Turistas en la playa en una imagen de archivo.

Turistas en la playa en una imagen de archivo.

La tribuna

Síntesis de un verano paradójico: más negocio, menos beneficio

El presidente de la Mesa del Turismo confía en que se pueda extender la temporada turística y lamenta que el plan de ahorro energético tampoco se consensuara con el sector.

23 agosto, 2022 01:02

Pasado el meridiano de agosto, el sector turístico perfila los primeros balances de una temporada estival muy positiva en términos de recuperación de la demanda, pero que no se va a despedir con una mejora paralela en el capítulo de las rentabilidades. 

El enorme deseo de viajar de los españoles -casi podríamos decir, ansías de viajar- después de dos años de limitaciones impuestas por la pandemia, ha favorecido una fuerte recuperación de la demanda a todos los destinos nacionales. Tanto la costa como el interior, las islas y la España verde, están teniendo una excelente temporada y el puente de agosto ha sido extraordinario, además. 

El turismo internacional se ha comportado en la misma línea y ello ha quedado patente en que nuestros principales mercados emisores europeos han renovado su confianza en España como destino predilecto para disfrutar de sus vacaciones. Si a 30 de junio de 2019 habíamos recibido 38 millones de turistas, para la misma fecha de este 2022 nos movíamos en los 31 millones de turistas, comparativa que ha de ser aún redondeada al alza por los resultados de julio y agosto, dos meses que están siendo muy buenos.

A pesar de los intentos de las empresas por contener los precios para no afectar a la recuperación de la demanda, no cabe duda de que la inflación nos está lastrando

Podemos afirmar que el verano de 2022 está permitiendo remontar en grandes números hasta el nivel previo a la pandemia. Como consecuencia, la facturación del sector turístico, cuando se cierre la temporada, estará alineada o incluso será algo superior en ciertos destinos a la de 2019; pero, no podemos obviar que la cuenta de resultados será muy diferente por el encarecimiento exponencial de los costes. 

Nuestros principales costes de producción han aumentado entre un 25% y un 30%, y a pesar de los intentos de las empresas por contener los precios para no afectar a la recuperación de la demanda, no cabe duda de que la inflación nos está lastrando.

Es una cuestión que nos genera gran preocupación en nuestras previsiones para el último trimestre del año. Amenazan nubarrones e incógnitas de cara al otoño, que nadie desea ver materializarse aunque, desde luego, los últimos datos económicos, con la inflación disparada al doble dígito, no resultan tranquilizadores. 

Mientras, el turismo está embarcado en el intento de alargar la temporada de verano durante todo septiembre y bien entrado octubre, hasta donde sea posible.

Con ello se busca compensar el mencionado incremento de los costes (energéticos, de alimentación,…) y el acortamiento de las estancias, que es la comprensible 'estrategia' que una parte de los españoles ha puesto en práctica para controlar el gasto sin renunciar a unas merecidas vacaciones. 

Hemos de trabajar para intentar captar el máximo de clientela que nutra esa España urbana y de interior

Verano paradójico por tanto, de alegría en la actividad turística y mucho movimiento, pero de menos margen de negocio que el estimado.

Ojalá que se logre el alargamiento de la temporada. Y ojalá también que el turismo de negocios, los grandes eventos y el turismo cultural, de compras, gastronómico y de salud, entre otros muchos, resurjan con fuerza a partir de septiembre porque ciudades como Madrid, Barcelona, Málaga o Sevilla -por citar algunas- necesitan confirmar ese impulso.

Hemos de trabajar para intentar captar el máximo de clientela que nutra esa España urbana y de interior. Y lo deseable y verdaderamente útil sería trabajar de manera coordinada, es decir, desviándonos del ejemplo de nuestros gobernantes cuando no consensúan, ni con el sector turístico ni con las comunidades autónomas, normas como el flamante plan de ahorro energético.

Una normativa que ha levantado gran polvareda, entre otras cuestiones, por aplicar el mismo rasero a realidades climáticas tan diversas como las que tenemos en las diferentes regiones de España… Por ahora, como apuntaba, todo ello con más polémica que resultados o efectividad a la hora de reducir la factura energética de la hostelería, el comercio y el turismo.

***Juan Molas, presidente de la Mesa del Turismo de España.

Campus de Palmas Altas, en Sevilla.

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