Las elecciones no se ganan solo en televisión. Pero si algo ha quedado demostrado en los días de agonía y fin de la etapa de Pablo Casado al frente del PP es la importancia de contar en la España del siglo XXI con un aparato mediático sólido que refuerce al líder.
Mientras la demoscopia trata de aclarar hasta qué punto es posible que Vox logre dar el sorpasso al PP, la ultraderecha busca abrirse paso en las pequeñas pantallas de los hogares españoles. Y en paralelo, una gran figura de la empresa, Borja Prado, prepara su desembarco en Mediaset (Telecinco y Cuatro) con una agenda poco común en nuestro país: impulsar determinados proyectos empresariales en la España del 'Estado emprendedor' con apoyo de la televisión.
Anda el Gobierno de Pedro Sánchez ocupado estos días en ver cómo puede dar largas a Vivendi para que no logre alcanzar el 29,9% de participación en el grupo que controla El País y la Cadena Ser. A sus 70 años, el multimillonario Vincent Bolloré -propietario del grupo francés- se ha propuesto dejar bien atado su legado en Europa y del mismo modo que ha impulsado la carrera política del ultraderechista Éric Zemmour en Francia cuentan que quiere allanar el asalto al poder de los de Santiago Abascal en España poniendo a su disposición una potente maquinaria mediática.
Bolloré está jugando a varias bandas. Mientras espera las condiciones de Moncloa para despejar su futuro en Prisa, también tiene la vista puesta en Movistar+. No obstante, es difícil pensar en que José María Álvarez Pallete vaya a mover ficha en Telefónica con una venta a Vivendi si los franceses no logran un plácet en la Moncloa.
El grupo galo también siguió con atención los movimientos sobre los canales de la TDT que Vocento ha vendido a Squirrel Media (Vértice) porque tiene verdadero interés en hacerse con un espacio televisivo nacional para que la ultra derecha en España tenga también una Sexta en la que difundir su ideario combativo.
Sin embargo, cuentan fuentes conocedoras de aquella desinversión que el Gobierno decidió autorizar esta venta a los dueños de Abc precisamente porque no podía permitirse prohibir una operación entre firmas nacionales en un momento en el que Vivendi acababa de aterrizar en Prisa y en el que tendrá que decidir sobre ese incremento de participación con unas condiciones que pueden generar mucha polémica. No hay que perder de vista que el grupo que preside Joseph Oughourlian necesita liquidez.
La relación del millonario armenio y Bolloré es estrecha e indiscreta. Vivendi entró en el accionariado de Prisa de la mano de Amber. Y este fondo de Oughourlian anunció en diciembre que vendería a sus socios en España su participación del 17,5% en Lagardère. Así, Vivendi alcanzará el 45,5% del grupo de emisoras de radio y editoriales en Europa. Un movimiento que también tendrá repercusiones en España, donde Lagardère es propietaria de Alianza Editorial, Ediciones Salvat, Bruño o Anaya.
El círculo de Vivendi no se cierra ahí. El grupo galo anda de semi retirada de Mediaset y Berlusconi acaba de entregar el timón del conglomerado a Borja Prado, con un nombramiento que devuelve al ejecutivo español con la mejor agenda de contactos en Italia a la primera línea empresarial.
Y esto se produce en un momento clave, en el que el Gobierno español sigue centrado en su agenda de la cooperación entre el sector público y privado con los fondos europeos que -según promete Calviño- tomarán velocidad de crucero en su ejecución a mediados de este año.
Se ha explicado que los italianos buscan que Prado impulse Telecinco y Cuatro. Y es conocido el interés histórico que Prado ha tenido por influir en los medios de comunicación desde siempre. Sin embargo, quienes le conocen saben que el expresidente de Endesa utilizará este nuevo puesto para promover intereses empresariales del Ibex 35 y su entorno. De ahí que sea importante tener presente su excelente relación con Javier Monzón y Florentino Pérez para seguir sus próximos movimientos.
2022 está siendo un año de sequía climatológica, pero las aguas andan muy revueltas en España. Tras el shock de la pandemia y la digestión de la llegada de Unidas Podemos al Gobierno, son muchos los actores que se están posicionando para sujetar bien los hilos en los dos años que quedan hasta 2023, año en el que Sánchez ocupará la presidencia de España en la UE y convocará elecciones (si esta vez cumple con la palabra que dio en el Congreso la pasada semana). No contaban esas elites con que Putin invadiría Ucrania. Un nuevo elemento de incertidumbre y una nueva amenaza a la estabilidad que sobrepasa las fronteras de España.
ATENTOS A...
La guerra en Ucrania va a suponer un revés económico para las economías europeas que todavía no ha sido calculado. Sin embargo, ya se sabe que golpeará con fuerza la inflación por el impacto que tendrá en los precios energéticos y en otras materias primas.
Aunque España no sea un país dependiente del gas ruso, sí pagará más por la electricidad en los próximos meses como consecuencia de este conflicto bélico. Funcas ya había pronosticado una inflación del 7% en febrero -sin Ucrania en guerra-. Ahora, hay economistas que advierten que la inflación puede alcanzar los dos dígitos en nuestro país en los próximos meses. Viene un año difícil en el terreno económico.