Mientras nuestros políticos estaban a otras cosas, en Norteamérica se iniciaba un proceso que no requirió crear un ministerio, una subdirección general, ni siquiera una comisión: la revolución digital.
Bastó un cóctel de empresarios, inversores, innovación, tecnología y, sobre todo, la no intromisión del Estado con sus excesos burocráticos y regulatorios, para que en Silicon Valley se produjera un cambio tecnológicamente definitivo: la multiplicación exponencial de la capacidad de computación de los microprocesadores. Y así empezó la primera fase de la revolución digital.
La siguiente es mucho más conocida. Gracias a lo anterior, una serie de genios como Gates, Jobs, Bezos o los creadores de Google que, acompañados de fondos de inversión valientes, produjeron la segunda fase de la revolución digital: Internet.
Ahora comienza la tercera, cuyos protagonistas son el metaverso y lo que nosotros llamamos 'sus socios', es decir, las tecnologías que harán posible la creación de ese universo virtual, que dejará pequeño el de Internet. De hecho, estos 'socios' son lo más importante a la hora de invertir.
Son las tecnologías que tendrán que crecer de forma exponencial para hacer posible el nuevo mundo virtual, como en su día lo hizo la capacidad de computación de los microprocesadores. Y, con ellas, las operaciones corporativas con las que las grandes empresas tratarán de posicionarse en el metaverso.
Los grandes jugadores pagarán millonadas por compañías más pequeñas que cuenten con la tecnología del metaverso
Esta idea es fundamental para entender cuál es la forma de rentabilizar la tercera fase de la revolución digital. Hace tiempo, coincidiendo con la compra por parte de Facebook -ahora rebautizada como Meta Platforms- de una empresa relacionada con la realidad virtual, dijimos que la rentabilidad en el metaverso no estaba tanto en invertir en Facebook, sino en las empresas que comprará. Y que esa afirmación era extensible a muchísimas operaciones corporativas relacionadas con el metaverso.
Acabamos de tener un nuevo ejemplo con la compra de Activision por parte de Microsoft. La adquisición más grande jamás realizada por esta última.
Para situarse en el metaverso los grandes jugadores pagarán millonadas por compañías más pequeñas -o incluso mucho más pequeñas- que cuenten con la tecnología y el know how del que carecen las grandes. Ahí está la clave para rentabilizar la tercera fase de la revolución digital y cualquier corrección importante que se produzca en el sector tecnológico representa una oportunidad para tomar posiciones.
Olvídense de hacerlo a través de fondos de inversión tradicionales. Como su nombre indica, se han quedado anticuados para participar en la nueva fase de la revolución digital. Los instrumentos adecuados son los fondos de tercera generación, los ETF, que es como se invierte en EEUU y en el resto de países financieramente avanzados a la hora de tomar posiciones en el meta verso y sus socios.
En España no tanto, porque hemos pasado de ser un país financieramente avanzado a un país con una sola obsesión en la industria de distribución de productos financieros: defender el statu quo, es decir, la retrocesión de comisiones. Evitar por todos los medios que estos fondos de inversión -porque los ETF son fondos de inversión-, mucho más baratos y con una operativa infinitamente más rápida y eficiente, les quiten las jugosas comisiones que los fondos tradicionales aportan a la cuenta de resultados de bancos, sociedades de valores y asesores no independientes.
Cualquier corrección importante que se produzca en el sector tecnológico representa una oportunidad para tomar posiciones
Las barreras de entrada son variadas y van desde una burocracia surrealista que impide ofrecer a inversores particulares un ETF norteamericano cuyo folleto no haya sido traducido a una serie de idiomas de la Unión Europea -parece ser que el inglés no es un idioma internacional–, a la barrera de entrada fiscal, más sutil pero igualmente efectiva. Curiosa la legislación la española, que permite invertir en criptomonedas que pueden perder un 50% en unas semanas y no en empresas punteras de la tercera revolución digital.
Aún así, nuestro consejo es que no deje de ganar dinero porque luego haya que pagar impuestos. Es algo que ya aprendieron quienes no invirtieron en acciones de Apple, Microsoft o Amazon cuando no estaban o pesaban muy poco en los fondos de inversión tradicionales porque luego habría que pagar impuestos.
Afortunadamente hay ETF que invierten en los 'socios' del metaverso en los que la autoridad competente y los distribuidores consideran que es usted suficientemente adulto para hacerlo. Y si necesita asesoramiento, creo que somos ya varios los asesores independientes que ofrecemos asesoramiento a la hora de invertir utilizando ETF.
***Víctor Alvargonzález es asesor financiero independiente y socio fundador de Nextep Finance