Están la mayoría de los economistas muy contentos con el fin de la llamada “represión financiera”, es decir, con la llegada de tipos de interés mucho más altos. No se puede decir lo mismo de los inversores. Y mucho menos de los inversores institucionales. Llamaron “represión financiera” al hecho de que, como los tipos de interés eran muy bajos, no se remuneraba adecuadamente el ahorro, y eso “reprimía” financieramente a ahorradores e inversores conservadores.
El problema es que muchos inversores conservadores y ahorradores no “invierten” su dinero, colocándolo en cuentas corrientes o depósitos a plazo. Utilizan fondos de inversión y de pensiones de renta fija de medio y largo plazo, a los que les hace polvo la subida de tipos, dado que existe una relación inversa, automática y directamente proporcional entre la evolución de los tipos de interés y el precio de los bonos de medio y largo plazo (en los que invierten dichos fondos).
A más suben los tipos de interés, más cae el precio de los bonos. A menos “represión”, más pérdidas. Con la llegada de la libertad financiera no solo sufren los ahorradores e inversores particulares: también sufren los inversores institucionales. En el caso de un particular, mientras no venda no tiene por qué aflorar la minusvalía.
[Cuándo será el momento de comprar bonos o fondos de renta fija]
De hecho, si se mantiene “quieto parado” durante suficiente tiempo, recuperará gran parte de su inversión, dado que los bonos, tarde o temprano, se amortizan. Por el contrario, las instituciones financieras tienen que provisionar todos los años las minusvalías en sus balances, lo que afecta a su cuenta de resultados.
Y no estamos hablando de unas minusvalías cualquiera. La llegada de la “libertad financiera” ha provocado la mayor caída de la historia en el precio de los bonos (y por lo tanto de los fondos de renta fija). Literalmente. Supone una pérdida de valor (minusvalía) a nivel global de casi 700.000 millones de dólares.
A más suben los tipos de interés, más cae el precio de los bonos. A menos “represión”, más pérdidas
Si las minusvalías de las carteras de bancos y compañías de seguros se mantienen, tendrán que provisionarlas. Y no les quiero decir si sigue aumentando la “libertad” financiera, es decir, si siguen subiendo los tipos de interés en el mercado de bonos. El impacto en el sector financiero podría ser preocupante.
Dicho esto, tampoco se puede generalizar. Hay que distinguir la zona geográfica en la que desarrollen el grueso de su actividad dichas entidades financieras. Y de si son bancos o compañías de seguros. Y, en el caso de los bancos, si son bancos comerciales o de inversión.
Si son bancos y se encuentran en países con una economía razonablemente fuerte, donde la recesión global vaya a ser leve, el impacto de dichas provisiones se verá compensado en gran medida por el incremento de los márgenes que supone la subida de los tipos de interés de los créditos.
Pensemos que, por ejemplo, en Estados Unidos, donde los intereses que cobran los bancos se han multiplicado por cuatro -y por cinco- y su economía está sufriendo una recesión muy leve. Pensemos luego en Europa, donde, salvo novedades de última hora, la recesión será mucho más fuerte, especialmente en los países que dependen en mayor medida del sector industrial.
Si las minusvalías de las carteras de bancos y compañías de seguros se mantienen, tendrán que provisionarlas
Y donde haya más recesión habrá más impagos y menos actividad crediticia y, por lo tanto, será más difícil compensar el impacto negativo de las minusvalías en la cartera de bonos de medio y largo plazo.
Los bancos comerciales pueden salir mejor parados ante la llegada de la libertad financiera, porque sus cuentas de resultados no dependen tanto de las provisiones en su cartera de bonos y tiene mucha influencia el margen de su actividad crediticia, que es además su actividad principal.
[¿Están ya descontadas todas las desgracias en los precios?]
Por el contrario, las compañías de seguros y bancos de inversión podrían tenerlo algo más complicado, puesto que sus carteras de bonos de medio y largo plazo son enormes y muchos cometieron la equivocación de comprar deuda con tipos de interés negativos. En el caso de las compañías de seguros, su otra fuente de ingresos, las primas, no se ven especialmente beneficiadas por la subida de tipos de interés y sí que se ven perjudicadas por la reducción de la actividad económica.
Es cierto que el sector financiero será a medio y largo plazo el gran beneficiario de la subida de tipos. Algún día bajará la inflación y los bancos centrales dejarán de subir tipos.
Es cierto que el sector financiero será a medio y largo plazo el gran beneficiario de la subida de tipos
Y también llegará el día en el que, si Ucrania no es capaz de desalojar a los rusos en el campo de batalla, se llegue a algún tipo de negociación. Pero hasta que volvamos a la normalidad y siendo sin duda la mala situación del sector financiero una oportunidad de comprar, hay que elegir bien qué y dónde.
No me gusta nada la “frasecita” de “hay que ser selectivos”, porque es la que utilizan los profesionales de este nuestro sector cuando no saben qué hacer o no quieren “mojarse”, pero qué duda cabe que en esta ocasión parece hecha a la medida.
***Víctor Alvargonzález es socio fundador de la empresa de asesoramiento financiero independiente Nextep Finance.