Los titulares del fin de la semana han resaltado el cambio radical de postura del gobierno de Sánchez con respecto al Sáhara y Marruecos, que supone revertir la posición de España mantenida, gobierno tras gobierno, desde hace 46 años. La primera reacción ha sido inmediata: Argelia ha llamado a consultas a su embajador en España ante lo que considera “la segunda traición histórica de España”.
Estamos acostumbrados a escuchar cosas sorprendentes de Moncloa, pero la entelequia surrealista que se han inventado para justificar su posición con el Sáhara merece un artículo.
Cualquiera puede entender que este cambio radical se debe a dos circunstancias. El escándalo diplomático creado con Marruecos al traer a un líder del Frente Polisario usando un nombre falso y a escondidas a España y la posición de Estados Unidos de apoyo al gobierno de Marruecos.
Sin embargo, la máquina de propaganda peronista de Moncloa ha tenido que inventarse un rocambolesco “plan maestro” genial de Sánchez que solucionaría todos los problemas de los últimos cincuenta años gracias a su genialidad estratégica que nadie había pensado antes… en fin.
¿Cuál es ese plan maestro, jugada visionaria, que nos han intentado vender desde Moncloa durante los tres últimos días?
La máquina de propaganda peronista de Moncloa
Por un lado, que si reconocemos el Sáhara como marroquí el reino alauita va a parar la inmigración ilegal desde Marruecos a España vía Ceuta y Melilla y reconocer ambas como españolas. ¿De verdad? No se le había ocurrido a nadie antes. ¿Si reconoces un territorio en disputa se solucionarán todos los problemas con otros territorios y de inmigración? En fin…
Por otro lado, el gobierno está “convencido” de que Argelia solo hará gestos diplomáticos, pero que no cambiará su posición comercial ya que venderá más gas natural a España y Europa. ¿Seguro? Llamar a consultas al embajador tras parar el flujo vía Marruecos hace meses no son “paripés”, como afirma un contacto de Moncloa.
Moncloa ha intentado contarles a algunos periodistas selectos que Sánchez ha encontrado la solución y la alternativa al gas ruso.
Es una entelequia de tal calibre que es increíble que alguien lo haya comprado.
La “jugada” de Moncloa se encuentra con varios problemas.
Primero, Argelia ya ha demostrado que su conflicto diplomático con Marruecos y la disputa del Sáhara le importan tanto como vender gas. Por eso dejó de suministrar a través del gasoducto de Marruecos y además ha reducido las ventas a través de España. Porque sabe que puede vender a más países a mejor precio.
Segundo, las importaciones de gas de Rusia de Europa son de unos 150bcm anuales.
El acuerdo de Marruecos no pone a España como “suministrador de gas de Europa”. El gas que fluía por el gasoducto del Magreb es argelino. Marruecos no tiene gas, ni de lejos, para suplirlo. Y los argelinos salen muy enfadados con el acuerdo del gobierno.
Además, no hay interconexión ni remotamente suficiente con Francia. No olvidemos que hay que multiplicar por diez la capacidad y que Francia no lo ha hecho nunca ni con la guerra de Iraq, ni los conflictos con Irán o los diferentes episodios de riesgo geopolítico en Argelia.
La “jugada” de Moncloa se encuentra con varios problemas
Ni Francia ni Italia han aceptado ni probablemente acepten gastar miles de millones en interconexión y gasoductos de paso a Alemania para que se venda vía España y debilite a sus grandes conglomerados energéticos. Para eso usarían su propia red de regasificación y transporte.
Es más, ninguna de esas ideas, si fueran viables -y no lo son hoy- necesitaban de este acuerdo con Marruecos.
Actualmente, España sólo tiene dos interconexiones con Francia, por Larrau (Navarra) y por Irún (Guipúzcoa), que permiten entregar unos 8 bcm anuales de gas, mientras que con el Midcat se podría llegar a 17 bcm. Las importaciones de Rusia son 150bcm, repito.
La otra cuestión es que multiplicar el coste en redes y conexiones supone años y miles de millones. Para entonces, ¿tendremos la seguridad de que el riesgo político en Argelia es inexistente? Parece que olvidemos los golpes de estado y revueltas que se han vivido. Sonatrach, la gasista argelina, es un líder global que sabe que necesita diversificar, no limitar su capacidad a una sola ruta de exportación (España).
Repito que, incluso si alguna de estas ideas fuera viable, no necesitaban de un cambio de estrategia con Marruecos para llevarse a cabo.
Moncloa quiere hacernos creer que se puede multiplicar por diez la capacidad de interconexión en cuatro días y que el enorme coste lo va a pagar “la Comisión Europea”. Muy típico de este gobierno eso de gastarse el dinero de otros para sus proyectos.
Argelia tampoco es alternativa por capacidad de producción. Argelia tiene una capacidad de exportación de gas de 74 bcm (miles de millones de metros cúbicos) al año, que incluye demanda ya comprometida de muchos países incluida Italia y España. En realidad, según Platt’s y S&P, Argelia no puede “sustituir al gas ruso ni de lejos”. Argelia produjo un máximo de 132 bcm por año a máxima capacidad y, descontando su demanda doméstica de más de 44 bcm y lo que ya exporta, la realidad es que la capacidad de exportación adicional está limitada a 41bcm… a través de Italia, ¡no de España! donde la capacidad solo admitiría 8bcm anuales adicionales.
La alternativa italiana es mucho más seria que la española, no incluye crisis diplomáticas, pero además tampoco es suficiente.
No solo se trata de aumentar masivamente la interconexión con Francia, aumentar capacidad exportadora y considerar que todo ello se va a pagar con una cartera mágica europea.
España tiene un tercio de la capacidad de regasificación y almacenamiento de gas natural de Europa. Poner esa capacidad para mitigar el problema energético de la Unión Europea no requería de un conflicto diplomático con Argelia.
La capacidad total de regasificación de la UE es de 505 mcm al día, pero la capacidad ociosa es solo de 192, siendo la de España unos 90-100 mcm al día. Es decir, hablamos de solo 70 bcm al año para diversificar el uso de gas ruso. Ni la mitad de lo que se importa.
España juega un papel en diversificación, pero no es la solución mágica porque es una isla energética.
España cuenta con el 50% de la capacidad ociosa de regasificación de Europa, pero esos 35 bcm al año no sirven con una interconexión de solo 17 en el caso más optimista. Incluso si sirvieran, no suplen el gas ruso.
Si Argelia aceptase este chantaje que llaman “jugada maestra” su posición estratégica en gas y en defensa se vería enormemente dificultada.
Argelia cortó sus exportaciones a España vía Marruecos precisamente porque Sonatrach, un líder global, sabía que no tiene por qué depender de acuerdos con España cuando puede vender el mismo o más gas, más caro y de manera más flexible, a otros.
La “apuesta maestra” de Sánchez en el Sáhara asume que tres países van a hacer algo que jamás han hecho y que un cuarto va a permitir lo que nunca ha permitido. Es decir:
Que Marruecos va a reconocer Ceuta y Melilla y parar la emigración, que Argelia va a ignorar su disputa con Marruecos para vender más gas que no puede producir y que Francia va a aceptar multiplicar por diez la capacidad de interconexión y financiar un acceso que perjudica a sus gigantes energéticos. Y, para rizar el rizo, que Italia va a ser tonta y financiar ese mega-proyecto cuando tiene mucha mayor capacidad y mejores infraestructuras para hacer lo mismo.
Toda esta entelequia propagandística nos recuerda el enorme error que ha cometido la Unión Europea desatendiendo las necesidades de inversiones en diversificación y seguridad de suministro de gas a Europa.
No, España no suple al gas ruso ni soluciona el problema de Europa con esta “jugada”. Ni de lejos.
Ni hay interconexión, ni capacidad de suministro, ni voluntad de los países involucrados ni compromiso de financiación alguno.
En el camino, Sánchez ha encontrado la manera perfecta de depender menos del gas ruso. Poner en peligro el suministro de gas argelino.
La idea de que para conseguir que Argelia exporte más a Europa la mejor acción es crear un conflicto diplomático con ellos cambiando de estrategia en Marruecos es tan peregrina y ridícula que me sorprende que nadie la haya aceptado.
Esto no es una jugada maestra, es una entelequia temeraria e irresponsable.