Se ha abierto un nuevo tiempo político en España y el mundo empresarial empieza a tomar posiciones. La sensación generalizada en los despachos del Ibex 35 es que el Gobierno está agotado y miran al nuevo presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, con los ojos con los que habían dejado de mirar a Pablo Casado.
La opinión más compartida entre los empresarios de primer nivel es que el gallego es una alternativa "consistente" frente a Pedro Sánchez y tiene un discurso de centro alejado de la crispación. Creen que esto es importante para no dar alas a Vox, como estaba ocurriendo con el PP de Casado instalado en el "no a todo".
Pero las empresas quieren algo más y están a la espera de ver cómo Feijóo termina de configurar sus equipos, en especial, en materia económica, puesto que el pesimismo por el riesgo de estanflación es generalizado.
A la vuelta de Semana Santa, el presidente del PP tiene intención de abrir su agenda para reunirse con el Ibex 35 y resto de empresas con poder en España. Pero lo hará con calma, sin prisa. Su agenda institucional está en manos de Esteban González Pons, que también jugará un papel en la relación entre el partido y el mundo de la empresa.
Mientras, su nuevo vicesecretario en el área económica, Juan Bravo, tendrá que darse a conocer en los despachos de Madrid sin abandonar su responsabilidad en la Consejería de Hacienda en Andalucía. Veremos si lo hace con ayuda de Fátima Báñez. Y Elvira Rodríguez (antes vicesecretaria sectorial al frente de los temas económicos) está llamada a tomar más protagonismo parlamentario en un fin de legislatura que va a estar marcado por el empobrecimiento de los españoles.
Cuando los cautos -y siempre atentos a sus intereses- empresarios del Ibex recalibran posiciones y se alejan de la Moncloa -como ya está ocurriendo, según varias fuentes solventes- es que dan por amortizado el Gobierno actual.
Pese a los fondos europeos que el presidente logró negociar con éxito en Bruselas, ya se palpa el desgaste de Sánchez en círculos empresariales.
Un ejemplo es el del sector de la energía, y en especial, el de las empresas de electricidad, que han intensificado sus contactos estos días con Bruselas para intentar frenar los planes de la vicepresidenta Teresa Ribera de intervenir el mercado con un tope para el gas de 30 euros MW/h.
Pero hay más. Porque el Gobierno tampoco vive su mejor momento con la CEOE y Cepyme, pese al idilio del acuerdo de la reforma laboral que enfrentó a los empresarios con la anterior dirección del PP.
La realidad es que esta reforma está animando la contratación indefinida y según contó la vicepresidenta Yolanda Díaz en Wake Up, Spain! ha dado una sorpresa positiva al Gobierno con los primeros datos -aún confidenciales- de contratación en abril.
Sin embargo, la nueva normativa laboral se va a topar con la situación económica y no va a mejorar la "precariedad" en el empleo porque la inflación va a empobrecer a todos los españoles, incluidos los que trabajan.
En el mejor de los casos, la economía española se mantendrá estancada entre abril y junio, mientras la inflación rondará el 10% en esos meses, según varias previsiones económicas.
Es un contexto endiablado para los agentes sociales, que no ven nada fácil alcanzar un acuerdo en la mesa de la negociación colectiva (ANC).
Así están las cosas: con la inflación en marzo en el 9,8%, utilizar el IPC subyacente como guía (en el 3,4%) sin comprometer más subidas en los próximos años no es aceptable para las bases sindicales. Y las empresas ven inasumible asumir el coste de esas subidas porque los márgenes empresariales están doblemente dañados por la pandemia y la inflación.
El problema para los empresarios es que si no hay pacto, el Gobierno está dispuesto a intervenir como "árbitro", en palabras de Díaz, con una serie de condiciones que espantan a las empresas.
Entre ellas, restringir los dividendos o poner el foco en los márgenes empresariales -que ya se están viendo dañados por la inflación y la energía cuando no se habían recuperado aún del golpe sufrido con la pandemia-. Son medidas que Antonio Garamendi calificó en una entrevista con este periódico en marzo de "demagógicas" y propias de "algún país de Iberoamérica que no va muy bien".
La patronal no ha sido ajena a los movimientos del Ibex 35 en su cauto acercamiento al PP. La presencia de Garamendi en el Congreso de Sevilla que encumbró a Feijóo hace dos fines de semana no pasó desapercibida.
Pese a que la relación personal del bilbaíno con Casado era buena, la estrategia de su ejecutiva frente a Sánchez no fue compartida por la patronal. Y esto era un problema para un partido que quiere enarbolar la bandera de la buena gestión económica en España.
Habrá que intentar seguir de cerca las discretas reuniones que Feijóo organice con el Ibex 35. Pero, mientras, no pierdan de vista el otro frente, el de los trabajadores. Porque el pasado lunes, Unai Sordo reconoció en Wake Up, Spain! que la paz social no está garantizada en España.
Repartir las cargas del empobrecimiento es mucho más difícil que repartir fondos europeos. Y eso que ese reparto tampoco estaba siendo fácil para el Gobierno de Sánchez.
ATENTOS A...
Aunque las relaciones comerciales con Rusia antes de la guerra eran pequeñas para España, lo cierto es que el fin de estos intercambios ha restado también algunas décimas de PIB a las revisiones económicas que la pasada semana presentaron la AIReF, el Banco de España o BBVA Research.
Se estima que el fin del comercio con Rusia dejará de aportar entre 0,4 y 0,5 décimas al crecimiento estimado para España en 2022. Es un dato que se compensa con creces con la sorpresa positiva que ha dado ómicron, ya que su impacto ha sido menor de lo anticipado y ha permitido sumar una décima a las previsiones de crecimiento de los economistas.
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