Nunca entenderé como se puede uno tomar como algo personal una opinión sobre un activo financiero, pero dada la sensibilidad que suelen mostrar los inversores en criptoactivos, aclararé -antes de seguir escribiendo- que no tengo nada en contra. Y que estoy deseando que estén adecuadamente supervisados y regulados para contar con un activo más, que además en este caso tiene el enorme atractivo de no depender de los bancos centrales.
Por cierto, estar regulado y supervisado no significa depender de los bancos centrales, sino que hay policía vigilando el mercado y que hay unas reglas de juego similares a las del resto de activos.
Pero hasta que podamos trabajar con las criptos como con cualquier otro activo, para mí su utilidad está siendo otra: mostrarme lo que tendría que pasar en los mercados de renta variable cuando no haya que estar en ellos. Y con esto no quiero decir que haya que salir de las criptos, ahí no entro, no es mi 'negociado'.
Lo que digo es que muestran una serie de síntomas que en las bolsas nunca han llevado a nada bueno. Son un magnífico recordatorio de lo que suele pasar en las bolsas antes de que se líe parda. Y ese tipo de recordatorios valen mucho.
En primer lugar, la entrada masiva de gente que jamás ha invertido y que nunca lo haría si no fuera por el atractivo del dinero rápido y fácil. El otro día hacía yo un comentario bastante inocente en Twitter, explicando que existe una correlación positiva entre lo que ha hecho el principal índice norteamericano, el S&P 500, con lo que ha hecho el bitcoin, con el importante matiz de que el segundo ha tenido una volatilidad mucho mayor. Lógicamente me cayó la del pulpo, pese a que es un dato y no una opinión.
Estoy deseando que los criptoactivos estén adecuadamente supervisados y regulados para contar con ellos
Pero lo que realmente me llamó la atención es que, finalizada la parte agresiva de rigor, el autor del tuit se puso comprensivo -lo cual siempre es de agradecer- y me explicó de forma un tanto sui géneris cómo funcionan los mercados. Pero lo que más me llamó la atención es que, al final, me dijo que no me preocupara, que “ya me curtiría en esto de las inversiones”.
No me interpreten mal, no pretendo pecar de falta de humildad. Si algo he aprendido con la edad es hasta qué punto es bueno ser humilde. Aunque no siempre lo consiga. Lo que me llama la atención es que alguien que evidentemente conoce muy poco los mercados te los explique en un tuit y te diga que “ya te curtirás en esto de las inversiones” cuando tú llevas 30 años trabajando ello.
En general, los comentarios que suben a Twitter los inversores en criptomonedas me recuerdan a los de los “amos del universo” de los años 80 y 90, que lo eran porque habían ganado un 30% en una operación en plena efervescencia bursátil y que dejaron de serlo con el crash del 87 o el de las puntocom del año 2000.
Otra cosa que me genera inquietud sobre un activo es que se anuncia en marquesinas y autobuses. Y en este caso anuncios realmente infantiles, como ese donde una especie de zorro amenaza a una especie de oso con quitarle el puesto de la rentabilidad. Y todo con mucho oro, oro por doquier, normalmente, en monedas. Se utiliza el activo más antiguo y 'analógico' del mundo para animar a la gente a invertir en un activo digital, que es un número dentro de una cadena. Raro.
También me produce cierta inquietud que me llegue un mensaje al móvil (¡Toma, Ley de Protección de Datos!) con una foto de una chica superjoven y monísima presentándose como analista de una empresa de criptomonedas, poniéndose a mi disposición si quiero invertir.
También me preocupa que las anuncien actores hiperconocidos o que las empresas del sector compren enormes estadios donde colocar su marca, como ocurre en EEUU. Llámenme viejo, pero esas cosas nunca han traído nada bueno en el mundo de la inversión.
Las 'criptos' son un magnífico recordatorio de lo que suele pasar en las bolsas antes de que se líe parda
No sé si acabará habiendo o no una debacle en el mundo de las criptomonedas, pero si creo que todo lo anterior aporta información muy interesante. La primera es que el día que veamos todo esto referido a la renta variable habrá que reducir la exposición a la misma. Sin dudarlo. Además, me juego algo a que cuando eso ocurra los precios serán ya realmente excesivos. Suele coincidir.
La segunda información interesante es que seguramente las criptos le están quitando mucha presión especulativa a la renta variable tradicional, lo cual es bueno para esta última. Les puedo asegurar que el tipo de inversor puramente especulativo que llegaba a la oficina antiguamente cuando las bolsas habían subido tanto como han subido estos años lo veo ahora más en el mundo cripto que en el de la renta variable.
Estoy convencido que en el futuro acabaremos recomendando a nuestros clientes algún tipo de criptoactivo. Probablemente como fórmula de defensa ante los excesos de los bancos centrales, de forma similar a la que ha tenido el oro tradicionalmente.
Y ojo, no digo como defensa ante cambios en política monetaria, puesto que se acaba de demostrar que cuando la Fed aprieta, las cripto también sufren. Y tampoco han servido como defensa ante el repunte de la inflación. Me refiero en la pérdida de confianza en bancos centrales que no paren de emitir dinero.
También estoy convencido de que junto al desarrollo del metaverso se desarrollarán una o varias criptomonedas como forma generalizada de pago. Pero, de momento, la mayor utilidad que le estoy viendo a los criptoactivos es como recordatorio de que el 'piñazo' de un 34% que ha sufrido recientemente el bitcoin desde máximos también puede producirse en la renta variable tradicional, si el entorno llegara a parecerse al que había en las criptomonedas justo antes de la caída.
***Víctor Alvargonzález es asesor financiero independiente y socio fundador de Nextep Finance