2022 en perspectiva

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BLUE MONDAYS

2022 en perspectiva

3 enero, 2022 05:30

Dentro de esta mini secuencia de análisis iniciada la semana pasada, me gustaría avanzar señalando algunos aspectos de impacto para este ejercicio recién iniciado.

La inflación nos ha acompañado durante 2021 y lo seguirá haciendo la mayor parte de 2022 cerrando el debate de la falsa transitoriedad. No en vano el año empieza con un obligado ajuste de precios (transporte, energía, vivienda, contratos sociales…) que levantará no pocos descontentos. Un 6,7% de incremento del IPC en diciembre es un dato demasiado doloroso para que abandonar la preocupación por la elevada inflación. Incluso los que se puedan ver, eventualmente, beneficiados por el mismo saben que el neto de la compensación muy posiblemente será negativo.

Sin embargo, sabiendo que los salarios no siguen esa pauta de incremento cabe preguntarse si el empobrecimiento de la población no va sostener una pauta demasiado elevada. Recordemos que inflación significa menor poder adquisitivo en términos reales y empobrecimiento financiero. De esta secuencia solo se ven beneficiados aquellos que están fuertemente endeudados. Como es el caso del Gobierno que, además de ver cómo su deuda en términos nominales no aumenta por efecto de los precios, puede decir que sigue creando crecimiento gracias a los mismos. El keynesianismo de toda la vida.

Empobrecimiento va a ser una de las palabras que más repitamos en 2022. Y las clases medias las más perjudicadas. La pobreza viene acrecentada por una merma de la capacidad de ahorro consecuencia de políticas monetarias y fiscales excesivamente prolongadas en el tiempo.

A esto hay que añadir la pobreza energética que viene definida no por el impacto del mayor coste de la energía en las clases más desfavorecidas sino por el drenaje que el mismo tiene sobre la renta disponible para el consumo. Como siempre, estar en la media supone estar más en las desventajas que en las ventajas. Lo contrario de la teoría.

Empobrecimiento va a ser una de las palabras que más repitamos en 2022. Y las clases medias las más perjudicadas

Precisamente la clase media española, la más maltratada desde nuestra entrada en la democracia, seguirá siendo el chivo expiatorio de los pecados y excesos de nuestros políticos. 

El ahorro del español medio se enfrentará a tipos de interés que, salvo que todo cambie radicalmente, seguirán siendo negativos un año más. Mientras las alternativas de inversión mantienen la mayor presión fiscal de occidente las garantías de renta futura (jubilación) ahondarán en el más absoluto declive medido por su insostenibilidad y por la falta de ambición por un cambio consensuado que tenga claro que cuando se gana lo hacemos todos de la misma manera que cuando se pierde, perdemos todos.

Por tener claro este punto, una de las novedades que trae 2022 es que un inversor podrá inmovilizar 10.000 euros en capital riesgo pero no podrá aportar más de 1.500 euros a un plan de pensiones privado con derecho a desgravación.

No será el último dislate regulatorio. En esta incertidumbre sobre las criptomonedas cuya competencia sigue sin recaer en la CNMV, es muy posible que tengamos noticias en forma de un giro, quien sabe si definitivo, para su prohibición. Tras un año en el que los criptoactivos han tenido brillo propio, no hay duda de que la intención pasa por eliminar todo aquello que pueda socavar la autoridad monopolista y fiscalista del Estado.

Seguiremos bajo el foco de las políticas de sostenibilidad y medioambiente, ya saben, el marketing del parecer que se hace algo para no evidenciar que en realidad se hace poco (o nada). Este año toca aplicar una vuelta de tuerca a esta cada vez más asfixiante presión regulatoria, y la inversión además de regulada tendrá que oler bien. Desde este ejercicio se tendrá que certificar que la inversión utiliza unos criterios de catalogación sin valorar el sentido de los mismos y la fuente de valor real que generan.

Precisamente la presión regulatoria llevará a que agentes, gestores independientes y otras figuras poco populares, puedan empezar a tener los días contados. Mientras tanto, los bancos seguirán siendo amos absolutos de la gestión colectiva. Eso sí convenientemente certificados y supervisados sin valorar si los resultados son o no los deseables.

La semana que viene concluiré esta entrega repasando los potenciales riesgos, si los hay, sobre los activos más comunes de inversión. Feliz año nuevo y próspero 2022 para todos.

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