Salvar la industria española, sentido común
La Comisión Europea acaba de hacer público, el pasado miércoles, su propuesta del Plan Europeo de Reducción de la Demanda de Gas —denominado “Save Gas for a Safe Winter”—, con el objetivo de reducir el uso del gas un 15% en los países UE, del 1 de agosto al 31 de marzo. La propuesta contempla que si un país tiene limitada su interconexión con otros pueda negociar que su reducción sea el 10%.
En España, el promedio de consumo de los últimos cinco años ha sido de 367,4 TWh, por lo que una reducción del 10% implicaría un techo de 331TWh. Debemos preguntarnos si eso es posible y si serviría para algo. En una primera aproximación al impacto de la medida, deberíamos realizar un análisis anual, fácilmente calculable puesto que nuestro consumo es bastante plano y el doméstico estacional es menor.
El objetivo de la UE es ayudar a los Estados miembro a mitigar el impacto del posible corte de suministro del gas ruso, especialmente Alemania que es altamente dependiente y sin ninguna planta de regasificación para suministros alternativos.
Norstream 1 no vehicula gas hacia la península Ibérica. Contamos con diversificación de suministro y muchos países pueden aprovisionarnos de gas a través de las seis plantas regasificadoras, que en breve serán siete con la activación de Musel. Se han realizado simulaciones en distintos escenarios, incluso altamente improbables, con mayor tensión y estrés extremo. Ningún escenario contempla que sean necesarias medidas adicionales y restricciones en la demanda para garantizar el suministro de gas pero a pesar de no haber riesgo de interrupción del suministro ruso, en España estamos sufriendo desde hace meses el impacto de los altos precios del mercado de referencia europeo TTF.
El objetivo de la UE es ayudar a los Estados miembro a mitigar el impacto del posible corte de suministro del gas ruso
Como miembros de la UE podemos ayudar a terceros países más dependientes del gas ruso y dar cobertura a sus consumidores vulnerables. Nuestra capacidad de regasificación (con Musel) es de 73 bcm al año y si sumamos los 10bcm de Medgaz, la máxima sería de 83 bcm año. Con un consumo nacional de 33bcm tenemos capacidad de exportación teórica hacia Europa de 50 bcm/año.
La interconexión con Francia está disponible para ser la puerta de entrada de gas. Tenemos capacidad de regasificación excedentaria muy por encima de la demanda de gas nacional. Hoy el flujo de la interconexión se ha revertido (habitualmente de sentido importador) y estamos exportando gas a Francia sin restricciones y a demanda de sus necesidades. El inconveniente histórico es que somos una isla energética y la capacidad máxima hacia Francia es de 7 bcm.
Hay otras medidas solidarias en marcha como el uso de las infraestructuras como centro logístico. La apertura de Musel, es de gran utilidad como centro logístico hacia Europa, lo mismo que el resto de las plantas. También está previsto mandar gas a Italia desde la planta de Barcelona hacia la italiana de Livorno. Hoy las inversiones en infraestructuras realizadas en España durante estos años están a disposición de toda Europa.
Nuestra capacidad excedentaria de regasificación no puede vehicularse al resto de Europa y reducir el consumo no tendría ningún impacto adicional en Europa. En España, reducir el consumo en lo propuesto por la CE, cumpliendo un techo de consumo de 331TWh, es un sin sentido. En los últimos años, el mix histórico de consumo de gas ha sido de 20% en generación eléctrica con ciclos combinados, 20% en doméstico y 60% en industrial.
Es inviable reducir la generación eléctrica con ciclos combinados. Estamos batiendo récords históricos por la indisponibilidad del parque nuclear francés y su alta exportación de electricidad, julio marca máximos respecto a un año antes. La tendencia es la contraria a la solicitada por la UE y sería insolidario reducir la exportación eléctrica a Francia en pleno invierno para cumplir la limitación de consumo de gas, por lo que el incremento respecto a los últimos cinco años de los ciclos combinados debería ser compensado por el consumidor doméstico o por la industria.
En España, reducir el consumo en lo propuesto por la CE, cumpliendo un techo de consumo de 331TWh, es un sin sentido
El incremento de consumo de los ciclos combinados los próximos meses debería ser absorbida por el consumidor industrial, ya que el margen del consumo doméstico es muy reducido. Reactivando las cogeneraciones —30% más eficientes que los ciclos— algo se podría reducir, pero es tal el incremento que ni con todas las centrales de carbón se podría cumplir el objetivo.
Las condiciones climáticas de España son mejores que las del resto de Europa y el nuestro despliegue de gas para calefacción es más reducido. En Alemania, el doméstico representa el 44% (42bcm de un total de 96bcm), y consume mucho más gas que toda España entera. El consumidor doméstico representa en nuestro país el 20% del consumo nacional (55TWh/año de media), por lo que medidas tendrían un impacto menor.
La reducción sugerida por Europa debería ser soportada principalmente por la industria española y no sería únicamente del 10%, también incluye compensar el incremento de consumo de gas de los ciclos combinados. En lo que va de año el incremento respecto al año pasado es de un 80% y queda mucho invierno por delante. La propuesta europea puede que tenga sentido en países del Norte, pero es inviable con el mix energético de España. La Comisión debería hacer un análisis más detallado y profundo, soluciones genéricas no encajan con las particularidades ibéricas.
Compartimos y apoyamos el posicionamiento del Gobierno: no tiene sentido reducir un porcentaje del consumo de gas si no se puede vehicular hacia los países que lo necesiten. La interconexión con Francia y las regasificadoras españolas están a disposición de Europa para ayudar si fuese necesario. Pero si la interconexión ya está a plena capacidad, no tendría sentido parar a la industria en España; carecería de utilidad para ningún país europeo, ese gas no llegaría a ningún sitio. Estamos alineados en que hay que ser solidarios con los más vulnerables europeos, pero con sentido común.
*** Verónica Rivière es presidenta de GasINDUSTRIAL