El Gobierno va a alardear porque el IPC de agosto ha bajado en 0,3 puntos del 10,8 al 10,5%. Pero en realidad no es una buena cifra. Superar los dos dígitos de inflación es un desastre. No es una hiperinflación al estilo de algunas repúblicas latinoamericanas. Pero si se mantiene perturbará de manera importante la economía española.
Además, esa bajada debe ser estudiada. De todos los componentes del IPC, el relacionado con la energía, electricidad y los combustibles líquidos es el que más ha bajado: 4,5% en el mes de agosto quedándose en el 11,5% anual. Por tanto, si este componente baja más que el IPC es porque otros factores suben.
[El INE eleva la inflación de agosto hasta el 10,5%]
En efecto la vivienda, por ejemplo, ha subido un 3,6%. Los alimentos y bebidas no alcohólicas (la famosa cesta de la compra) ha subido un 0,5% mensual. En esa cifra está la leche, el queso, los cereales, pan, carne, legumbres,…) ¡Subió hasta el 13,6% anual!
Ir al supermercado se ha vuelto una tortura para los bolsillos familiares. También subieron hoteles, cafés y restaurantes en un 0,4%; y así sucesivamente.
[Por qué la leche ha subido un 25%]
Por eso la inflación subyacente, la que no tiene en cuenta la energía, ni los alimentos frescos, ha subido 0,3 puntos en agosto hasta el 6,4%. Y lleva varios meses subiendo sin parar. Algo malo, porque es la que indica cómo va a ir la onda de los precios a medio plazo. Es decir, que seguirá alta.
Hay un nuevo dato que el INE calcula, sus siglas son IPC-IC. El IPC a impuestos constantes. Indica como sería la inflación si los impuestos no variasen. Ese índice, en términos anuales en agosto de este año es del 11,2%.
Como ha habido rebajas del IVA en la electricidad, por ejemplo, que pasó del 21% al 10%, y finalmente en julio quedó en el 5%, lo que indica ese número es que, sin esas rebajas, la inflación sería mucho más alta. De ahí que el Gobierno del presidente Sánchez no tuvo más remedio que copiar la propuesta de Feijóo, el presidente del PP, y adoptar esas bajadas.
Si no lo hubiera hecho la inflación estaría por encima del 11%. En este caso, lo que hizo el Gobierno, fue porque no podía hacer otra cosa. ¡Era de cajón! Como le aconsejaba la oposición.
¿Cómo estaría la calle si en lugar de la coalición PSOE/UP el Gobierno fuera de centro derecha? Ardería.
Dado que la inflación es el impuesto de las clases medias y trabajadoras, la noticia no es nada buena para el conjunto de los ciudadanos. Nos podemos preguntar ¿cómo estaría la calle si en lugar de la coalición PSOE/UP el Gobierno fuera de centro derecha? Ardería a buen seguro.
Aún no lo hace porque los sindicatos no se sabe si son prudentes porque piensan en el bien del país, o son obedientes al Gobierno porque están apesebrados por la vicepresidenta Yolanda Díaz. En todo caso lo normal sería más convulsión social. Pero no la hay.
No la hay, también, porque la sociedad del bienestar que se ha construido con la Constitución de 1978 protege a muchos colectivos. Los despedidos de agosto, septiembre, etc. entran en la prestación de desempleo, además de cobrar la indemnización. Durante unos meses están cubiertos. Si además entran en la economía sumergida, si son "manitas", están más cubiertos.
Pero eso son unos meses. ¿Cuántos? No se sabe, pero se acabarán. Cuando se acaben, la respuesta será fuerte. Una respuesta que coincidirá con periodos electorales. Y cuando el elector está enfadado lo paga con el Gobierno.
Si a eso se le añade el deterioro continuo de la capacidad de compra de los salarios que suben el 2/3/4% con inflaciones de dos dígitos, el enfado será generalizado. Sanchez tiene esa espada de Damocles sobre él.
Lo mismo que la de haber pactado con Bildu y los separatistas que mucho electorado moderado no le perdona. Incluso en los suyos.
¿Cómo va a responder el Gobierno a este desafío? Desde luego el tirarse a la izquierda no parece haberle dado resultados según las encuestas ¿o sí?
*** J. R. Pin es profesor del IESE.