Esta España mágica, corte de los milagros valleinclanesca con toques castizos de sainete de Arniches ofrece cada semana un nuevo esperpento. Al final de Franco, ese hombre, hagiografía documental del dictador, su director, Sáenz de Heredia preguntaba con arrobamiento a Franco: "Mi General, ¿cuál es la causa del éxito de España?”. Hace dos días, el presidente de esa grotesca feria de las vanidades a mayor gloria de todas las malas causas en que ha degenerado el Foro de Davos planteaba a don Pedro Sánchez con un entusiasmo similar al del cineasta falangista: "¿Cuál es la receta del éxito de la economía española? ¿Pueden aprender otros países de su ejemplo?".
Sin duda que las economías desarrolladas tienen algo que aprender de un país que tiene la tasa de paro más alta de la UE, el déficit más abultado, uno de los niveles de productividad más bajos y que por vez primera desde la restauración de la democracia ha salido de la pandemia con una tasa de crecimiento inferior a la de sus socios comunitarios, aumenta su diferencial de su PIB per cápita respecto al del promedio UE y no ha recuperado, a diferencia de aquellos, el PIB de 2019. En un ejercicio de sinceridad, el césar del socialismo patrio debería haber respondido a su interpelador algo muy sencillo: "No imiten jamás nuestra política económica".
Estos días, el Gobierno social-comunista ha dado un nuevo ejemplo de responsabilidad al anunciar la mayor oferta de empleo público de la historia democrática española. Con un déficit estructural del 5% del PIB y una ratio Deuda Pública-PIB cercana al 120% del PIB, el Gabinete ha decidido incrementar el componente estructural del gasto público con una nueva llamada a filas para nutrir con nuevos efectivos el ejército funcionarial de las Españas.
La afluencia de candidatos será masiva ante la posibilidad de acceder a un puesto de trabajo para toda la vida cuya remuneración media se sitúa por encima de la del sector privado y es la segunda más elevada de la UE tras la griega.
La afluencia de candidatos será masiva ante la posibilidad de acceder a un puesto de trabajo para toda la vida cuya remuneración media se sitúa por encima de la del sector privado
Todo Estado necesita una dotación de capital humano competente y bien remunerado capaz de cumplir sus funciones básicas. Ahora bien, la identificación de buenos servicios con más gasto y más burócratas es una costosa falacia. De acuerdo con el Indice de Eficiencia del Sector Público, publicado por el Instituto de Estudios Económicos, la Administración de esta vieja 'piel de Toro' es la tercera menos eficiente de la OCDE sólo superada por Italia, Portugal y Grecia. Esto es, emplea muchos más recursos de los necesarios para llevar a cabo su actividad;. Esto se denomina derroche en términos coloquiales.
La Administración española podría ser ineficiente, pero sí podría ser eficaz; esto es, utilizar muchos más recursos de los precisos para alcanzar determinados objetivos, pero conseguirlos.
Por desgracia, el aparato administrativo de España tampoco despunta en este capítulo, sino todo lo contrario. Es el menos eficaz de los estados desarrollados solo superado, como en el supuesto anterior, por los otros entrañables y solidarios países del sur de Europa: Portugal, Italia y Grecia (según datos del IEE, Por una mejora de la Eficiencia del Gasto Público en España, Revista del Instituto de Estudios Económicos, Nº1/2002).
La idea convencional según la cual España tiene menos empleo público que la media de la UE no es cierta. Según los últimos datos de Eurostat, está en el promedio de esa área y, por encima, de, por ejemplo, países como Alemania. Por otra parte, el gasto dedicado a remunerar estos puestos de trabajo es superior al existente en la media de la eurozona. Ceteris paribus, este hecho debería crear los incentivos adecuados para que el personal de la Administración de este país tuviese una eficiencia superior o igual a la de sus colegas de otros lares, cosa que, como se ha comentado, no ocurre.
España no necesita más empleo público, sino más empleo productivo y éste, guste o no, moleste o no a algunos, solo lo crea el sector privado que es además el que paga los salarios de los funcionarios con sus impuestos. Esta reflexión es entre otras la que debería hacer la señora Calviño en lugar de vincular a Vox con la matanza de Texas cuando se le preguntó si cree que los españoles confían en la política económica del Gobierno. Contestación tan impropia como desesperada. ¡Qué nivel!