Últimamente ha surgido una opinión muy minoritaria sobre la futura evolución de las bolsas que, precisamente por ser tan minoritaria, merece la pena tener en cuenta. A quien no conozca los mercados esto último les sonará extraño, pero es que está demostrado que en los mercados la mayoría se equivoca más que acierta.
Si el consenso acertara con frecuencia, todos los inversores y analistas serían ricos y, obviamente, no es el caso. Las grandes caídas han cogido siempre por sorpresa a la mayoría. Y lo mismo se puede decir de las grandes subidas.
Como anécdota, recordemos que la mayor crisis bursátil y económica que se ha vivido en los últimos 50 años - la de 2008 – sólo fue prevista por dos analistas, dos gestores y un economista. Y los dos gestores trabajaban juntos (son los protagonistas de esa magnífica película sobre finanzas llamada 'The big short') y los analistas y el economista son conocidos por anunciar todos los años una crisis.
Las grandes caídas han cogido siempre por sorpresa a la mayoría. Y lo mismo se puede decir de las grandes subidas
Así que hemos decidido estudiar los argumentos que plantea ahora otro analista, un gestor y un conocido banco para explicar su teoría de un futuro meltup (“calentón”) de las bolsas.
En realidad, meltup es un “palabro”, dado que, si no me equivoco, lo que existe es meltdown, qué significa derretirse. De ahí que meltup pueda interpretarse como “calentón”, aunque obviamente es una interpretación muy libre de quien suscribe.
¿Y en que se basan quienes es así opinan? El banco, un poco menos hiperventilado que el gestor y el analista, considera que la clave está en el grado de pesimismo en el que se encuentran los inversores, tanto particulares como institucionales.
Y es un argumento muy sólido, puesto que el pesimismo actual es similar al de 2008 y al que había cuando llegó la pandemia y no se sabía que la Reserva Federal iba a inundar de dinero el sistema para amortiguar el impacto económico del confinamiento. Por puro sentido común, lo de ahora parece un poco exagerado.
La clave está en el grado de pesimismo en el que se encuentran los inversores, tanto particulares como institucionales
Una cosa es que los mercados bajen por temor a que la Reserva Federal suba los tipos de interés -lo cual es totalmente lógico- y otra que los inversores se sientan tan pesimistas como ante una crisis financiera que se podía haber llevado por delante el sistema entero, o un virus mortal que obliga a cerrar la economía mundial.
El temor del mercado es lógico -de hecho, nosotros a finales de marzo recomendamos reducir a la mitad el peso de la renta variable en cartera y a cero el de la renta fija de medio y largo plazo-, pero tampoco hay que pasarse.
Así, el planteamiento del banco en cuestión es que cuando los inversores se den cuenta de lo exagerado de sus miedos y de que baja la inflación y que, por lo tanto, la Reserva Federal baja también su agresividad, pasaremos al famoso efecto FOMO (fear of missing out), que viene a significar “miedo a quedarse fuera”.
La postura más hiperventilada, la del gestor y el analista, viene a decir que no solo va a caer la inflación, sino que, siguiendo el principio físico de la acción y la reacción, lo que pueden llegar a provocar los bancos centrales pasándose de frenada es un efecto desinflacionista muy potente.
En mi opinión no les falta razón, aunque probablemente hay un punto de exageración. Puede que en Europa entremos en una recesión fuerte que nos lleve de nuevo a una inflación muy baja, pero la situación de la economía estadounidense es muy diferente.
Está muy fuerte y eso hace que la inflación sea de allí muy “pegajosa”. Todo lo que son desgracias en Europa son ventajas para Norteamérica. Europa es quien paga la factura de las sanciones a Rusia, mientras que Estados Unidos dispara sus exportaciones de energía, materias primas y armamento. Y encima aumenta el número de empresas que no se quieren instalar en Europa por temor a la inseguridad, incluida la energética, y muchas de ellas se van a Estados Unidos.
Puede que en Europa entremos en una recesión fuerte que nos lleve de nuevo a una inflación muy baja
Los defensores de que la caída de la inflación será muy fuerte y acabará generando una situación de deflación parten de China, donde la economía está cada vez más débil y, por lo tanto, cada vez son más bajos los precios de la producción.
Además, contrariamente a occidente, China tiene energía y materias primas muy baratas y de sobra -lo que no le compramos nosotros a Rusia y por lo tanto tienen que venderle al gigante asiático a precio de saldo-. Y al ser China la gran potencia exportadora del mundo acabará exportando deflación.
Los partidarios de esta teoría consideran que, además, la Reserva Federal se está pasando de frenada. Que está demasiado obsesionada con datos atrasados y no con indicadores adelantados. Y que, cuando se den cuenta, ya será tarde. Se encontrará, por ejemplo, con una caída espectacular de los precios inmobiliarios, que ciertamente ya ha empezado. Finalmente, argumentan, se ha desplomado la masa monetaria, cuyo increíble aumento durante la pandemia fue precisamente uno de los factores inflacionistas.
Eso sí, la versión hiperventilada de la teoría del meltup, que evidentemente resultaría muy buena para las bolsas a corto y medio plazo, tiene una segunda parte muy negativa.
Considera que después de una fuerte subida de las bolsas como consecuencia de la caída de la inflación y del cambio de actitud de la Reserva Federal, se pasaría a un proceso de deflación – que no desinflación o desinflar la inflación en vigor, que es algo positivo-, es decir, una caída sostenida de precios en su peor versión, -a la japonesa o a la europea-, que llevaría a que finalmente se desinflara el precio de todos los activos, sean financieros o inmobiliarios.
Al final y como decía un presidente estadounidense, su trabajo era relativamente sencillo: rodearse de los mejores, escucharles y luego tomar decisiones. En nuestro caso añadiríamos que con independencia de que sean minoría o mayoría, pero sin olvidar que la minoría tiene mejor track récord de aciertos que la mayoría.
***Víctor Alvargonzález es socio fundador de la empresa de asesoramiento financiero independiente Nextep Finance.