La cifra de parados registrados en el SEPE se acerca a 3 millones (3.104.905). Según la EPA (Encuesta de Población activa) del tercer trimestre el porcentaje de desempleados sobre población activa era del 14,57% y bajando. Ahora debe estar en el 14%.
En enero y febrero el desempleo subirá. La actividad económica se ralentiza acabadas las rebajas de navidad en meses donde inverna el turismo, excepto en Canarias, la agricultura y se dificulta la construcción. Además, la pandemia, sin resolverse aún, hará notar sus efectos.
Pero en marzo, sobre todo a partir de abril (con la Semana Santa) y meses posteriores, si la pandemia lo permite, el buen tiempo puede recuperar la “primavera económica”. Entonces, es posible que los parados bajen de 3 millones. También que los afiliados a la Seguridad Social superen los 20 millones. El porcentaje de paro sobre población activa (24,5 millones) se acercará al 10/12%. Máxime, cuando no parece que el BCE tome medidas monetarias profundas hasta el segundo semestre de este año, a pesar de que la inflación se convierta en estructural, vía subida de salarios y presiones del mercado internacional de materias primas. Habrá dinero y se empezará a notar los efectos de los fondos europeos de Next Generation.
Entonces volveremos a experimentar un fenómeno como el año pasado: falta de trabajadores. No sólo de técnicos digitales, cómo se viene anunciando desde hace años. También de oficios como: camarero, alicatador de la construcción y hasta temporero del campo…
Es la convivencia de un paro estructural, con falta de mano de obra y trabajadores especializados. Ocurre en EE. UU y en Europa y en particular en España. Lo diferencial de nuestro país es que pasa con cifras de desempleos superiores al 10%. Mientras en otros países ocurre con ese porcentaje muy por debajo (en EE. UU cerca del 4/5%).
Una paradoja es una contradicción entre dos términos qué, al menos en teoría, no deberían coexistir a la vez. Cómo no deberían concurrir una alta tasa de paro y falta de mano de obra.
Lo primero que hay que analizar es por qué se da esa paradoja. Luego si conviene resolverla y cómo hacerlo.
La paradoja existe porque hay dos fenómenos conjuntos: a) desempleados que no tienen las condiciones necesarias para ser ocupados por falta de preparación; b) razones que disuaden a los parados porque la ocupación es igual o menos rentable que estar desempleado.
¿Conviene deshacer la paradoja? Evidentemente, por razones humanitarias y económicas. El derecho al trabajo, a sentirse útil, es inherente a la dignidad humana. Pero, además, un aumento del empleo ayuda a mantener el Estado del Bienestar, pagar las pensiones, tener mejor sanidad, educación y asistencia social. Disminuye el déficit público. También permite reducir la presión fiscal y eso anima el crecimiento económico en un círculo virtuoso.
Entonces ¿Cómo resolver la paradoja? Difícil, exige coraje y resolución. Es compleja porque intervienen temas educativos, de valores, de preparación profesional, de responsabilidad empresarial y de gestión eficaz en la administración de prestaciones y subvenciones del desempleo...
El derecho al trabajo, a sentirse útil, es inherente a la dignidad humana
En Dinamarca se ha resuelto con el concepto de Flexiseguridad. Sus claves: cuidar la preparación para entrar en el mercado de trabajo y el reciclaje profesional durante la época de desempleo. La reformulación de los contratos de formación del Real Decreto-Ley 32 de Reforma Laboral va en esa dirección para el primer empleo. Ahora falta animar al reciclaje y que funcione, especialmente en mayores de 50 años.
Pero también ese reciclaje exige rigor en comprobar si la ayuda al desempleado es necesaria o puede disuadirle de buscar trabajo. Si el desempleado danés no acepta dos ofertas sucesivas de trabajo, pierde el derecho a recibir prestaciones o subvenciones por desempleo. Por otra parte, los salarios ofrecidos deben evitar la disuasión a incorporarse al trabajo.
¿Serían los funcionarios del SEPE capaces de tomar estas decisiones? Se podría hacer en concierto con empresas privadas de colocación o ETTs. Un Gobierno no populista debería intentarlo al menos.
Sería una política de “empleo activa” de la que nuestras Administraciones Públicas y gobiernos hablan mucho, pero hacen poco. Si el desempleo baja del 10% en España es su momento.
*** J. R. Pin es profesor del IESE.