El sentimiento de los inversores respecto a la renta variable ha girado bruscamente. Es un hecho que la aversión al riesgo ha subido de forma considerable, lo cual tampoco es un síntoma de apocalipsis dados los elevadísimos niveles de complacencia de los últimos años.
Tras uno de los peores meses en mucho tiempo, para el Nasdaq ha sido su peor inicio de año en la historia, cabe preguntarse si enero será el adelanto de lo que veremos en lo que resta de ejercicio.
Para los amantes de las estadísticas, el desempeño de enero podría ser efectivamente un mal augurio para el resto del año ya que desde 1950, cuando el S&P 500 ha registrado un comportamiento positivo en enero, el índice ha subido un promedio de 11,9 % durante los siguientes once meses del año, según LPL Financial. Sin embargo, cuando enero es negativo, el S&P 500 sube históricamente un promedio de 2,7% en los últimos once meses. No es síntoma por tanto de un mal año.
Pero si acotamos el período de observación a las últimas décadas, un enero rojo no ha significado necesariamente un resto de año sombrío. En las últimas diez veces en las que enero fue negativo para el S&P 500, el índice acabó en positivo en nueve ocasiones durante los siguientes once meses, con una ganancia promedio del 13,1%.
La semana pasada comentaba la gran rotación a la que asistimos consecuencia del giro inesperado hacia un mensaje más duro por parte de los bancos centrales respecto a la política monetaria. Dejando de lado los estilos, el pasado mes el único sector con rendimiento positivo fue Energía.
El resto de sectores, salvo las Financieras, que acabaron sin cambios, registró un comportamiento ampliamente negativo. Lo curioso es que Tecnología no fue el peor sector del S&P 500, pues fue el consumo discrecional y, sorprendente, el inmobiliario, fueron los que peor registro alcanzaron.
En los primeros días de febrero la situación no ha cambiado mucho gracias al ruido que han generado algunos valores icónicos. Meta Platforms (Facebook) registró el jueves su mayor caída en un día lo que le supuso una pérdida de capitalización equivalente a casi el 20% del PIB de España. Curiosamente, Amazon registró al día siguiente la mayor variación de mercado nunca registrada por una compañía, que es como decir que en términos netos nada cambio en la capitalización de los gigantes.
La aversión al riesgo ha subido de forma considerable, lo cual tampoco es un síntoma de apocalipsis dados los elevadísimos niveles de complacencia de los últimos años
Cuesta entender que la rotación tenga consistencia en su intento por explicar las caídas de mercado atendiendo a la asociación que todo el mundo hace de ligar Growth con Tecnología. Meta no es una compañía Tech como tampoco lo es Amazon. La primera genera la mayor parte de sus ingresos de la publicidad mientras que la segunda del tráfico de consumo en su web. De hecho, ninguna forma parte del sectorial tecnológico.
Lo que es indudable es que hay una volatilidad de mercado y unos movimientos violentos que nunca antes han tenido lugar. Más lo segundo que lo primero. Y eso justifica, con razón, la huida del riesgo que presenciamos.
La pregunta es obvia: ¿qué habría pasado si Amazon hubiese decepcionado con sus resultados? Posiblemente la traslación de lo acontecido con Meta habría sido muy parecida, no sabemos la amplitud, pero de lo que no hay duda es de que habría llevado al mercado a una espiral muy negativa. Es más, Alphabet publicó unos extraordinarios resultados siendo quizás de las FAANG la de mayor peso tecnológico.
Todos sabíamos que el mercado estaba muy sostenido en las compañías de mayor capitalización. Esto es una cuestión que, como indicaba al principio, consecuencia de la elevada complacencia, no se ha querido contemplar. No podemos llevarnos ahora a engaño.
El índice Nasdaq no ha caído como consecuencia del rendimiento negativo de Amazon, Microsoft o Apple en lo que llevamos de año. Lo que vemos es una estadística que empeora cada semana. Nueve de cada diez compañías del índice tecnológico registran caídas en los últimos meses.
La única compañía que registra una subida de doble dígito es Activision Blizzard y ello es consecuencia de la opa recibida por Microsoft. Y solo el 15% de los títulos tiene rendimiento positivo en el año, incluyendo los ADR de compañías chinas que suben en su mercado local. Es un panorama muy desalentador que además se cuestiona más por el hecho de que el 40% del peso del Nasdaq se concentra en las FAANG y si caen…
Y, claro, en medio de estas turbulencias es ahora cuando se rescatan los mensajes agoreros de los que han venido abogando, con intereses o no de por medio, sobre el inminente fin de las bolsas. Todo esto lo que contribuye es a generar un clima de desconfianza y miedo. Y el inversor, que si algo le caracteriza es su inconsistencia, activa sesgos cognitivos y contribuye al ruido.
Lo fácil sería decir que no pasa nada o que nada malo va a ocurrir. Pero nadie en su sano juicio debería hacerlo sabiendo que nos movemos en un período de aguas turbulentas. Es por ello que en estas ocasiones el mejor consejo que doy a los inversores es, no hacer nada, no leer nada y no escuchar nada (más allá de lo necesario).