidad de gasto e inversión y el efecto de los fondos europeos que piensa que van a ayudar a la economía española será neutralizado.
Pero ¿cómo va a reducir esa deuda del 125% del PIB si sube las pensiones según el IPC, aumenta el número de empleados públicos (algunos los hace fijos sin oposición), crea todo tipo de subvenciones y no reforma las Administraciones, …?
El Gobierno confía en las reformas económicas 'verde' y digital de la que tanto habló el presidente en su conferencia propagandística de este martes. ¡Largo me lo fiais! Antes de que estas inversiones hayan tenido efecto, la deuda, con intereses aumentados por la inflación, se nos comerá el Presupuesto.
Entonces, ya se sabe, que venga el centro-derecha a arreglarlo y cuando tome las medidas obligadas por el derroche de este Gobierno la izquierda se movilizará en la calle.
Como el presidente Sánchez ha ofrecido estabilidad política; es decir, mantenerse en el sillón hasta 2024, eso no ocurrirá antes. ¿Dará tiempo? ¿Es que nunca aprenderemos?
*** J. R. Pin es profesor del IESE.